Los comerciantes Welser y Fugger, de Augsburg, Alemania, dominaron la economía europea del siglo XVI, el inicial de la invasión de América, cuando la casa Rothschild de Frankfurt no había nacido ni despuntaban todavía los banqueros genoveses que apunta Quevedo en la epístola satírica y censoria.
Los Welser y los Fuger eran banqueros-comerciantes, diferentes de los financistas actuales, más especializados. Aceptaban pagos en forma de minas, recursos naturales, territorios o botines de guerra.
Carlos V de Alemania y Primero de España, subió el trono gracias a sobornos pagados por ellos. Retribuyó a los Fugger con el oro y la plata de América, la Abya Yala de los pueblos originarios; pero los Welser, ante la demora del emperador en pagar su deuda, exigieron algún pacto o aventura comercial.
Carlos les entregó una parte de América para que la explotasen a gusto sin pagar ningún impuesto, haciendo una excepción inaudita al monopolio comercial que España había establecido en sus dominios.
Comienza el gobierno de los banqueros
A los banqueros alemanes, con quienes la deuda era grande, les permitió nombrar gobernadores propios, usar a los nativos como mano de obra esclava, y les permitió importar esclavos de África.
Los Welser aceptaron porque entrevieron que las “nuevas” tierras de Colón eran una fuente inagotable de recursos. Les habían concedido la provincia de Venezuela, la “Klein Venedig" o Pequeña Venecia en Alemán. El primer gobernador en Venezuela de los Welser fue Ambrosio Ehinger, que de inmediato se aplicó a encontrar El Dorado. Desde La Española, los Welser desembarcaron en Venezuela con 4.000 esclavos africanos y cerca 400 alemanes
En 1529, Ehinger fundó la villa de Maracaibo. Como no encontró oro en la cantidad que esperaba, se lanzó a buscarlo por la Sierra de Perijá hasta el río Magdalena, en Colombia. No encontró oro, pero sí un flechazo en la garganta que lo mató, en tierra de los chitareros, hoy extinguidos.
Otro conquistador alemán, Nicolás Federmann, trasladó la colonia a la península de la Guajira, con el nombre de «Nuestra Señora Santa María de los Remedios del Cabo de la Vela». Federmann recorrió la región de Barquisimeto, Portuguesa, Yaracuy y el oriente de Falcón en busca de perlas en las islas vecinas. Siguieron los gobernadores-banqueros Georg von Speyer y Philipp von Hutten.
Von Hutten volvía de una excursión en compañía de Bartolomé Welser, heredero de la banca familiar, cuando se enfrentó con Juan de Carvajal, furioso porque los gobernantes habían arruinado a sus soldados con una administración ruinosa. Una versión dice que Carvajal encargó a un africano cortarles las cabezas con un machete. Como al arma tenía el filo embotado “con prolongado martirio acabaron con la vida aquellos desdichados, más a las repeticiones del golpe que al corte de la cuchilla”, narra la crónica.
Católicos y luteranos
Parece que un error lejano, del que seguramente no tenían noticia, apuró el tránsito al otro mundo de los gobernantes alemanes de Venezuela: en Augsburg, los Welser estaban respaldando a los luteranos enfrentados a los católicos
Jakob Fugger “El Rico” nacido en 1459 en Augsburgo y muerto en 1525 fue el banquero y comerciante más rico y conocido de Europa en su tiempo, canónigo en el monasterio franciscano de Herrieden para burla de Francisco de Asís.
Entre sus clientes bancarios estaban la alta nobleza, las casas reales europeas y la Iglesia católica. Subvencionó guerras y elecciones de reyes, asegurando así a sus negocios un rápido crecimiento y ejerciendo mediante la financiación un influjo político considerable. Su fortuna, para los estándares actuales alcanzaría una cuantía apenas imaginable.
Del archiduque Segismundo, príncipe austríaco frívolo y siempre endeudado, obtuvo el monopolio de las minas de plata del Tirol, la principal fuente del metal en Europa antes de la explotación de América. Se convirtió en el prestamista obligado del Kaiser Maximiliano de Austria y consiguió de él todas las minas del imperio y el monopolio sobre el comercio de cobre y de hierro.
Fue mediador en la venta de indulgencias, gracias a los apuros económicos del papa León X -empeñado en la construcción de San Pedro en Roma- que le permitió quedarse con la mitad de la recaudación. No por nada “usura” se dice “Fuggerei” en alemán. Esa conducta del gran usurero tuvo relación con el estallido de la reforma luterana.
Cuando Vasco de Gama exploró una vía a la India y trajo a Europa algunos esclavos, Fugger vio el negocio de las especias y luego también el de la esclavitud. Su dinero estuvo detrás del negocio de la triangulación de esclavos entre América, Europa y Asia.
Jakob Fugger consiguió 1503 un permiso de la Casa de Indias para abrir un puesto comercial en Lisboa para comerciar con especias y otros bienes como perlas y gemas, pero también esclavos africanos.
Financió la elección de Carlos V de Alemania como emperador del Sacro Imperio. Con ese fin los banqueros transfirieron 852.000 florines en concepto de sobornos, a los príncipes electores. El candidato contrario, el rey Francisco I de Francia, no pudo llegar sino a 300.000 florines. Los Fugger 544.000 florines, y el resto los Welser y la banca italiana. Carlos era desde el inicio un deudor de los Fugger, que tenían en sus manos todo el poder que les interesaba.
Carlos les entregó las minas españolas de cobre, sal y oro. Porque Jakob le recordó con firmeza su ayuda en la elección:
“Es bien sabido, y puedo hacerlo patente, que V. M. I. no hubiera obtenido sin mi ayuda la Corona del Imperio, lo que puedo probar por medio de los manuscritos de los comisarios de V. M. I., y que no he hecho esto en ventaja mía lo demuestra que de favorecer a Francia en perjuicio de la Casa de Austria, hubiera adquirido grandes bienes y riquezas que se me habían ofrecido. Los perjuicios que habrían resultado de ello para la Casa de Austria quedan bien patentes para la alta inteligencia de V. M. I.
Fugger filántropo
Como en su tiempo casi nadie tenía dinero, que él casi no podía contar, Fugger entrevió que el sistema necesitaba mostrar una cara amable, contrapuesta a sus negocios duros, secos y sin ilusión. Creó en Augsburgo la llamada “Fuggerei”, una zona residencial con viviendas sociales para los pobres. Sin embargo, nada pudo evitar que justamente esa denominación sea hoy la de "usura" en alemán
La acumulación desorbitada de riqueza de los banqueros Fugger y Welser no nació del espíritu de empresa ni de la habilidad para los negocios, que no le faltaban. El verdadero respaldo, el mismo de los estados europeos de su tiempo devenidos imperios, fue el genocidio y saqueo de América y la trata de esclavos.
En los siglos XVI y XVII millones de personas nacidas en América y África fueron masacradas por los “civilizadores” mientras tomaba forma la "cultura europea" con sus científicos y filósofos, filántropos y propagandistas, vasallos y genuflexos.
De la Redacción de AIM.