Diputados piden informes Consejo Regulador de Uso de Fuentes de Agua (Corufa) sobre la utilización del acuífero Ituzaingó por el Complejo Interlagos. La empresa termal estaría vertiendo arsénico al curso de agua y pondría en riesgo la salud de todo un pueblo que se abastece con el agua de esa caudal, confirmó AIM.
El diputado Alberto Rotman solicitó dos pedidos de informes ante “el exceso de arsénico en el agua del complejo turístico Interlagos en María Grande, donde se extrae el agua para consumo del acuífero Ituzaingó, teniendo en cuenta que el agua de red que se consume en esa ciudad proviene del mismo acuífero que, de comprobarse, traerá con el tiempo, serios problemas para la salud de sus habitantes”.
El debate llegó al hemiciclo de la Cámara Baja, pero no pudo ser discutido, ya que un “error” de la presidencia de la Cámara impidió el tratamiento de la denuncia del legislador radical, quien advierte sobre el posible envenenamiento de la población.
Según el Código Alimentario Argentino (CAA), toda agua que se destine al consumo humano “no deberá contener sustancias o cuerpos extraños de origen biológico, orgánico, inorgánico o radiactivo en tenores tales que la hagan peligrosa para la salud. Deberá presentar sabor agradable y ser prácticamente incolora, inodora, límpida y transparente”.
El arsénico es un contaminante de origen geológico, que no es detectado en el agua a simple vista, ni tampoco por el olfato o el gusto: “Hace más de 50 millones de años, producto del movimiento de las placas tectónicas se formó la Cordillera de los Andes. Este hecho trajo consecuencias que persisten aún hasta nuestros días: durante el proceso se emitieron a la atmósfera grandes cantidades de cenizas volcánicas con alto contenido de arsénico (As) y fluor. Estos materiales, en la actualidad, forman parte del ‘loess’ o sedimento de los acuíferos o napas subterráneas. El arsénico constituye el principal contaminante natural del agua subterránea que es la única fuente para el consumo humano en una amplia zona de nuestro país. Esta problemática tiene un marcado efecto en el sector socio-sanitario y económico de las regiones afectadas, involucra a más de cuatro millones de personas”.
El arsénico es una de las diez sustancias químicas que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera más preocupantes para la salud pública. Este organismo fijó un límite recomendado para su concentración en el agua potable de 10 partes por billón (ppb) o lo que es igual 0,01 mg/l o 0,01 ppm (partes por millón) o 10 ug/l (microgramo por litro). El consumo de agua con concentraciones mayores a estos valores produce una enfermedad llamada Hidroarsénicismo Crónico Regional Endémico (Hacre) que se caracteriza por presentar lesiones en la piel que evolucionan hasta afectar el funcionamiento hepático, renal y respiratorio. Además, está comprobado que el arsénico puede ser cancerígeno, argumentó el legislador.