El programa de mejoramiento genético de Santa Rosa “es la gran fortaleza de la cooperativa ya que es uno de los más antiguos e importantes de Argentina”, afirmó a AIM la responsable del Departamento Comercial y de Desarrollo del criadero, Romina Davico, quien destacó: “Toda la genética del Criadero es propia y ha sido desarrollada íntegramente en nuestro país”.
Si bien sus socios se encuentran en la principal zona agrícola del país, la cooperativa es capaz de obtener variedades de todos los grupos de madurez de su propio germoplasma, que abastece a su propia marca, pero también tiene líneas elite disponibles para licenciar a semilleros o compañías que quieran incursionar en el mercado de autógamas.
Al respecto, detalló que con los años que tiene en el mercado, Santa Rosa fue ampliando su estructura y desplegó un porfolio de productos completo: “Trabajamos con grupos de madurez (del dos al ocho) y en varias plataformas (de soja convencional, RR1, RR2 Pro –intacta), a la vanguardia de las últimas plataformas tecnológicas, incluso con las nuevas técnicas de mejoramiento como la edición genómica”.
La genética desarrollada por la cooperativa se considera de punta en los mercados donde está presente, lo que la impulsa a desarrollar nuevas estrategias para mantener la evolución, innovación y crecimiento.
La proyección de futuro de Santa Rosa “es muy grande, no sólo en Argentina sino, también, en los países donde hizo pié (Brasil, Uruguay, Paraguay, Sudáfrica) y a mediano y largo plazo está la vista puesta en seguir avanzando más en países de Sur América (como Bolivia) y en Estados Unidos”, contó a esta Agencia.
El despliegue de Santa Rosa en la actualidad es producto de un proceso que comenzó hace años: “Se creó allá por 1983 con la disolución de la Federación Argentina de Cooperativas Agrarias (Faca), fruto de la unión de productores que tenían como objetivo principal contar con germoplasma y tecnologías sin restricciones. En el transcurso de los años fue mutando, en 1992 se conforma como Agrupación de Colaboración. Y recién en 2005 se conforma la Cooperativa de Provisión de Servicios Agrícolas Criadero Santa Rosa Ltda, que actualmente se encuentra integrada por 19 socios (cooperativas y empresas privadas) y la proyección a futuro es muy amplia”.
La tecnología desarrollada, así como las investigaciones actualmente en curso, “son un ejemplo de las posibilidades y del potencial de la cooperación público-privada dirigida a la concreción de proyectos con objetivos claros y sostenidos en el tiempo”, destacó Davico.
Actualmente, el apoyo de los asociados es fundamental: “Es muy importante el acompañamiento que recibimos en los proyectos internos y el respaldo de Coopar a través de las autoridades que forman parte del Directorio de Santa Rosa (Felipe Berruhet, Gustavo Bearzi y Gonzalo Salgado).”
Ley de semillas y mercado interno
En Argentina, “el mercado de autógamas es difícil, sobre todo porque no hay una Ley de semillas que avale a obtentores y semilleros multiplicadores, porque se lucha en contra de lo que es la semilla ilegal, la famosa bolsa blanca, que es cerca de un 75 u 80 por ciento”, apuntó.
Cabe recordar que la Cámara Argentina de Semilleros Multiplicadores (Casem) puntualizó que el mercado de semillas se irá formalizando “en la medida que desde el Estado, se adopten políticas que permitan incrementar la producción y venta de semilla fiscalizada. De lograrse esto, se daría más trabajo a los semilleros multiplicadores y por ende también se generaría una mayor recaudación de impuestos (tanto comunales, provinciales como nacionales)”.
“Otra medida que favorecería la formalización del mercado de semillas, y que a su vez aseguraría al usuario la calidad e identidad varietal de las bolsas que adquiera, se lograría permitiendo a los semilleros multiplicadores 'tener la novedad' sobre las nuevas variedades que se ofrecerán al mercado antes que los usuarios, y que se autorice no sólo la primera multiplicación de cualesquiera de las variedades inscriptas, sino que dicha multiplicación sea 'libre', hasta donde lo permite la Ley. Esto evitaría el 'comercio ilegal entre productores'”, detalla el documento de Casem.
Respecto del uso propio, desde Casem sostienen que el derecho “debe ser gratuito únicamente para los pequeños productores, dejando en claro que ese derecho no debe desaparecer, sino que debe limitarse. Casem tiene muy en claro que hoy no se puede continuar con el actual esquema de uso propio gratuito- pero irrestricto que plantea la actual Ley de Semillas-, ya que el mismo, tal cual está contemplado en dicha norma, perjudica todo el circuito de la producción de semillas y a sus actores, porque no hay desarrollo, el usuario no adquiere semilla de calidad y los multiplicadores deben competir en clara desventaja con quienes venden semillas a los productores sin cumplir con ningún registro ni abonar canon alguno”.