Un libro puede cambiar la vida si lo que relata guarda relación con lo que somos y hacemos. A esa conclusión llegaron un grupo de científicos que decidió indagar hasta qué punto una lectura modificaba la conducta.
La lectura puede enriquecer a una persona de muchas formas y en muchos campos. Ayuda a desarrollar habilidades intelectuales, proporciona placer y aumenta sus conocimientos, entre otros aspectos. Un estudio reciente señala que las consecuencias pueden ir incluso más allá: un libro puede cambiar la vida.
En líneas generales, lo que resalta esta investigación es que la experiencia de la lectura, en algunas ocasiones, llega a ser muy intensa. Esto, en principio, cambia la conducta inmediata de las personas. Sin embargo, también un libro puede cambiar la vida a largo plazo.
¿Por qué ocurre esto? Para expresarlo de una manera muy sencilla, hay ocasiones en las que se produce una fuerte identificación con los personajes de una historia. Así mismo, el relato es tan absorbente que se experimenta como si uno lo estuviera viviendo en realidad. Por eso, un libro puede cambiar la vida. Veamos con mayor detalle el tema.
“Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora”. Proverbio hindú.-
Un libro puede cambiar la vida
El estudio sobre ese impacto de la lectura en la vida fue llevado a cabo por expertos de la Universidad de Ohio, dirigidos por la doctora Lisa Libby. La investigación fue publicada en Journal of Personality and Social Psychology. Señala que algunos textos generan un fenómeno llamado “experiencia tomada”. Es como si el lector viviera lo que narra la historia y tiene efectos en la vida real.
Para llegar a la conclusión de que un libro puede cambiar la vida, se hicieron varios experimentos. Una de las pruebas más interesantes fue aquella en la que se trabajó con 82 voluntarios. Estos se dividieron en cuatro grupos y a cada grupo se le dio a leer una corta historia de ficción sobre las vicisitudes por las que pasaba un estudiante para ir a votar en las elecciones.
Hay que destacar que este experimento se hizo pocos días antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. A uno de los grupos se le dio una historia escrita en primera persona; a otro, una en tercera persona; otro de los grupos recibió un relato en el que el protagonista era estudiante de la misma universidad en la que el lector estudiaba; finalmente, otra de las versiones era protagonizada por un estudiante de otra universidad.
Después del experimento
Después de que los voluntarios leyeron las historias que les habían correspondido, contestaron a una serie de preguntas. En este se indagaba acerca del grado en que cada uno de ellos se había identificado con la narración o, en otras palabras, había tomado la experiencia del personaje como propia.
Los investigadores encontraron que los voluntarios a quienes les había correspondido la versión en primera persona de un estudiante de su misma universidad mostraban un mayor grado de identificación con el personaje. Lo más llamativo es que de ese grupo, el 65 por ciento votó en las elecciones presidenciales reales, incluso cuando antes algunos no habían pensado hacerlo.
En otro experimento similar, los investigadores encontraron otra realidad interesante. A algunos heterosexuales se les pidió que leyeran un relato sobre homosexuales, en el que se narraban dificultades diarias de este, pero solo al final se revelaba su inclinación de género. Después, se hizo una evaluación y se encontró que varios de los lectores se mostraban más empáticos con los homosexuales, tras la lectura.
Las conclusiones del estudio
La investigación arroja como conclusión general que un libro puede cambiar la vida. Los científicos establecieron que cuando las personas encuentran puntos de conexión con los personajes en una historia, también es fácil que terminen experimentando los sentimientos de esos personajes como si fueran propios. En esa medida, es como si vivieran lo mismo.
Es como apropiarse de la experiencia que está narrada en la historia y convertirla en un aprendizaje, tal y como ocurriría si uno mismo hubiese tenido esa vivencia. Se da un proceso en el cual se fusiona la propia vida con lo que se está leyendo, mientras que la línea que separa a lo uno de lo otro se va difuminando.
La directora del estudio Lisa Libby indicó que hay una diferencia entre la toma de experiencia y la toma de perspectiva, a partir de una lectura. En el primer caso, hay una profunda compenetración con la narración y es entonces cuando un libro puede cambiar la vida. En el segundo caso, no se produce dicha identificación, así que hay un cambio en el punto de vista, pero no en la conducta.
Fuente: La Mente es Maravillosa.-
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