Nadie llega al mundo con un manual de instrucciones. Desde el primer momento en que alguien sabe que va a ser padre o madre miles de preguntas pueden aparecer. No es tarea fácil. Sin embargo, identificar nuestros miedos va a ser crucial a la hora de llevar a cabo la crianza, porque si nos dejamos guiar por él, muchas de nuestras decisiones van a tender a la sobreprotección, y eso puede ser un verdadero problema.
Nadie llega al mundo con un manual de instrucciones. Desde el primer momento en que alguien sabe que va a ser padre o madre miles de preguntas pueden aparecer:
“¿Seré lo suficientemente bueno/a?”
“¿Y si le pasa algo?”
“¿Cómo cuido a alguien que depende 100 por ciento de mí?”
“¿Y si me equivoco y algo sale mal?”
No es tarea fácil. Sin embargo, identificar nuestros miedos va a ser crucial a la hora de llevar a cabo la crianza, porque si nos dejamos guiar por él, muchas de nuestras decisiones van a tender a la sobreprotección, y eso puede ser un verdadero problema.
Protección vs Sobreprotección
La protección es un aspecto vital, fundamental para todos los seres vivos. Si no nos hubiesen protegido cuando éramos bebés, hoy probablemente no estaríamos aquí. Pero si nunca nos hubiesen enseñado a caminar, si siempre nos hubiesen dado de comer en la boca o si no nos hubiesen enseñado a hablar, tampoco podríamos hacer mucho más que respirar.
Nuestra independencia y autonomía es indispensable para el desarrollo vital y el miedo excesivo en una figura de cuidado puede privar a una persona de desenvolverse en el mundo de manera saludable.
En esta guía te enseñamos acerca de la sobreprotección y aquellos aspectos que debes tener en cuenta si quieres prevenirla en la crianza de tus hijos e hijas.
¿Cuál es la delgada (y no tan delgada) línea entre la protección y la sobreprotección?
Acompañar en los problemas no es solucionarlos: La habilidad para resolver problemas es fundamental en la infancia para lograr una adultez en la que no se dependa de alguien más para resolver los inconvenientes propios de la vida. Es importante que los y las infantes puedan aprender sobre ella intentando superar por sus propios medios los obstáculos que surjan. Esto no significa “dejarles” sino que se trata de no intentar solucionarles los problemas sin siquiera dejarles que intenten. Marcar el camino y caminar a su lado.
Ayudar no es evitar el conflicto: Existen ciertas situaciones en la infancia que pueden percibirse como incómodas, conflictivas y complicadas, pero son sumamente necesarias. Cuando somos pequeños/as aprendemos a ver el mundo en función de las situaciones que nos tocan vivir y esa manera nos acompaña en nuestra adultez. Las situaciones difíciles nos preparan para la vida misma con sus miles de matices. Si no son capaces de aprender a convivir con determinadas situaciones, sensaciones o emociones no placenteras, entonces cuando crezcan será muy difícil tolerarlas. Explicar sobre aquellas situaciones, brindar apoyo y herramientas, es el camino para que aprendan a hacerlo con autonomía en un futuro.
Cuidar no es limitar: El miedo puede causar mucho daño en la crianza si es excesivo, porque se vuelve limitante. Entender que es necesario confiar, aunque no haya total certidumbre de que las cosas van a salir como las planeamos, es parte de aceptar la vida misma. Si desde pequeños sentimos confianza, sentimos que no importa lo que pase, tendremos apoyo incondicional, entonces nuestras capacidades se potencian, nuestros miedos no evitan que intentemos hacer lo que queremos y el error no es visto como algo malo sino como algo necesario.
Sobre la incertidumbre y la culpa
A ser padres se aprende sobre la marcha. El error, es inevitable y necesario. Sentir una especie de “culpa anticipatoria” a la hora de tomar decisiones puede ser algo que suceda con frecuencia. “¿Y si no puede hacerlo?” ,“¿Y si es demasiado para él?” y otros pensamientos similares pueden aparecer a la hora de tomar decisiones que impliquen riesgos para quienes están bajo nuestro cuidado. Sin embargo, es necesario al menos intentarlo, y eso nos lleva a la confianza.
Es fundamental confiar en la capacidad de los niños y tolerar la incertidumbre sobre si las cosas saldrán o no bien. Si se brindaron herramientas, si se escuchó aquello que tenían para decir, si se explicó con paciencia y ternura, entonces el resto es aprender a confiar y amigarse con la incertidumbre. En este artículo puedes conocer un poco más sobre lo que plantea el terapeuta Russel Barkley sobre el control real de los padres en la crianza de sus hijos e hijas.
Fuente: PsiMammoliti
Dejá tu comentario sobre esta nota