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Desmontando mitos: Sobre la emoción del miedo

Explora y desmiente las creencias equivocadas sobre el miedo para enfrentarlo con conocimiento y confianza.

Principales creencias asociadas al miedo

El problema es el miedo.

Esta creencia lo presenta como el impedimento para lograr llevar a cabo los deseos y anhelos que la persona tiene. Así, es entendido como una emoción negativa que se debe dejar de sentir.

Como consecuencia, quien lo siente se intenta convencer a sí mismo de que no lo siente. La emoción es negada.


Tener miedo es de cobardes.

Esta creencia lo iguala a la cobardía, produciendo un gran daño a quien siente miedo, por asignársele una calificación negativa.


¿Cuál es la idea que se encuentra detrás de esta creencia?

Creencia equivocada: miedo es sinónimo de cobardía

Cobarde es quien pese a tener los recursos suficientes para hacer frente a una amenaza, siente miedo y es frenado por éste. Pero esta afirmación contiene una premisa incorrecta: que todas las personas cuentan con los mismos recursos para enfrentar todas las amenazas que pueden presentarse, y que las amenazas son las mismas para todo el mundo.

Como consecuencia, cuando alguien experimenta miedo frente a una amenaza desproporcionada respecto a sus recursos, para no cargar con el estigma de la cobardía, acaba por anestesiar su emoción y sufre el daño de ser vencido por la amenaza que intentó vencer sin los recursos necesarios.


Hay miedos injustificados.

Esta creencia reduce todo el universo (de cosas, pensamientos, ideas, sensaciones y percepciones) al universo individual. En muchos casos, lo que provoca miedo no es “la cosa en sí” sino percibir en la cosa el aspecto temeroso propio.

De hecho, este mecanismo se encuentra presente en todas las fobias, y explica que la emoción aquí sea intensa.


Escuchar al miedo es una mala decisión.

Esta creencia sostiene que se trata de una emoción que debe ser ignorada, olvidada, porque de lo contrario la persona nunca haría nada.

Como consecuencia, quien experimenta el miedo percibiéndolo como un mal consejero, “hace que no lo escucha”, pero esa conducta no hace desaparecer la emoción, ni la amenaza que señala.

Así, la persona lucha consigo misma y su aspecto temeroso, considerándolo una parte inútil del que busca deshacerse. Como contrapartida, el miedo aumenta su intensidad hasta no poder silenciarse.



Algunas verdades (que podrías transformar en tus nuevas creencias) sobre el miedo

Una primera verdad

El miedo es una señal que indica que existe una desproporción entre la magnitud de la amenaza a la que nos enfrentamos y los recursos que tenemos para resolverla.

La amenaza puede ser física (ser embestidos por un animal, sufrir un robo) o emocional (que las personas más importantes de nuestra vida decidan alejarse de nosotros).

Si los recursos que tenemos para defendernos frente a un animal salvaje (cuya amenaza puede calificarse como alta) y nos encontramos sin un lugar para salvaguardarnos o una herramienta para defendernos (lo que equivaldría a decir que nuestros recursos son bajos o nulos), el miedo surgirá indicando de esa desproporción.

¿Qué significa esto? Que el miedo no es el problema, sino solo la emoción que aparece para señalar el problema.


Una segunda verdad sobre esta emoción

El miedo comienza pequeño. Cuando no nos permitimos escucharlo, sucede que crece hasta transformarse en una fobia o en el ataque de pánico (moneda cada vez más corriente actualmente).


Una tercera verdad sobre el miedo

Puede ser un colaborador activo y vital para enfrentar desafíos.

Si cuando el miedo llega para indicar una desproporción entre el tamaño de la amenaza y los recursos con que contamos para hacerle frente, este se calma cuando lo que dice es tenido en cuenta con respeto.


El aspecto miedoso no quiere vivir con miedo.

Pasemos del «para hacer necesito no escuchar el miedo» al «porque escuché todas las voces y asistí a quien lo necesitaba es que mi acción fue diseñada a la medida de mis posibilidades reales y, por lo tanto, actúo cada vez con más tranquilidad y confianza».

Mammoliti.-

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