El líquido más perfecto del universo no se parece en casi nada al agua. Se trata del tremendamente caliente plasma de quarks-gluones, que se comporta más como un líquido que como un gas. Se cree que esta exótica forma de materia estuvo presente durante los primeros microsegundos del Big Bang, y, también de manera natural, podría existir todavía en los centros de estrellas masivas distantes. Por medios artificiales, el plasma de quarks-gluones puede ser generado hoy en día en potentes colisiones de partículas como las desencadenadas en el LHC, del laboratorio europeo Cern.
Ahora, nuevos resultados teóricos obtenidos en la Universidad Tecnológica de Viena muestran que este plasma de quarks-gluones podría ser aún menos viscoso de lo planteado por teorías anteriores.
Los líquidos de viscosidad alta (como la miel) son espesos y tienen una fricción interna fuerte. Los líquidos cuánticos, como el helio superfluido, pueden tener una viscosidad extremadamente baja. En 2004, se llegó a la conclusión de que la teoría cuántica establecía cierto límite inferior para la viscosidad de los fluidos. Incluso el helio superfluido está muy por encima de este límite de la viscosidad más baja.
En 2005, las mediciones mostraron que la viscosidad del plasma de quarks-gluones está apenas por encima de este límite.
Sin embargo, es posible romper este récord de viscosidad baja, según las conclusiones a las que ha llegado ahora el equipo de Dominik Steineder y Anton Rebhan, del Instituto de Física Teórica en la Universidad Tecnológica de Viena.
Estos físicos han hecho nuevos cálculos, en los que se tienen en cuenta parámetros antes pasados por alto, y el resultado indica que, sorprendentemente, la viscosidad puede llegar a ser más baja que el valor que hasta ahora se consideraba el límite absoluto más bajo.
Los experimentos que actualmente se llevan a cabo con quarks y gluones en el Cern darán oportunidades para comprobar la veracidad de las nuevas predicciones teóricas.
Ncyt.-