En 1537, el Papa Paulo III dictó la bula Sublimis Deus. La bula salió al choque contra quienes, deseando saciar su codicia, se atreven a afirmar que los indios deben ser dirigidos a nuestra obediencia, como si fueran animales, con el pretexto de que ignoran la fe católica.
Y en defensa de los aborígenes del Nuevo Mundo estableció que son verdaderos hombres y como verdaderos hombres que son pueden usar, poseer y gozar libre y lícitamente de su libertad y del dominio de sus propiedades y no deben ser reducidos a servidumbre.
En América, nadie se enteró
Del capítulo para el 2 de Junio de Los Hijos de los Días, de Eduardo Galeano