El ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, a cargo de Serguei Lavrov, dio a conocer en un comunicado que el envío de tanques argentinos a Ucrania será considerado un acto hostil a Rusia.
El comunicado de la diplomacia rusa hace notar que las relaciones entre los dos países han sido amistosas históricamente y así deberían permanecer.
El presidente argentino, Javier Milei, debería mantener según los rusos las relaciones habituales, que han sido inmunes a las tendencias políticas.
Hace días, el presidente de Ucrania, cuyo mandato constitucional venció el 20 de mayo pasado pero sigue en el cargo, entregó a Milei en Suiza la orden de la libertad, una distinción a los que han trabajado por la soberanía y la independencia de Ucrania.
Cuando Milei asumió la presidencia en diciembre pasado, el por entonces todavía presidente constitucional de Ucrania, Volodomir Zelensky, asistió a los actos en Buenos Aires junto con otros mandatarios.
El embajador ruso en Buenos Aires, Dmitri Feoktistov, expresó la decepción y preocupación de su país por la decisión argentina de asistir militarmente a Ucrania. "El acercamiento entre Buenos Aires y los patronos militares de Ucrania nos causa una profunda decepción", declaró Feoktistov.
Los rusos han hecho notar la creciente implicación argentina con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan). La diplomacia rusa sostuvo no entender cómo el status de socio global de la OTAN, solicitado por nuestro país en abril pasado, puede mejorar la seguridad argentina.
Argentina analiza en estos momentos enviar a Ucrania cinco cazas de combate franceses Super Etendard mediante negociaciones entre la canciller argentina, Diana Mondino, y la diplomacia francesa.
Además de estas conversaciones con Francia, la cancillería argentina mantiene otras similares con Alemania, pero no para enviar aviones sino tanques medianos (TAM) de diseño alemán, encargados en su momento por nuestro país.
Milei ha involucrado a la Argentina en la guerra de Ucrania, suscitando la advertencia rusa, y también en los conflictos que mantiene Israel con sus vecinos árabes.
Ha dejado de lado la neutralidad militar argentina en los conflictos armados, que tuvo un quiebre cuando Perón declaró la guerra al Eje en 1945, con la contienda ya definida.
El compromiso argentino con las guerras actuales no tiene un significado militar efectivo pero puede tener consecuencias políticas adversas.
La política internacional del gobierno que asumió en diciembre pasado parece motivada por inclinaciones ideológicas más que por intereses nacionales concretos, contra lo que sucede con las potencias involucradas directamente.
La posición geográfica argentina, tan distante de los teatros de operaciones, no implica riesgos inmediatos, pero sí podría derivar por ejemplo en acciones de tipo comando o ataques de otra índole si la involucración de nuestro país se confirma con actos concretos.
Argentina permaneció neutral durante la primera guerra mundial y en casi toda la segunda; pero no mantuvo esta posición en la guerra de Corea, que no tiene todavía un acuerdo de paz definitivo.
En ese conflicto el gobierno argentino apoyó diplomáticamente a Estados Unidos. En la crisis de 1962 de los misiles en Cuba, la Argentina envió tres aviones y dos buques a sumarse al bloqueo.
Luego apoyó a Estados Unidos en Vietnam y envió dos buques a Iraq cuando el presidente Bush decidió invadirlo para apoderarse de armas químicas inexistentes.
De la Redacción de AIM