Hace casi tres años que formo parte del equipo de redacción de Psyciencia y uno de los primeros artículos que escribí fue precisamente en torno a este tema: las emociones y el intelecto comprendido bajo el prisma de la acepción popular, que involucra el razonamiento lógico y las habilidades de lectoescritura, por ejemplo.
Personalmente, considero que uno de los principales avances de la psicología en las últimas décadas ha sido su interés enfatizado en los efectos a largo plazo de la educación emocional, así como la puesta en marcha de programas centrados en el fortalecimiento de las habilidades para la vida. Es inspirador y muy valioso ver que este interés no solo se mantiene, sino que se acentúa con los años, y que existen cada vez más datos a favor de una educación integral.
Una de las recopilaciones de información más recientes en relación con los beneficios de los programas de educación social y emocional deriva de un estudio realizado por la Universidad de British Columbia, la Universidad de Illinois en Chicago y la Universidad Loyola.
De acuerdo con los resultados publicados en la web Science Daily, los programas enfocados en el aprendizaje de habilidades sociales y emocionales no solo mejoran la salud mental inmediata de los adolescentes, así como sus habilidades para relacionarse con los demás, sino que también genera beneficios que perduran a lo largo de los años.
Así lo explica Eva Oberle, profesora asistente en el programa de Aprendizaje Humano Temprano de la Universidad de Columbia:
“Los programas de aprendizaje socioemocional enseñan las habilidades que los niños necesitan para tener éxito y prosperar en la vida. La enseñanza del aprendizaje socioemocional en las escuelas es una manera de apoyar a los niños en su camino al éxito, y también de promover mejores resultados de salud pública en el futuro. Sin embargo, estas habilidades necesitan ser reforzadas con el tiempo y nos gustaría ver a las escuelas incorporar el aprendizaje socioemocional sistemáticamente en el currículo, en lugar de hacer los programas como un ‘extra-curricular. Especialmente durante los años de la escuela intermedia y la adolescencia temprana, los jóvenes se alejan de sus familias y se dirigen más a grupos de pares influyentes y maestros. Los niños pasan 923 horas en el aula cada año, lo que ocurre en las escuelas es muy influyente en el desarrollo infantil”.
El aprendizaje socioemocional enseña a los niños a reconocer y comprender sus emociones, a sentir empatía, tomar decisiones y construir y mantener relaciones. Muchas investigaciones han demostrado que los programas socioemocionales son altamente eficaces para mejorar el aprendizaje general y reducir la tasa de problemas de conducta entre los jóvenes.
Sabemos que algunos países en Europa mantienen programas de educación emocional permanentes, sin embargo, la situación en el resto del mundo (especialmente en América Latina) sigue siendo deficiente.
En este estudio, los investigadores encontraron que el aprendizaje socio-emocional continuó teniendo efectos positivos en el aula, pero también en etapas siguientes de la vida. Los estudiantes que participaron en programas socioemocionales se graduaron de la universidad a una tasa 11 por ciento más alta que quienes no participaron. Su tasa de graduación de la escuela secundaria fue seis por ciento mayor, el consumo de drogas y los problemas de conducta fueron seis por ciento más bajos para los participantes del programa, las tasas de arresto fueron un 19 por ciento más bajas y los diagnósticos de trastornos de salud mental fueron un 13,5 por ciento más bajos.
También se pudo concluir que todos los niños se beneficiaron del programa cursado sin importar la raza, el contexto socioeconómico o la ubicación geográfica de la escuela, una verdadera muestra de los beneficios universales de la educación integral.
Fuente: Science Daily; Universidad de British Columbia