En un clima generalizado de violencia machista extrema, es decir: más de un femicidio por día, transcurre el “día de los enamorados” del 2021 y mientras escribimos esta nota pensamos en el sostenido índice de asesinatospor motivo de genero que, en nuestro país, no dan tregua y ponen en evidencia las resistentes costuras del patriarcado que impuso y sostiene un orden jerárquico desigual. Por Valentín Ibarra, para AIM.
Hace pocos días una piba de 18 fue asesinada por su ex novio, un policía de la provincia de Buenos Aires con múltiples denuncias que, suma su nombre y número de legajo a una larga lista de agentes y funcionarios de las distintas fuerzas armadas y de seguridad que ejercen violencia intrafamiliar y de género desde el plano simbólico, económico y psicológicohasta los casos extremos como las golpizas, la violación sexual y el femicidio, en suma, todas expresiones de poder vehiculizadas por la misoginia y la homofobia que sabemos, es el otro lado de la misma moneda.
Resaltamos que el femicida de la localidad de Rojas, Matías Martínez, es efectivo policialporque hay allí una marca estructural que va desde el entrenamiento en condiciones humillantes en sus etapas de aspirantes, el descrédito y burla naturalizada de estas instituciones hacia la perspectiva de género (incluso de las propias mujeres de las fuerzas) y, por qué no, la complicidad de un sistema burocrático de pactos y alianzas entre camaradas. No es uno, es toda la institución pese a los esfuerzos por articular políticas públicas transversales con miras a erradicar todo tipo de violencia machista.
Y si un día no vuelvo hagan mierda todo
ÚrsulaBahilo quien recibió al menos 15 puñaladas, es tantas otras mujeres que denuncia tras denuncia sintieron cómo se acercaba un final agónico y evitable que refuerza aquello de que la guerra (del patriarcado) es contra las mujeres parafraseando a Rita Laura Segato (2016): “El género es, en este análisis, la forma o configuración histórica elemental de todo poder en la especie y, por lo tanto, de toda violencia, ya que todo poder es resultado de una expropiación inevitablemente violenta”, en consonancia leemos del “Programa Interministerial de abordaje integral de las víctimas de las violencias extremas por motivos de género” que:“Al abordar este fenómeno complejo, advertimos que nuestro país a lo largo de las últimas décadas, mantiene una alta tasa de comisión de estos hechos. Lo cierto es que la Argentina, al igual que la mayoría de los países de América latina no ha logrado reducir estas elevadas cifras de muertes violentas por motivos de género, a pesar de los esfuerzos y avances en materia legislativa y de políticas públicas” y como fenómeno complejo que es, merece ser analizado desde sus dimensiones social, cultural y política y no exclusivamente desde su aspecto criminal porque si algo quedó claro en este caso (uno más entre tantos, tantísimos) es que la sucesiva cadena de ausencias, incumplimientos y falta de sensibilidad merecen especial atención para que las normas y procedimientos no sean letra muerta, como dice Enrique Stola reconocido Psiquiatra y activista en pos de nuevas masculinidades y agrega: “A lo largo de los años he recomendado a varias mujeres irse a vivir a otros lugares poniendo así distancia con el macho violento porque jamás iban a tener protección, no solo de las instituciones sino tampoco de la población que con la matriz machista que les caracteriza están siempre dispuestos a tratar de loca y mentirosa a las mujeres que denuncian. Esto explica que los violentos circulen tanto tiempo sin sanción social, disculpados por redes de amigos y vecinos, por profesionales, políticos y curas”.
El documento interministerial al que hicimos referencia precedentemente enumera una serie de condiciones angulares que propician el numero sostenido de casos similares: i) los estereotipos culturales de géneros en los que se basan las relaciones personales, sociales y de poder en nuestra sociedad y que impactan en clave de subalternidad en la vida de las mujeres y las personas LGBTI+; ii) la desigualdad estructural de las mujeres y personas LGTBI+ en todos los ámbitos de sus vidas y que impacta en su autonomía económica, física y política; iii) las dificultades y obstáculos para acceder a los servicios vinculados a la seguridad; iv) las dificultades y obstáculos para acceder a la garantía de acceso a la justicia –incluyendo el cumplimiento de las decisiones judiciales en el marco de actuaciones por violencias por motivos de género-; v) factores familiares e interpersonales; entre otros.
Nosotros, desde este espacio, decidimos adherir y hacer propio el reclamo de las compañeras feministas: “ni flores ni bombones” sino mas bien dejen de golpear, violar, matar y para eso, el primer paso es cortar la cadena de chistes y romper con la complicidad de la manada.
Si sufrís violencia de género llama al 144, línea segura y gratuita.
Podes ver también: https://www.argentina.gob.ar/generos