El amor se manifiesta cerebralmente de forma semejante a la dependencia de las drogas, y por lo tanto el fin de un romance genera un estado similar a una crisis de abstinencia, de consecuencias imprevisibles.
El estudio del cerebro de un enamorado abandonado revela que, apenas ve la foto del ser amado, su cerebro activa intensamente las áreas vinculadas al deseo, la dependencia de las drogas y el dolor, según un estudio publicado en el Journal of Neurophysiology.