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¿Qué hay detrás de la necesidad urgente de responder un email del trabajo?

Contestar un correo sin tardar un segundo no es un acto inofensivo: esconde procesos psicológicos relacionados con el estrés y la ansiedad que se deben controlar.

Estás en tu día de descanso, o en tus vacaciones, pero las notificaciones de tu teléfono están activas. Ves que te ha llegado un correo, lo abres y sientes la necesidad apremiante de responder un email del trabajo. Aunque no te corresponda y aunque tú sepas que ellos saben que no te corresponde. ¿Por qué hacerlo, entonces?

Seguro que se te ocurren muchas respuestas, y acertadas. No obstante, es importante analizar el contexto y el fondo de esta urgencia por contestar, pues las implicaciones suelen extenderse más allá del terreno individual. De hecho, la sociedad y la tecnología tienen mucho que decir en ello.

Por eso, y para evitar el deterioro de la salud mental que supone esta falta de desconexión del trabajo, vamos a ver qué factores incluyen en ella y cómo superar esa urgencia. No te pierdas nada, pues comenzamos.

La necesidad urgente de contestar un email del trabajo

Por desgracia, muchas personas caen en entornos de trabajo en los que la productividad es sinónimo de echar horas extra, saltarse los descansos y comer delante del ordenador. Se exige inmediatez, compromiso y, en muchas ocasiones, miedo.

El estrés y la ansiedad ocasionados por estos contextos llevan, en muchas ocasiones, a contestar un email del trabajo con urgencia, incluso cuando no corre prisa o estás en tu día libre. Vamos a analizar esto en profundidad.

El sesgo de urgencia del correo electrónico

Un estudio llevado a cabo en 2021 reveló que tendemos a sobreestimar la urgencia con la que la persona que nos escribe desea una respuesta. Es decir, que cuando un trabajado recibe un correo del trabajo, este tiene la percepción de que es necesaria una contestación con más urgencia de la que existe.

Detrás de este sesgo, que los experimentadores llamaron «sesgo de urgencia del correo electrónico» está la creciente equiparación de la productividad con estar siempre conectado, incluso fuera del horario laboral. Además, también encontraron una correlación entre este sesgo, los niveles altos de estrés y una reducción del bienestar psicológico general.

Las jornadas interminables

Nunca se dice suficiente aquello de que hay que desconectar al salir del trabajo. No obstante, si se insiste en ello es porque requiere de un esfuerzo consciente para muchas personas sometidas a culturas laborales que estimulan las jornadas interminables. El continuo estado de alerta ante las notificaciones del trabajo es una de las consecuencias de esto.

La presión suele proceder de puestos con mayor responsabilidad que la del empleado, generalmente de jefes y managers de equipo. Aunque no haya una presión directa por su parte, verlos conectados las 24 horas, incluso en vacaciones y días libres, no deja de ser un potencial elemento de presión sobre los trabajadores.

El sentido de la responsabilidad

También existe la ansiedad por responder a un email del trabajo sin que exista presión directa por parte de los superiores; puede existir el interés genuino por sacar las tareas adelante y un sentido de la responsabilidad con los compañeros. Por eso, cuando estás en tu día libre y un compañero necesita ayuda, ¿qué cuesta contestar al correo?

Esto, aunque nace de la empatía y el compañerismo, sigue teniendo un impacto sobre el bienestar de la persona. En lugar de tener miedo al despido o al acoso por parte de la empresa, se tiene miedo a que los compañeros de trabajo sufran consecuencias negativas por negarse a una sencilla contestación que no requiere, siquiera, de encender un ordenador.

El teletrabajo improvisado

La pandemia del Covid-19 impulsó el teletrabajo; obligó a las empresas a una adaptación rápida, con las consiguientes pérdidas. Esto último incentivó que las empresas aplicaran los mismos criterios de una oficina física al ordenador de una casa en cuarentena, haciendo emerger multitud de complicaciones. Dichas complicaciones, a su vez, incidieron en la salud mental de los trabajadores.

En una encuesta realizada por la OMS a través de la universidad Carlos III se encontró que el 32 por ciento de los participantes referían un deterioro significativo de su salud mental desde el inicio de la pandemia. De esta manera, se concebía que estar conectado al trabajo se podía exigir con mayor ligereza, ya que el empleado no salía de casa y «se trabaja menos».

Si bien el teletrabajo ya está camino de regularse de una manera más efectiva y sana, aún queda mucho trabajo por hacer sobre las empresas y las personas.

¿Cómo superar esa urgencia de contestar a un email del trabajo?

Como habrás podido comprobar, en ocasiones dejar sin contestar un email del trabajo requiere de un ejercicio de autocuidado más allá de la mera resistencia a responder. Por eso, aquí tienes algunos consejos para equilibrar tus emociones y tus actos:

Recuerda que la empresa tiene la obligación de respetar tus descansos: la Ley de Protección de Datos y Garantía de los Derechos Digitales establece que las organizaciones deben imponer límites en su uso de las tecnologías de la comunicación para garantizar el derecho al descanso de sus trabajadores. Esto es, no deben contactarte cuando no estás trabajando.

Separa tus dispositivos del trabajo y de tu vida diaria: si tienes la posibilidad, utiliza un ordenador, un móvil u otro dispositivo aparte del tuyo personal. De esta manera, cuando lleguen tus periodos de descanso podrás cortar la comunicación con la empresa de manera efectiva.

Controla tu uso del medio digital: la activación de los circuitos de recompensa que proporcionan los dispositivos como móviles o tablets hacen, en mayor o menor medida, que tu atención se desvíe constantemente hacia esas notificaciones que suenan sin parar. Por tanto, reducir tu uso de las tecnologías te ayudará a sentir menos urgencia cuando te llegue un correo del trabajo.

Acude a un psicólogo: si sientes urgencia por responder un email del trabajo, es muy posible que también estés padeciendo estrés, ansiedad, síndrome de burnout u otras dolencias propias del trabajo excesivo. Un profesional de la psicología te dotará de los recursos necesarios para superarlo y te ayudará a reestructurar tus pensamientos al respecto de estas prácticas.

La empatía digital en las empresas

Y, por último, si eres el responsable de un equipo de trabajo, aquí hay un llamamiento a la empatía digital: no olvides que existen miles de formas de contribuir a un ambiente laboral sano. Se pueden programar los envíos de los emails, indicar que la respuesta no es urgente y muchas más. Y, sobre todo, recuerda que nadie rinde al 100 por ciento si nunca desconecta.

La Mente es Maravillosa.-

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