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Cinco estrategias metacognitivas para el aprendizaje

¿Cómo sueles aprender? ¿Qué estrategias utilizas? Son preguntas sobre las que no solemos reflexionar. Sin embargo, respondiéndolas accedemos a la posibilidad de optimizar el proceso mediante el que adquirimos conocimiento.

La educación y la sanidad son dos de los pilares de una sociedad. Recordemos que una buena educación no solo dispara el potencial de un colectivo, sino que también la protege frente a posibles agentes de inestabilidad que opten por manifestarse al margen del pacto social, causando daños y en definitiva costes, sin ningún rédito.

En este marco ha surgido la necesidad de fomentar las habilidades y estrategias de razonamiento. Instrumentos que les motiven a pensar de manera autónoma desde el conocimiento, y no desde la ignorancia o la impulsividad. Se trata de conseguir que no solo sean capaces de cuestionar la información que reciben, sino también sus propios pensamientos, y que además esta actitud crítica no las vuelva más inseguras o reactivas.

En lo que estamos hablado, la metacognición juega un papel importante. Ahora bien, ¿qué es la metacognición?

¿Qué es la metacognición?

La metacognición es esa capacidad que tenemos de ser conscientes de nuestras propias habilidades. Es decir, que conozcamos aquellas estrategias y recursos que nos serán útiles para llevar a cabo una tarea de forma eficaz. Además, nos permite regular nuestros procesos cognitivos.

Tipos de metacognición

Existen distintos tipos de metacognición, relacionados con una capacidad cognitiva diferente. Te las explicaremos a continuación:

Metamemoria
La metamemoria es el entendimiento y la consciencia que posees acerca de tu propia memoria y de todo lo que se relaciona con ella. En otras palabras, es reconocer nuestras competencias memorísticas, además de las limitaciones. También es lograr vincular conocimientos antes almacenados con los nuevos, la manera en la que solemos recuperar y hacer uso de la información, etc.

Metaatención
La definimos como el conocimiento acerca del funcionamiento de nuestra propia atención y la manera en que tenemos control sobre ella. Por ejemplo, ser conscientes cuando comenzamos a distraernos, las herramientas que poseemos para volver a focalizar nuestra atención en lo que estamos haciendo y como implementarlas para lograrlo, etc.

Metacomprensión
El objetivo de la metacomprensión es ser conscientes de la capacidad que tenemos para entender algo, ya sea un libro, una película o una situación y la forma en la que podemos utilizarlo. Por ejemplo, cuando lees un texto, pero no comprendes lo que dice en él, entonces lo memorizas, pero en el momento que lo empleas, lo olvidas, porque no hubo un aprendizaje, ni una comprensión del mismo. Por lo que es necesario desarrollar esta habilidad para que seas consciente de tu nivel de comprensión y que aprendas a optimizarlo.

Metapensamiento
Su objetivo es generar consciencia de nuestro propio pensamiento. El metapensamiento se produce cuando reflexionamos sobre lo que pensamos, creemos y las ideas que hemos ido asumiendo como propias a medida que hemos ido acumulando experiencias que han sido consistentes con ellas o fuentes de autoridad que las han respaldado. Más que enfocarse en el hecho de “¿qué pensar?”, se trata más bien de “¿cómo pensar?”.

Estrategias metacognitivas para el aprendizaje

Como se mencionó al inicio, la metacognición es muy importante en relación con el aprendizaje. Por eso, te daremos a conocer cinco ejercicios y estrategias que puedes utilizar para estudiar y desarrollar cada una de las habilidades metacognitivas.

Ejercicio 1. Conocer el significado de una palabra según su contexto

En este ejercicio seleccionas distintas frases en las que se utiliza una palabra en contextos diferentes. Puedes iniciar con algo sencillo y continuar con algo más complejo.
En este caso entrenas tu “metacomprensión”.

Un ejemplo de lo anterior es escoge una frase y deduce basándote en el contexto el significado de la palabra desconocida. Es decir, no busques en el diccionario, mejor analiza ¿qué es?

En este caso utilizaremos la palabra “Banco”, que es polisémica (dependiendo del contexto puede significar muchas cosas), lo relevante es que entiendas, por básica que sea la frase, lo que quiere decir:

“Fui al banco y me senté en un banco, donde me encontré a un biólogo que me habló sobre un banco de peces que había visto ayer en un documental”.

Como se evidencia en la frase expuesta, y se ha mencionado en otras ocasiones, dependiendo del contexto, una palabra puede tener un significado u otro. Es decir, el primer banco puede ser una entidad financiera, el segundo un lugar para sentarse y le último un grupo de peces que avanzan en la misma dirección.

El objetivo de este ejercicio es que pongas a trabajar tu cerebro y estimules el lóbulo frontal, que es el que nos permite analizar los textos, desarrollando los procesos metacognitivos.

Ejercicio 2. “Identificar tu estilo de aprendizaje”

El objetivo de este tipo de estrategia es que conozcas diferentes metodologías para la obtención de nueva información tanto académica como práctica, ampliando tu visión, pudiendo elegir el método que te resulte cómodo o práctico para aprender. De ese modo serás más consciente de tu proceso de aprendizaje y potenciarás tu conocimiento en el tema en que desees.

Ahora bien, ¿qué son los estilos de aprendizaje? Son aquellos rasgos cognitivos, fisiológicos y afectivos que indican cómo percibimos, interaccionamos y respondemos a los distintos ambientes del aprendizaje. En otras palabras, es la forma en que comienzas a concentrarte sobre una información nueva y difícil, como la tratas y la retienes. En resumen, cómo procesas los datos recibidos.

A continuación, te expondremos algunos estilos de aprendizaje, basándonos en el libro de Alonso Gallego y Honey:

Activo: es el que se basa en las nuevas experiencias y posee una mente abierta. Se caracteriza porque no le importa emprender una tarea nueva y no evita los retos. Ejemplo: le gusta participar en la clase, investigar por su cuenta, etc.

Reflexivo: se caracteriza por pensar acerca de los contenidos e intentar verlos desde diferentes puntos de vista. Ejemplo:preguntar o buscar otros medios donde se pueda explicar el mismo tema.

Pragmático: es aquel que necesita comprobar sus ideas constantemente, y es muy realista a la hora de tomar decisiones y resolver una cuestión. Su lema es: si es útil, es válido.

Lógico matemático: habitualmente utiliza esquemas en los que se muestran las cosas más importantes para estudia. Ejemplo: mapas conceptuales, mapa mental, fichas nemotécnicas, cuadros sinópticos, etc.

Social interpersonal: es aquel que le gusta estudiar en grupo y prefiere trabajar con los demás siempre que puede. Ejemplo:hacer trabajos en grupo, reunirse a estudiar, etc.

Intrapersonal: prefiere trabajar y estudiar las asignaturas en soledad. Ejemplo: clases virtuales y aquellas que pueda manejar su tiempo.

Auditivo: graba sus propias explicaciones y se escucha después para estudiar, porque aprende mejor cuando escucha. Ejemplo:aprende mucho en el aula escuchando a los docentes.

Visual: comprende mejor a través de esquemas y gráficos que reflejen la asociación y el significado de los distintos conceptos. Ejemplo: imágenes, gráficos y vídeos.

Kinestésico: aprende más haciendo que leyendo u observando. Cuando practica, lleva a cabo el análisis y la reflexión. Ejemplo: llevar sus conocimientos a la práctica.

Multimodal: su estilo es más flexible y le resulta cómodo aprender de diferentes maneras, utilizando las que más optimicen su estudio.

Expuesto lo anterior, es relevante que identifiques cuál es más acorde a ti, para que hagas consciente los desarrollos inconscientes, despertando un proceso de aprendizaje más práctico y próximo al meta-aprendizaje.

Ejercicio 3. “Práctica el autoconocimiento en tu desempeño”

Tras haber realizado algún tipo de actividad y comprender un nuevo tema. Tomate un tiempo para autoevaluar como fue ese proceso de aprendizaje, puedes hacerte las siguientes preguntas:

¿De qué manera puedo mejorar mi desempeño en esta actividad?, ¿Qué fue lo que más se me dificultó al ejecutarla?, ¿Qué fue lo que más se me facilitó?, etc. -¡Recuerda! No castigarte, es una actividad de autoconocimiento, no de sabotearse.

También, puedes hacer un registro de autoconocimiento sobre cómo lo haces. Realiza un cuadro con cinco preguntas:

¿Cómo me he sentido en la última semana?

¿Qué actividades académicas disfrute en la última semana?

¿Qué actividades me cuesta realizar aún?

¿Qué cosas puedo mejorar para hacerlas mejor?

¿Hubo algo que se saliera de mi control?

Realiza esta actividad toda la semana para saber cuáles son tus objetivos de aprender y que te lo impide.

Ejercicio 4. “Estimula tus funciones cognitivas”

Cuando hablamos de la estimulación cognitiva, nos referimos al conjunto de técnicas y estrategias orientadas a mejorar el rendimiento y la eficacia de capacidades cognitivas y funciones ejecutivas como la memoria, la atención, el lenguaje, el razonamiento o la planificación, entre otras.

En relación con lo anterior, la metacognición está presente en todos esos procesos cognitivos, debido a que hace que esos procesos automáticos se vuelvan conscientes, dándonos la posibilidad de evaluarlos y mejorarlos.

Ahora bien, te puedes llegar a preguntar cómo puedes hacer eso. A continuación, te mencionaremos algunas aplicaciones que te pueden ayudar en ese proceso:

Lumosity: tiene como objetivo que desarrolles habilidades como la memoria, la velocidad de procesamiento, la resolución de problemas, etc.

Cognifit: ofrece una gama de soluciones digitales para medir y entrenar eficazmente las habilidades cognitivas.

Fit Brains Trainer: tiene más de 360 juegos para poner a prueba tu agilidad mental, concentración, percepción visual, memoria y capacidad de deducción.

Para finalizar, estás aplicaciones son de gran ayuda en mejorar y fortalecer esas áreas que consideramos pueden estar afectado la manera en que aprendemos, siendo más conscientes de dónde está fallando nuestro proceso de aprendizaje.

Ejercicio 5. “Propón algunas preguntas”

El objetivo de este ejercicio es alimentar la curiosidad. Por lo tanto, no te quedes solo con la información que te brinda el profesor, en lugar de ser él que recibe la información, se más activo y también plantea preguntas.

Puedes hacerlo en tu clase, anotando las dudas que le vayan surgiendo y que no vengan bien explicadas para al otro día debatirlas con el profesor.

La Mente es Maravillosa.-

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