Los humedales de Ibicuy, ecosistemas con un papel clave en la mitigación del cambio climático, que frenan los gases de efecto invernadero y contribuyen a prevenir inundaciones, están en serio riesgo de desaparición, producto del accionar de las areneras. “La situación está a punto de convertirse en irreversible”, afirmó a AIM el ingeniero Agrónomo Carlos Cadoppi. Según actas labradas por la secretaría de Medio Ambiente, descartan sedimentos sólidos e, inclusive, residuos peligrosos.
En diálogo con esta Agencia, el ingeniero explicó que, “pese a que el gobierno, a través de la secretaría de Medio Ambiente, expresó su preocupación por la falta de cumplimiento de las normas de manejo del humedal, la situación en el sur de la Provincia está a punto de ser irreversible”.
El profesional destacó que, “más allá de que desde hace más de 20 años se realizaron obras que generaron cambios negativos en todo el sistema, además de movimientos hídricos en las cuencas de los arroyos Baltazar, Carqueja, Cuartillo, así como la salida del agua hacia los grandes ríos, se trata de situaciones que, con las incorporaciones de técnicas adecuadas, resolverían el problema”.
Areneras, (i)rresponsables
Párrafo aparte dedicó el ingeniero a las areneras, que extraen el mineral para sacarlo por la ruta 45 hacia Vaca Muerta. "Son las grandes responsables de la destrucción del humedal y la inundación de los campos donde descartan el agua del lavado de la arena", agregó ofuscado.
En rigor, con la aparición de las areneras en la zona y el incumplimiento de toda la normativa existente para su funcionamiento, los cambios que provocan en el sistema se tornarán irreversibles, ya que se perderán los beneficios ambientales, económicos, sociales y productivos que genera el humedal con su dinámica.
Cadoppi agregó que “en cinco años, han colmado varios arroyos que eran vía de salida del agua hacia el océano. Según actas labradas por la secretaría de Medio Ambiente, nos anoticiamos que descartan sedimentos sólidos e inclusive residuos peligrosos”.
Alerta roja
Desde Nación y Provincia han alertado en reiteradas oportunidades sobre el problema, y planteado el incumplimiento de las normas vigentes para el funcionamiento de este tipo de emprendimientos, en concreto, empresas que se dedican a extraer arena para comercializarla. Los organismos específicos han alertado que tales procedimientos deben de ser controlados, para minimizar los daños que nunca serán “cero”, estimulando toda actividad o acción que permita garantizar los aportes de nuestros humedales.
Cadoppi destacó que “la cooperativa que provee de agua potable a Ibicuy, hizo pública su preocupación por la utilización de agua del subsuelo para el lavado de arena y la contaminación del agua destinada a uso humano. Contaminación del agua, inundación de campos, disminución de la capacidad productiva de vastas zonas de estas cuencas, caída de la actividad económica, pérdida de los aportes ambientales del humedal, inacción de organismos públicos… ¿Qué más debemos esperar para reaccionar?”.
Llamado a la acción
Para dar una acabada dimensión del aporte de los humedales, basta recordar que abastece las necesidades de más de 18 millones de personas. No revertir esta situación, condenará a muchos argentinos a consumir agua contaminada, mientras un selecto grupo consumirá agua mineral.
El dato
La convención internacional de Ramsar, que protege a más de 2000 humedales en todo el mundo y de la cual Argentina es parte (hasta el momento, 23 humedales han sido declarados de relevancia internacional), advirtió que se perdió un 87 por ciento de la superficie de estos ecosistemas desde 1700 a la fecha. En nuestro país no contamos con datos precisos de esos retrocesos –pero la situación de emergencia no escapa a la tendencia mundial: desaparecen tres veces más rápido que los bosques. Protegerlos es el equivalente a invertir en el mejor seguro para el planeta.