La coca es parte de la identidad y cultura de varios países sudamericanos más allá de sus valores medicinales y nutritivos.
El cultivo de la coca durante miles de años y sus innumerables beneficios, la convierten en un símbolo de países como Perú y Bolivia, donde el acullico (mascado) de la hoja es una tradición preservada durante generaciones.
Más que un hábito, el también conocido como boleo o pijcheo es una práctica ancestral mediante la cual se logra recuperar fuerzas, proteger la salud y lidiar con el Mal Agudo de Montaña.
Asimismo, su realización en conjunto es expresión de amistad y confianza, al tiempo que permite la confraternización entre personas y comunidades. En Bolivia, cada 12 de marzo se celebra el Día Nacional del Acullico con ferias, marchas y otras actividades en los nueve departamentos del país, a las que acuden autoridades, organizaciones sociales, productores y el pueblo en general.
En Bolivia, la Constitución establece "la protección de la coca originaria y ancestral como patrimonio cultural, recurso natural renovable de la biodiversidad y como factor de cohesión social".
Además, precisa que en su estado natural no es un estupefaciente y dispone la regulación mediante leyes de su producción, comercialización e industrialización.
Despenalización
La despenalización del pijcheo por la Convención Única de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre Estupefacientes en 2013, fue uno de los principales logros del gobierno del presidente Evo Morales, quien defendió ante la comunidad internacional el reconocimiento y respeto de esa costumbre milenaria.
En 1961, dicha práctica había sido vetada por ese organismo, lo cual conllevó a la retirada de Bolivia de la Convención.
En diciembre de 2011, Morales solicitó la readmisión de su país, pero con la condición de que se legalizara el acullico, lo cual fue aprobado el 10 de enero de 2013.
Sólo 15 de 183 naciones miembros se opusieron a la propuesta boliviana, entre ellos Estados Unidos, Reino Unido y Canadá.
Gracias a la unidad de todos los bolivianos defendimos nuestra dignidad, nuestra identidad, nuestra cultura y triunfamos, señaló el jefe de Estado en aquel entonces.
Un año antes, el 12 de marzo de 2012, el primer presidente indígena había intervenido en el 55 período de sesiones de la Convención, en Viena, para exigir que se reparara el "daño histórico" causado con la penalización del pijcheo. Con una muestra de coca en la mano, Morales pidió a las instituciones y países reunidos en la capital austriaca reconocer los beneficios y el valor cultural de la planta e instó a dejar de considerarla un veneno. Por otra parte, reiteró el compromiso de su nación con la lucha contra el narcotráfico.
Beneficios de la coca
La hoja de coca es conocida por su valor nutritivo y medicinal, pues contiene vitaminas A, E, B1, B2, B3 y C, proteínas, calcio, fósforo, hierro, sodio y potasio, entre otros elementos.
Su consumo, ya sea en infusiones o mediante el masticado, ayuda a combatir los síntomas del Mal Agudo de Montaña como náuseas, malestar estomacal y vómitos.
Además, tiene un efecto estimulante que contribuye a aumentar la energía y la concentración, por lo que es muy usada por campesinos y productores.
También posee propiedades antioxidantes, puede reducir el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y alivia el cansancio y el estrés.
Es recomendada por los especialistas para tratar la obesidad y la bulimia, pues controla el apetito sin desnutrir y ayuda a adelgazar.
Asimismo, es empleada como analgésico, diurético y estimulador respiratorio.
Según estudios de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, esta hoja posee 46 por ciento de carbohidratos, 18 de proteínas, 14 de fibras vegetales y sólo un uno por ciento de cocaína.
Para Prudencio Ticona, propietario de Laboratorios Ingacoca, la planta tiene importantes propiedades curativas y su uso se extiende a áreas tan diversas como la farmacéutica y la producción de cosméticos.
En declaraciones a Prensa Latina, reconoció los esfuerzos del gobierno boliviano para difundir sus beneficios y evitar el uso indebido.
Por su parte, Rocío Antonia Gutiérrez, residente en la ciudad de La Paz, señaló la necesidad de respetar y promover el acullico para no perder los valores de las culturas originarias.