El Día Internacional del Arroz “es muy caro para los productores, quienes hoy siguen luchando en un contexto adverso”, indicó a AIM el consejero de la Federación Entrerriana de Cooperativas (Fedeco) y de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria Limitada (Coninagro), representante de la Cooperativa Arrocera de San Salvador (Cass), Enrique Funes, quien advirtió a AIM que los pequeños productores “van a desaparecer o están desapareciendo, porque el esquema internacional va cambiando”.
Cada 31 de octubre se celebra el Día Mundial del Arroz, una efeméride “dedicada a destacar las bondades y beneficios del cereal más importante en la dieta alimenticia y se rinde un merecido homenaje a los productores por su labor, esfuerzo y dedicación en el cultivo de este alimento que, a pesar de las adversidades, sigue adelante con esa noble tarea de hacer arroz, de tener una arrocera, de cuidar una arrocera, que parece que fuese un legado histórico”, indicó a esta Agencia Funes.
El arroz hoy, en realidad, es una inversión muy grande para una ganancia muy chica, a lo que hay que sumarle el escenario internacional y los avatares e incertidumbre políticas del país, por lo que no sabemos dónde estamos parados y eso hace que la explotación sea de difícil manejo y van quedando por el camino muchos productores
Enrique Funes, consejero de Fedeco.
Para la producción hay dos elementos fundamentales: “Uno es el precio del arroz, tanto a nivel nacional como internacional (que está relacionado con el insumo de mayor consumo). Y, por otro lado, cualquier persona para entrar en este rubro, tiene que saber cuántos kilos de arroz tiene que poner para comprar un litro de gasoil y esa ecuación hace que el negocio sirva o no sirva”.
En ese marco, la globalización, el desarraigo y la inestabilidad generada por políticas de Estado desacertadas “hace que muchas economías regionales estén en peligro y esto no solamente le cabe a los productores arroceros, ya que pasa lo mismo con la caña de azúcar, con la yerba mate, los vinos, la manzana o los cítricos, producciones que van sufriendo los avatares del cambio que está ocurriendo que, también, es un cambio generacional, porque los hijos ya no se dedican”.
Además, advirtió que “aunque fuesen explotaciones que puedan ser fiables, las nuevas generaciones no quieren quedarse en el campo”, por lo que se precisan política de arraigo rural para evitar el éxodo del campo a las ciudades.
Más allá de las adversidades, destacó la voluntad de los arroceros que no abandonan la actividad: “Felicito al productor por la fuerza que le pone a todo y el entusiasmo. Un ser humano, un grupo familiar que nace dentro del seno arrocero se dedica a eso, porque en realidad lleva el total de tiempo. El arrocero no quiere dejar la actividad, lo discutí varias veces en una mesa de Consejo de la cooperativa. Planteé ‘si esto no cambia, ¿por qué no cambiamos?’ y la respuesta es clara: ‘No puedo dejar en banda cinco o diez personas, un equipo, una maquinaria que es de alto costo para salir y entrar en otro negocio’. No es sencillo entrar y salir. Los que salen ya no vuelven a entrar. Así que a todos ellos les dedicaría un gran abrazo, un gran saludo y acompañarlos a todos desde nuestro pequeño lugar haciendo votos para que en realidad puedan seguir de pie”.
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