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Salud y Bienestar
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Vitamina C para pasar el invierno

En invierno, sobre todo cuando la temperatura varía como está ocurriendo ahora, a fines de julio, recrudece la modalidad invernal de la gripe común, que ataca sobre todo las vías respiratorias. En la primavera y el verano, cuando afecta más bien al aparato digestivo.


Para paliar el ataque del virus, que afecta a personas de cualquier edad, es necesaria una alimentación sana y actividad física y además ingerir buena cantidad de vitamina C.

En cuanto a la vitamina C son suficientes dos naranjas exprimidas cada mañana.

Hay vacunas contra la gripe, pero no están recomendadas más que para ancianos de más de 65 años y personas inmunodeprimidas por alguna otra enfermedad o intervenciones quirúrgicas del bazo.

En ambientes cerrados, sobre todo cuando hay fumadores, el virus prolifera más, lo mismo que en los colegios, por lo que la recomendación es ventilar esos ambientes.

La vitamina de Linus
Linus Pauling fue un científico estadounidense, muerto en 1994, que se destacó en las primeras décadas del siglo pasado por sus investigaciones sobre el enlace químico, que explicó mediante la mecánica cuántica. Recibió dos premios Nobel: el de química en 1956 y el de la paz en 1962; pero cuando hizo algunas declaraciones sobre la importancia de la vitamina C en la salud, fue tachado de desequilibrado, quizá porque afectó intereses de la todopoderosa industria farmacéutica.

"Cuando la gente me pregunta, respondo que si todavía les da gripe, no están tomando suficiente vitamina C. Todos los animales necesitan vitaminas que sus cuerpos no pueden producir".

De aquellos polvos, estos lodos
Según Pauling, hace seis millones de años seres prehumanos vagaban comiendo vegetales, y eran capaces de sintetizar tiamina y riboflavina, pirodoxina y vitamina A. Pero perdieron poco a poco la capacidad de sintetizarlas, ya que comían plantas que las producían. Desde entonces los animales requieren incorporar muchas vitaminas en la alimentación; más vitamina C que las plantas porque tienen colágeno, su principal macromolécula estructural, una proteína que mantiene unidas las diferentes estructuras del organismo. Los humanos no podemos sintetizar el colágeno sin usar vitamina C.

El antecesor de los primates sufrió hace 25 millones de años una mutación que le hizo perder la capacidad de sintetizar la vitamina C.

La vitamina C tiene virtudes preventivas y terapéuticas, para combatir el estrés oxidativo.

El hombre ha heredado una mutación degenerativa que le impide sintetizar su propia vitamina C y lo hace depender de las fuentes alimenticias de ácido ascórbico.

La objeción a esta afirmación es que si bien el hombre es de los pocos vertebrados, con el murciélago y el cobayo, que perdió la capacidad de sintetizar la vitamina C; esto no sería un defecto, no se debería a una mutación desfavorable.

La capacidad de sintetizar la vitamina se perdió, según otra conjetura, no hace 25 sino más de 61 millones de años en los primates antropoides que prosperaron después de la extinción de los dinosaurios. De una rama surgieron los antropoides actuales, que sufrieron varias mutaciones que impidieron sintetizar la vitamina C

No se trataría de un defecto sino de una adaptación al entorno: el no sintetizar la vitamina ahorró energía, benefició a los grandes monos y abrió el camino del desarrollo que llevó al homo sapiens.

Vitamina C en la alimentación
En esta materia hay dos hipótesis: La primera es que la producción de vitamina C es un proceso que consume mucha energía y que puede obviarse si abunda en la alimentación. Todas las especies que perdieron la capacidad de sintetizar vitamina C tenían un régimen alimentario muy rico en ésta.

La otra hipótesis es que cuando un animal sintetiza la vitamina C, también produce peróxido de hidrógeno en pequeñas cantidades, un compuesto que contribuye al envejecimiento celular. Resulta entonces que la pérdida de la posibilidad de crear su propia vitamina favoreció la longevidad.

Hace algunos millones de años los homínidos ingerían muchas frutas y verduras que contenían vitamina C, pero no es así ahora, en un mundo transformado donde abunda la comida industrializada y escasean las frutas frescas

La alimentación humana actual aporta de uno a dos miligramos por kilo de peso corporal y por día, lejos de los primeros hombres.

Sería necesario entonces aumentar esos aportes sustancialmente, hasta ponerlos a la altura de lo que producen otros mamíferos

El resultado de la merma de nuestras necesidades es que ahora basta entre 400 mg y 1 g a la vez; muy lejos de las cantidades de que disponen los animales que siguen pudiendo sintetizar la vitamina.

Sin embargo, el hombre sigue dependiendo de aportes externos de vitamina C, en que alimentación actual, sobre todo la llamada "comida chatarra" es muy pobre.

Por mucho que el hombre se haya adaptado a cantidades de vitamina C menores que los otros mamíferos, sigue dependiendo de la vitamina para vivir y protegerse de las enfermedades.

De todos modos, mucha gente se inclina por complementar su dieta con vitamina C, pero los complementos no deben tener azúcar, saborizantes ni colorantes artificiales.
De la Redacción de AIM.

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