Luego de las jornadas donde instalaron ollas populares en más de 20 villas y barrios de la ciudad, este jueves, las organizaciones sociales continuaron con las jornadas de lucha por décima semana consecutiva para visibilizar y exigir el reconocimiento de todas las tareas. En ese sentido, buscan hacer visible lo invisible, “nuestro trabajo esencial en la Ciudad”, expresaron a AIM desde Barrios de Pie Capital.
“Si algo puso en evidencia la emergencia sanitaria es que la pandemia del Covid-19 no nos pega a todos de la misma manera. Las necesidades más urgentes para afrontar la pandemia se encuentran en las villas y barrios populares de la ciudad. Allí donde los problemas estructurales de toda la vida quedan al descubierto y la vulneración de los derechos más básicos de los sectores populares es moneda corriente. Allí donde vive el 10 por ciento de la población de la Ciudad, pero donde se encuentran la mitad de los contagios del distrito”, advirtieron a AIM desde la organización.
En ese sentido, “es allí donde se vuelven a disparar los nuevos casos de coronavirus.
Es en las barriadas más humildes de la ciudad más rica del país donde las organizaciones sociales atajamos todos los penales que desata la crisis social y económica”, remarcaron.
Durante años de gestión macrista las desigualdades sociales se profundizaron y “presupuestos millonarios que debían destinarse a la urbanización de nuestros barrios se despilfarraron en negociados como en el caso de la Villa 31-31bis de Retiro. Para colmo, “debemos enfrentar esta pandemia con una reducción del presupuesto para los barrios populares por parte del Gobierno del PRO: de 5700 millones de pesos en 2019, se redujo a un presupuesto de 3280 millones en 2020”, especificaron desde Barrios de Pie.
Es en los barrios populares donde “la emergencia sanitaria y la circulación del virus crece, y es allí donde estamos las promotoras de salud comunitaria de las organizaciones realizando de manera voluntaria y con enorme vocación de solidaridad tareas de concientización, promoción de cuidados, relevamientos y acompañamientos de adultos mayores”, destacaron a este Medio.
“Allí donde el hambre duele en nuestros niños están los comedores y merenderos comunitarios sostenidos principalmente por las compañeras mujeres que hacemos malavares para que la comida alcance para todos y se pasan horas garantizando el alimento. Exigimos refuerzo alimentario acorde a la situación de emergencia que estamos viviendo en nuestros barrios”, expresaron.
“Allí donde la cuarentena y el aislamiento multiplican las situaciones de violencia machista estamos las Promotoras de Género para acompañar a cada compañera y vecina de los barrios que tienen que convivir con su agresor sin recibir una ayuda integral por parte del Estado porteño”, sostuvieron.
“Allí donde los espacios de niños, jardines y bachilleratos populares tienen que permanecer cerrados somos las educadoras y coordinadoras quienes garantizamos el proceso de enseñanza-aprendizaje a fuerza de ingenio y creatividad; produciendo materiales, videos, fotos, mateniendo el vínculo con los pibes, estudiantes y familiares.
Y también es en los barrios populares donde las cuadrillas de recolección de residuos de las cooperativas cumplimos un trabajo esencial de limpieza y desinfección sin tener garantizados todos los elementos de cuidado ni el debido reconocimiento económico”, agregaron.
Por eso, “no es casual que quienes llevamos adelante las de tareas de cuidado y sostenemos diariamente las ollas para nuestras familias seamos mayoritariamente mujeres, somos quienes históricamente hemos sido excluidas del acceso a un trabajo digno, quienes creamos lazos de solidaridad en las barriadas para que nadie nos robe la dignidad, quienes nos acompañamos y organizamos para enfrentar la violencia machista que nos golpea, quienes nos organizamos colectivamente para sobrevivir y exigir lo que históricamente no han negado, nuestro derecho a una vida digna”.
“Somos quienes estamos en la primera línea ante la emergencia sanitaria y dando respuesta a los derechos vulnerados en un modelo de ciudad pensado para pocos que excluye y estigmatiza. Por todo esto, exigimos un Fondo de Emergencia urgente, con fondos públicos aportados por los sectores más ricos, para reconocer el trabajo no pago de miles de compañeras y compañeros, para realizar las obras que nos permitan acceder al agua potable, para re-urbanizar las Villas. Porque si algo sabemos es que el virus no distingue entre ricos y pobres pero la desidia del Estado si”, aseveraron los integrantes de las organizaciones.