El último miércoles del mes de abril es el Día mundial contra el ruido, fecha en la que se apunta a que el tema reciba la atención que merece. No en vano, el propósito de la celebración es crear conciencia sobre los terribles efectos que ocasiona a la salud de las personas y del medio ambiente, registró AIM.[{adj:3960 alignright}]
Desde 1996 se conmemora esta fecha para intentar sensibilizar a ciudadanos e instituciones acerca de la contaminación auditiva, sufrida con mayor intensidad en las grandes ciudades. De acuerdo con estudios médicos, exponerse a altos niveles de ruido puede provocar serios problemas de salud, como alteraciones cardíacas, insomnio o pérdida auditiva.
Atraer el silencio
Combatir la polución sónica es posible mediante el cambio de costumbres como no molestar a los vecinos con ruidos, no tocar el claxon sin venir a cuento, conducir de forma más eficiente, usar transportes públicos o coger la bicicleta, sin ir más lejos. Pero, además de la colaboración ciudadana, es decir, del civismo bien entendido, han de aplicarse políticas que promocionen estilos de vida afines, que propicien una existencia más silenciosa y respetuosa en entornos de todo tipo, incluyendo los urbanos, rurales y las áreas naturales.
Más sobre la fecha
Desde el año 2001- cada último miércoles del mes de abril- se celebra el Día Mundial de la Vida Sin Ruido, celebración que fue motivada por la Liga para el Deficiente Auditivo en Nueva York.
Es oportuno recordar que no sólo los ruidos estridentes o estrepitosos son dañinos y perjudiciales, un nivel sonoro continuo como el que experimentamos a diario en el recorrido por la ciudad resulta igual de peligroso. A pesar de esto y de que existe amplia información al respecto, el tema sigue siendo ignorando. La razón de tal indiferencia, se puede hallar en que -a diferencia de un incendio, la proliferación de la tala ilegal, el derrame de reservas de petróleo o la actual catástrofe nuclear que afecta al Japón-; los efectos son paulatinos y no inmediatos.
Sin embargo, es grato apreciar que en el calendario ambiental, ya se instauró esta fecha como un llamado a la reflexión, lo que nos compromete a impulsar y respaldar esta iniciativa de concienciación sobre los efectos nocivos del ruido en la salud, la convivencia y el medio ambiente, por lo que, la celebración del Día Internacional sin Ruido, tiene el claro propósito de promover a nivel internacional el cuidado del ambiente acústico, la conservación de la audición y la concientización sobre las molestias y daños que generan los ruidos.
Actualmente, el impacto del ruido en la audición, la salud y la calidad de vida está totalmente aceptado y demostrado por un gran número de estudios científicos y médicos. Está considerado como un agente contaminante del mundo moderno, el agente “invisible”, y hoy en día los individuos y las comunidades no aceptan que el ruido sea un producto “natural” del desarrollo tecnológico, en consecuencia, se debe de regular y controlar.
El ruido, como otros agentes contaminantes, produce efectos negativos en el ser humano, tanto fisiológicos como psicosomáticos, y constituye un grave problema medioambiental y social.
La lucha contra el ruido precisa, por tanto, de la concienciación y colaboración ciudadanas, así como de una implicación decidida y eficaz de las administraciones competentes, con una legislación y normativas adecuadas.
En el marco de esta celebración se pueden ofrecer algunas otras recomendaciones:
Prestar atención a los ruidos que producimos; bajar el volumen de la radio, la televisión, Ipod, entre otros; apagar el televisor durante el almuerzo y la cena; escribirles a las autoridades pidiéndoles que tomen medidas para que haya menos ruido en su localidad; no tocar la bocina si no es indispensable para prevenir un accidente; pedirles a los responsables de los lugares públicos que bajen el volumen de la música; evitar los deportes ruidosos, reemplazándolos por actividades tranquilas, como visitas a museos y bibliotecas.
Como se aprecia, realizar este tipo de actividades en un día así- y multiplicarlo poco a poco hasta convertirlo en una sana manía, nos permitirá oír esa verdadera melodía que representa el seguir viviendo.
La importancia del silencio, los problemas del ruido
El silencio llegó a ser tan importante y apreciado en algunas culturas antiguas, que por ejemplo, en Roma, en el siglo I, se prohibía la circulación de caballos y carretas por la ciudad y la pena para quien alteraba el orden y el silencio era la cárcel o incluso la muerte.
Pero la humanidad empezó a crecer de tal manera que empezó a construir ciudades, fabricas, industrias y comercios y con la revolución industrial, no sólo el humo fue el símbolo de progreso, sino también el ruido.
Así, el ser humano que siempre está buscando cómo mejorar y facilitar su vida, ha sobrecargado no solamente las grandes ciudades, sino su vida personal de una serie de aparatos, instrumentos, maquinaria y equipos, que si bien logran su objetivo, también ocasionan un grave daño al ambiente y a la salud, provocando uno de los elementos más contaminantes y dañinos de la era moderna: el ruido.
El ruido es un conjunto de sonidos carentes de cualidades “musicales” o de significados que lo hagan agradable, en otras palabras es un sonido indeseable, irritante y molesto y la molestia varía dependiendo de su intensidad y de su origen y de la capacidad de cada persona para tolerarlo.
El ruido es parte de la contaminación ambiental y afecta seriamente la capacidad auditiva de quienes están en contacto frecuente con él, al mismo tiempo que ejerce una influencia negativa en la salud física y mental de todas las personas, propiciando diversos trastornos al organismo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que el 76 por ciento de la población que vive en los grandes centros urbanos, sufre de un impacto acústico muy superior al recomendable y esto se refleja en su calidad de vida y se manifiesta a través de: estrés, irritabilidad, hipertensión, dolores de cabeza, taquicardias, fatiga, sordera, aceleración respiratoria y cardiaca y problemas cardiovasculares, problemas del sueño y molestias digestivas así como la disminución de la capacidad y del apetito sexual, al tiempo que ha contribuido en el alarmante incremento del número de accidentes.
Uno de los problemas más inquietantes hoy en día es que muchos jóvenes de hoy sufrirán trastornos auditivos en el futuro por el uso excesivo de reproductores de CD y radios con auriculares, el volumen que le ponen a la música en su casa y/o en su coche, lo que también aumenta el riesgo de accidentes y por el enorme volumen de la música en los “antros” y fiestas particulares. Está comprobado que el oído tarda alrededor de 36 horas en recuperar su sensibilidad auditiva normal, después de estar sometido una noche a la música estridente de un antro o discoteca.
¿Qué podemos hacer?
Evitar que los ruidos que se generan en nuestros domicilios o emprendimientos no pasen a los vecinos.
Tener las aislaciones acústicas necesarias para que la actividad que nos propongamos no afecte a terceros.
Ser consientes en el uso sólo necesario de bocinas, tanto en intensidad como en duración.
Evitar situaciones ruidosas que por molestias a otros nos puedan causar un problema posterior.
En empresas, contar con elementos de aislación acústica personal o crear espacios de trabajo aislado de ruidos molestos con barreras acústicas aislantes.
El uso descontrolado de pirotecnia, afecta a muchos seres vivos, en especial a mascotas, y la experiencia deja claro que bajo determinadas situaciones a muy pocos les interesa las afecciones a personas y animales.
Por ruido se puede perder el sueño, despertar a destiempo evitando el descanso adecuado y en consecuencia que afecte nuestra conducta de actividades diarias, la posible irritación, agresividad, más la pérdida de memoria y de concentración, entre otros efectos.
Pongámonos en el lugar del otro (del afectado) y demostremos que se puede vivir en armonía con nuestros semejantes y con la naturaleza como seres socialmente instruidos…