Tanto en el sector público como privado de Entre Ríos, el hospital San Martín de Paraná es el único que cuenta con el equipo y material necesario para realizar procedimientos de trombectomía mecánica en pacientes con ACV isquémico.
El hospital San Martín de Paraná cuenta con una unidad para stroke (Accidente Cerebrovascular isquémico), a partir del cual se dispone de todo el equipo y material para realizar el procedimiento de trombectomía mecánica cuando sea necesario. Esta cirugía consiste en extirpar un coágulo de sangre cuando obstruye una arteria y así revertir el cuadro de ACV.
De esta manera, se trata del único efector en la provincia tanto en el sector público como privado que dispone de este sistema.
Al referirse al tema, el neurocirujano neurointervencionista Raúl Maehara explicó que existen dos grandes tipos de ACV: hemorrágico e isquémico. En el primer caso se rompe una arteria y genera una hemorragia, mientras que el segundo es el más frecuente, ya que se da en el 80 por ciento de los casos, y ocurre cuando se tapa una arteria, lo que impide la circulación de sangre y provoca un infarto en el cerebro.
Para destapar la arteria existen dos formas: la más sencilla es a través de una trombólisis, que consiste en inyectar un medicamento por una vena de un brazo para destruir el coágulo. Este procedimiento es realizado en el hospital por neurólogos clínicos y, si bien tiene la ventaja de ser sencillo técnicamente, hay una ventana de tiempo en el cual es efectivo, por lo que debe concretarse dentro de las cuatro horas y media desde que se tapó la arteria. De lo contrario pierde efectividad, pasando a tener muchos más riesgos de complicaciones.
A continuación, Maehara expresó que pasado ese lapso de tiempo es cuando se debe realizar una cirugía endovascular. “Para esto, la ventana que hay para el tratamiento es más amplia. Si bien la mayoría de las veces hay que hacerlo dentro de las seis horas, porque cada minuto que pasa mueren millones de neuronas en el cerebro y cuanto antes se trate mejor será la recuperación del paciente, se ha constatado que, en casos específicos, 16 e incluso 24 horas más tarde se puede realizar la reapertura de la arteria sin riesgos de importancia” manifestó el profesional y encargado de llevar a cabo estas intervenciones.
Este tratamiento consiste en ir por detrás de la arteria femoral y avanzar por dentro de las arterias hasta el nivel del cuello con un catéter guía. A través de éste se continúa con otro catéter intermedio que va hasta adentro de la cabeza, y por medio del cual sigue un microcatéter hasta donde está la arteria tapada.
Mediante el microcatéter se procede con un dispositivo llamado stent retriever, que entra cerrado al trombo, se abre adentro, lo captura y se saca fuera del cuerpo del paciente el microcatéter junto con el stent retriever, arrastrando el coágulo. De esta manera, queda destapada la arteria.
Para poder concretar estos procedimientos de trombectomía del ACV isquémico cuando sea necesario, el hospital San Martín cuenta con este banco de materiales a disposición hace aproximadamente dos meses. Maehara, en tanto, es el único neurointervencionista de Entre Ríos y se desempeña en el servicio de Hemodinamia del nosocomio de referencia provincial.
Trabajo en equipo
Al referirse al trabajo que realizan los distintos servicios del hospital cuando hay un paciente con ACV, Maehara explicó que intervienen Emergencia, Guardia y Neurología. En tal sentido, explicó: “Cuando una ambulancia va a buscar a una persona con un posible ACV informa a la Guardia, desde donde se les avisa a los neurólogos para que se acerquen al hospital. El objetivo es poder hacer todo lo más rápido posible.
Entonces, ellos están listos para ver si pueden realizar la trombólisis. En el caso de que llegue fuera de tiempo o tenga alguna contraindicación, me llaman a mí para ver de llevar adelante la trombectomía”.
Recomendaciones
Como información para la población, el neurointervencionista señaló que es muy importante consultar en un efector de salud ante la menor sospecha. En esta línea, manifestó que las formas más comunes de detectar un ACV en pacientes que no conocen de medicina son pérdida de fuerza en brazos o piernas o dificultad en el habla. Además, agregó que “si se le tuerce la cara, no entiende cuando le hablan, o se pone la visión negra en un ojo, se debe ir inmediatamente a una guardia”.
Asimismo, aseguró que si bien es más frecuente en adultos mayores, puede darse a cualquier edad. Con respecto a la prevención, Maehara indicó que existen factores que se pueden modificar. “El cigarrillo y el alcohol, aumentan el riesgo de stroke. Hay que controlar presión arterial, colesterol y triglicéridos; mantener un peso saludable, controlarse con un cardiólogo, ya que el corazón puede generar trombos que migran hacia el cerebro y tapar una arteria, y también se recomienda hacer ejercicio 30 minutos por día, como mínimo tres veces por semana”.
Por último, el profesional señaló: “En Argentina se produce un ACV cada cuatro minutos. Genera 18.000 muertes por año y es la primera causa de discapacidad y la segunda causa de muerte en nuestro país. Pero también se trata de una patología que se puede tratar, por eso lo más importante de todo es que el paciente llegue a tiempo” cerró.