Viktor Frankl nos enseñó la necesidad de transformarnos cuando no podemos cambiar las circunstancias que nos rodean. El padre de la logoterapia es un ejemplo de cómo la resiliencia nos confiere propósitos y fortalezas para transitar mejor a través de la adversidad.
En estos días, Viktor Frankl y sus enseñanzas sobre la resiliencia nos son más necesarias que nunca. Explicaba el célebre psiquiatra que mientras se encontraba en los campos de concentración solía hacer un esfuerzo mental. Se imaginaba a sí mismo en un futuro no muy lejano, dando una conferencia ante un gran aforo explicando cómo manejar el trauma de la guerra.
Aquello le funcionó. Le permitió hallar un refugio interno para mantener a salvo su esperanza, su fortaleza psicológica. Situó un propósito en su horizonte e hizo de esa meta un ancla a la que aferrarse.
Logró dar sentido a lo inexplicable, deseó que el horror y el sufrimiento experimentado tuviera un significado vital: el aprendizaje para enseñar a otros a sobrellevar el dolor emocional.
Sus lecciones y su terapia psicológica nunca pasan de moda. Así, y aunque Viktor Frankl no llegara a hablar de la resiliencia como tal (sí de la resistencia) podemos tomar sus lecciones como ese sustrato desde el que entender mucho mejor este concepto. Profundicemos. Viktor Frankl y sus enseñanzas sobre la resiliencia, un legado en el que reflexionar
El concepto de la resiliencia tiene su origen en el mundo de la física y la ingeniería. Es la propiedad que tienen ciertos materiales a la hora de volver a su estado original después de haber recibido un impacto o una perturbación (sería parecido a la elasticidad de las gomas). El campo de la psicología recogió este término para aplicarlo a su estudio a partir de los años 40.
Fue Norman Garmezy, ahora profesor emérito de la Universidad de Minnesota, en Minneapolis, uno de los primeros en usar esta metáfora tomada de un fenómeno físico real.
En sus investigaciones en el mundo de la esquizofrenia descubrió algo llamativo. Los hijos de aquellos pacientes que sufrían esta condición no solían heredar esta enfermedad. Es más, solían mostrar personalidades muy resistentes, hábiles y de gran superación personal.
Las experiencias vividas en sus hogares, conformaban en ellos lo que Garmezy definió como «personalidades resilientes». Por otro lado, y sobre esta misma época, Maurice Vanderpol, ex presidente de la Sociedad e Instituto Psicoanalítico de Boston, también pudo ver que buena parte de los supervivientes de los campos de concentración alemanes presentaba esta misma característica. Viktor Frankl era de hecho uno de esos ejemplos.
El tipo de terapia que él mismo ideó y aplicó con sus pacientes tenía esa finalidad. Ayudar a las personas a dar un nuevo significado a sus vidas, crear una personalidad más resistente con la que encontrar un propósito para seguir adelante. Estas serían las claves.
“Son nuestras decisiones, no las condiciones, las determinan quiénes somos”. -Viktor Frankl-
Aceptar la realidad
Siempre es buen momento para volver a Viktor Frankl y sus enseñanzas sobre la resiliencia. Así, algo que entenderemos en al leer sus trabajos y conferencias es que nada es tan decisivo como aceptar la realidad que nos toca vivir. En buena parte de los casos no podemos controlar lo que sucede. La adversidad tiene a menudo un componente caótico que nos supera.
En ese contexto, solo cabe la aceptación. De poco nos vale obsesionarnos con el “por qué”. Debemos centrarnos en el “cómo y el para qué”. ¿Qué puedo hacer para enfrentar el desafío? ¿Esto para qué ocurre, qué puedo aprender de esta vivencia?
“El significado de mi vida es ayudar a otros a encontrar significado en las suyas”. Viktor Frankl-
Busca tus propios significados
Cuenta Viktor Frankl en sus libros que la vida en el campo de concentración se reducía a preguntarse si podría cambiar un cigarrillo por un plato de sopa. También, si ese capataz sádico con el que le tocaba trabajar de vez en cuando, lo mataría ese día o al siguiente.
En medio de ese escenario de angustia permanente donde el sinsentido y el horror era constante decidió buscar algún mecanismo con el que sentirse motivado para sobrevivir.
Quiso hallar un sentido a todo lo que veía, sentía y sufría. Cada una de esas cosas era aprendizaje, se decía a sí mismo, y el día de mañana podría usarlo para ayudar a otras personas a superar el trauma. Ese era su propósito y eso, lo ayudó a vivir. Por tanto, en medio de toda dificultad, ese debería ser también nuestra estrategia.
Clarificar cuáles son nuestros propósitos y luchar por ellos. Así, tal y como explicaba el propio Frankl, “una vez que le damos un significado a la vida, no solo nos sentimos un poco mejor, sino que, además, también hallamos la capacidad de lidiar con el sufrimiento”.
Viktor Frankl y sus enseñanzas sobre la resiliencia: actitud y transformación
Nuestra actitud ante la vida y ante las propias dificultades es, según Frankl, lo que determina nuestra capacidad para afrontar casi cualquier cosa. Es más, en nuestra mano está elegir la actitud más adecuada: la de no rendirnos, la de conservar la esperanza y confiar en que nuestro pasado no tiene por qué determinar nuestro futuro.
La propia actitud y la capacidad de transformarnos para manejar la adversidad, forman parte de ese legado de Viktor Frankl y sus enseñanzas sobre la resiliencia. Tal y como él mismo explicaba, no es el contexto o las circunstancias lo que nos determinan. Lo que nos afecta en realidad son nuestras decisiones y nuestros pensamientos.
Cuidemos de ellos. Tengamos presentes esas ideas y procuremos en la medida de lo posible, aplicar a nuestra vida estas lecciones del padre de la logoterapia.
“Nuestra mayor libertad es la libertad de elegir nuestra actitud”. Viktor Frankl.-
Fuente: La Mente es Maravillosa
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