El 28 de junio de 1844 fueron fusilados en Matanzas, Cuba, esclavos negros acusados de protagonizar una sublevación contra los gobernantes españoles de la isla.
Los fusilamientos siguieron a la conspiración de La Escalera, como se conoce a una conspiración de esclavos azuzada por la oligarquía negrera con el fin de neutralizar a los criollos blancos abolicionistas, liquidar la influencia económica y social que comenzaban a alcanzar negros y mestizos libres y escarmentar a los esclavos.
El nombre de conspiración se debió a las escaleras donde los esclavos eran atados para ser azotados hasta arrancarles la confesión o la vida. Entre las más conspicuas víctimas de este baño de sangre figuraron el poeta matancero Gabriel de la Concepción Valdés, (Plácido); el dentista Andrés José Dodge; Santiago Pimienta, propietario; José M. Román, músico; el pintor y teniente de milicias Jorge López, todos mestizos y, salvo el poeta, de reconocida solvencia económica.
La milicia de color fue desarmada, todo hombre de color libre nacido extranjero recibió 15 días para abandonar el país; la sección de la Comisión Militar Ejecutiva y Permanente de Matanzas encausó a 3076 personas, el 97 por ciento de las cuales eran libres o esclavos de color, pero solo el 10% de ellas pertenecían a las plantaciones. Las bestiales torturas elevaron a más de 300 la cifra de negros y mulatos muertos durante la sustentación de los procesos.
Condenas
Fueron ejecutados 78 reos, 400 desterrados y unos 600 condenados a largas penas de prisión, entre ellos, 20 blancos, a pesar de lo cual jamás fue encontrado un plan, una proclama, una lista de complotados, un manifiesto o una bandera que probara la existencia de la conspiración.