Un estudio publicado en revista Science determinó que los bebés son capaces de hacer deducciones racionales mucho antes de decir sus primeras palabras, lo que se contrapone a una de las teorías más fuertes hasta el momento que indica que la capacidad de razonar está supeditada al lenguaje.
Según este trabajo -liderado por el español Centro de Cognición y Cerebro en colaboración con científicos del Centro de Desarrollo Cognitivo de Budapest y del Instituto Nencki de la Academia de las Ciencias (Polonia)- los bebés de entre 12 y 19 meses son capaces de deducir de forma lógica, sin depender del lenguaje o de le educación.
Anteriormente, otros estudios habían demostrado que los menores de dos años -llamados preverbales-
tienen capacidades cognitivas sofisticadas. Por ejemplo, pueden generar y confirmar una hipótesis, lo que les permite comprender y predecir fenómenos que los rodean.
Un estudio publicado en Science en 2011, indicó que, ante un juguete que no funciona, los bebés de 16 meses son capaces de generar hipótesis y plantearse si el fallo es culpa suya o del juguete. Otras investigaciones constataron que con 11 meses, un pequeño también intentará buscar una explicación y hacer comprobaciones para averiguar el porqué: intuye que algo no funciona.
De igual forma, se dio a conocer que los bebés poseen nociones de 'probabilidad' de las cosas, y se sorprenden si ocurre algo 'poco probable' o inesperado para ellos.
La coautora del estudio -Ana Martín- dijo a Efe que pese a todos los datos se seguía sin saber "cómo aprenden, con qué capacidades vienen dotados, o cómo combinan la información para formular hipótesis".
En este contexto, el estudio pretendía averiguar en qué momento del desarrollo se ponen en marcha los mecanismos que permiten el razonamiento y determinar cuál es su relación con el lenguaje.
El experimento se hizo con bebés de 12 y 18 meses y con adultos. En ambas situaciones tuvieron que mirar animaciones sencillas con dos objetos. Algunas escenas invitaban a hacer una deducción para saber la identidad de un objeto escondido, en otras, no era necesaria la deducción porque las acciones ocurrían a la vista de los participantes.
Mientras los participantes observaban las escenas, los investigadores hicieron un seguimiento ocular (eyetracker) que medía la posición de los ojos cada 16 milisegundos. De esta forma registraron el tiempo de respuesta de cada participante y determinaron en tiempo real el momento en el que el bebé/adulto hacía la deducción, instante en que la pupila de los participantes se dilataba, "un efecto que está relacionado con el esfuerzo cognitivo", según Martín.
Allí se constató que el experimento exigía a los bebés hacer deducciones racionales, donde por primera vez se vincula el aspecto fisiológico con el razonamiento.
Además, los investigadores vieron que la dilatación pupilar y la manera de explorar las imágenes a través de la mirada era muy similar entre los grupos de niños y adultos, pese a que los últimos tienen ya un lenguaje muy desarrollado y experiencia adquirida. Más allá de la diferencia de edad, usan estrategias comunes para razonar sobre los mismos contenidos.
Para los autores, con este estudio se probó que con menos de dos años pueden combinar información para aplicar reglas lógicas y razonar. Sin importar la falta de manejo del lenguaje ni sus matices, lo que contradice una de las tesis más defendidas en los últimos 30 años que sostiene que el razonamiento lógico está supeditado al lenguaje.
Fuente: EFE
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