Ingresó en la Cámara de Diputados un proyecto de Ley que busca crear un Programa Provincial de Agricultura Urbana, “para promover, difundir y sostener las prácticas de agricultura urbana en la provincia, como un sistema de producción y consumo económicamente viable, ambientalmente sostenible y socialmente justo, que permita conectar a los habitantes urbanos con la naturaleza y el origen de sus alimentos, mediante una serie de acciones que abarcan las esferas productiva, económica, alimentaria, social y cultural”, confirmó AIM.
La iniciativa presentada por el diputado José Antonio Artusi, ingresará al hemiciclo en la próxima sesión y será girada a comisión para su tratamiento.
El proyecto considera a la agricultura urbana “como una estrategia complementaria a la agricultura rural, a través de diferentes modelos urbanos productivos que contribuyen al desarrollo local y al mejoramiento de la seguridad alimentaria y nutricional, la calidad de vida y salud de la población”.
“Son numerosas las experiencias y los estudios en nuestro país y en el extranjero que avalan la importancia y el potencial de la agricultura urbana, y la necesidad imperiosa de considerarla una actividad que necesita ser adecuadamente regulada y fomentada, a los efectos de que constituya una eficaz herramienta de promoción del desarrollo sostenible y de mejora de la calidad de vida de la población”, dijo el arquitecto, quien, en ese marco, pretende crear por Ley un programa permanente de promoción de la agricultura urbana, “con la finalidad de promoverla como un sistema de producción y consumo económicamente viable, ambientalmente sostenible y socialmente justo”.
Según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), el rápido crecimiento de las ciudades en los países en desarrollo somete a grandes exigencias a los sistemas de suministro de alimentos, por lo que la agricultura urbana es una buena alternativa, ya que “proporciona alimentos frescos, genera empleo, recicla residuos urbanos, crea cinturones verdes, y fortalece la resiliencia de las ciudades frente al cambio climático”. A su vez, “puede hacer una importante contribución a la seguridad alimentaria de las familias… La producción es consumida por los productores, o se vende en mercados urbanos...”, se enuncia en los argumentos del texto al que accedió esta Agencia.
Tal como se señala en un trabajo académico de Miriam-Hermi Zaar publicado por la Universidad de Barcelona, “las prácticas agrícolas urbanas no son recientes y han estado representadas principalmente por jardines-huerto y huertos, que han formado parte siempre del paisaje urbano. Desde la década de 1980 los huertos urbanos han ido ganado importancia y adquirido nuevas características relacionadas tanto con la soberanía alimentaria, la calidad de los productos que consumimos y la generación de empleo, como con la mejora de la calidad de vida, la educación ambiental, las relaciones sociales, la transformación social y la regeneración urbana. Para esto han sido importantes los movimientos sociales, la concienciación y la organización ciudadana; en las últimas décadas han presionado a sus gobernantes y también han colaborado en la planificación y creación de nuevos espacios de ciudadanía, de intercambio de experiencias y de desarrollo de actividades ecológicas”. La mencionada autora enfatiza que “desde finales del siglo XX, y generalmente apoyados por la FAO, el número de países subdesarrollados donde se han promovido experiencias relacionadas con la agricultura urbana se ha incrementado. Con la finalidad de solucionar la carencia alimentaria, han sido los países que poseen poblaciones con mayor riesgo de inseguridad alimentaria los que, a partir de la década de 1990, han desarrollado algún tipo de normativa pública de incentivos para la agricultura urbana, tanto en las grandes ciudades como en otras poblaciones menores.”