Se acerca el invierno, esta estación tan particular del año, cuyas bajas temperaturas traen la aparición de afecciones y cuadros típicos producidos por virus y bacterias, que prevalecen en esta época. Algunas de ellas, traen acarreados riesgos para la salud, especialmente en niños y personas de edad avanzada. Por la doctora Estefanía Peltzer, médica especialista en Medicina General y Familiar. Especial para AIM.
Dichos microorganismos se transmiten principalmente por las gotas de flugge expulsadas al toser o estornudar. Las partículas virales quedan suspendidas en el ambiente y objetos, y al tomar contacto con ellas, el virus ingresa por la vía respiratoria y comienza a reproducirse.
Entre los virus que circulan más frecuentemente en esta época invernal se encuentran los Rinovirus, Adenovirus, Coronavirus, Parainfluenza, Virus Sincicial Respiratorio, Influenza (Virus de la gripe), entre otros.
Son muchos los factores que aumentan la predisposición a estas condiciones: La primera, es que las personas tienden a permanecer más tiempo en espacios cerrados y pequeños. De esta forma si un individuo está enfermo y en proximidad a otros, podrá contagiarlos de manera más rápida.
Otro factor se asocia a los cambios bruscos de temperatura, estos están asociados a alteraciones en la inmunidad celular. Por lo tanto, es ideal evitar cambios bruscos de temperatura por tiempos muy prolongados.
Tampoco es bueno permanecer sin abrir las ventanas por demasiado tiempo, por la presencia de estufas, que pueden ser fuente de gases tóxicos como monóxido de carbono, y también porque el recambio de aire en el ambiente es ideal para evitar la concentración de agentes patógenos, especialmente si hay alguna persona enferma en la casa u oficina o si se recibieron visitas.
¿Cómo afecta el frío a los sistemas de defensa?
Al parecer, al estar expuesto a bajas temperaturas el organismo tiende a retirar sangre de las “zonas prescindibles”, como la nariz. Debido al menor flujo sanguíneo hay una menor presencia de leucocitos y una mayor facilidad de expansión del virus.
Por otra parte, cuando hace frío, los cilios (pequeñas vellosidades que cubren las mucosas del sistema respiratorio) y las mucosas nasales, el sistema de defensa natural que se encuentran en la nariz, pierden movilidad, lo que impide que controlen el paso de microorganismos, por lo tanto, pueden ingresar, invadir y producir una infección mas fácilmente.
Bajas temperaturas y humedad: el ambiente ideal para virus y bacterias
El invierno crea el ambiente apropiado para la circulación viral. Según estudios científicos, el virus que provoca la gripe, conocida también como influenza, tiende a transmitirse mejor y contagiar a los individuos cuando hace frío. Esto se debe a que las temperaturas altas del verano y primavera, vienen acompañadas de mayor humedad ambiental, algo que no les va nada bien a los virus a la hora de contagiar.
En ambientes con alta humedad, ese virus que se expulsa desde los pulmones de las personas enfermas, baja rápidamente al suelo y se pierde. Cuando hay poca humedad, ese virus se evapora en el aire y permanece en el ambiente por un largo tiempo.
Al llegar el invierno se deben enfocar en acciones para fortalecer el sistema inmune, ya que sin dudas esto será mucho más efectivo a la hora de prevenir infecciones. Si este se encuentra en perfectas condiciones, a pesar de estar expuesto a los microorganismos, este luchará contra los mismos y la infección no proliferará.
Existen varias acciones para poder lograrlo, principalmente mantener un peso saludable, llevar una alimentación sana y equilibrada, realizar actividad física, incrementar niveles de vitamina D y un sueño adecuado y, por otro lado, contrarrestar el hiperestres.
Mantener un peso saludable permitirá evitar la inflamación crónica de bajo grado, que es uno de los principales factores de deterioro y agotamiento del timo y el sistema inmunológico.
Tener una alimentación sana y equilibrada será fundamental. Se debe incorporar las frutas y verduras de estación, ya que la naturaleza proporcionara las vitaminas y minerales necesarios para combatir infecciones, por ejemplo, la vitamina C. Deben evitarse azucares y alimentos procesados, que generan inflamación, alteran nuestra flora intestinal y actúan como alimento de bacterias y hongos patógenos.
La vitamina D tiene un efecto inmunomodulador sobre células de defensa, específicamente los linfocitos T CD8, CD4, macrófagos, etc, así como también interfiere en la producción de péptidos antimicrobianos.
La actividad física es un potente estimulante de la circulación de células inmunes, y puede reducir hasta un 50 % su probabilidad de enfermarse.
También es necesario descansar las horas adecuadas (7-8), y de mejorar la calidad de tu sueño, para poder segregar niveles adecuados de Melatonina, esta es vital para que el sistema inmune este indemne.
El hiperestres puede incrementar la vulnerabilidad del organismo a ciertas enfermedades, ejerciendo un efecto inmunosupresor, que se manifiesta fundamentalmente en aquellas patologías que están vinculadas directamente con los mecanismos inmunológicos, tales como las infecciones, las enfermedades autoinmunes y las neoplasias.
Por ejemplo, se ha comprobado que los estudiantes tienen más infecciones en la garganta alrededor del tiempo de exámenes. Como se sabe, el estrés estimula la secreción de corticosteroides (tales como el cortisol) procedentes de la corteza adrenal, los cuales incrementan los niveles de glucosa en sangre e inhiben la liberación de interleucinas (ILs) e interferones (IFNs), por lo que los linfocitos responden en menor medida a los agentes invasores y el organismo está más propenso a contraer la infección, ya que se ve afectada la cantidad y actividad de las células inmunes.
Algunos consejos
· Controlar los niveles de vitamina D (principalmente antes del invierno)
· Consumir suficiente vitamina C
· Mantener una dieta sana y equilibrada, que proveerá de los micronutrientes necesarios para reforzar el sistema inmune, omega 3, Zinc, Selenio, etc.
· Evitar cambios bruscos de temperatura
· Evitar ambientes cerrados y mal ventilados
· Evitar o minimizar el contacto con personas que padecen una infección respiratoria
· Lavarse las manos frecuentemente
· Toser sobre la superficie interna de su codo
· Evitar y controlar el hiperestres
Además, la mejor manera de fortalecer su sistema inmune es tener mentalidad positiva.
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