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Salud y Bienestar
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Vivir la adolescencia con diabetes

La diabetes, como enfermedad crónica, ha alcanzado niveles epidémicos. Se manifiesta cuando el páncreas no produce la suficiente insulina o el cuerpo es incapaz de utilizarla de modo eficaz. “A veces les cuento a mis amigos que tengo diabetes para que me puedan ayudar si lo necesito”, contó a AIM Micaela.

La adolescencia de por sí suele ser una etapa complicado en la vida de los jóvenes; pero además transitarla con diabetes conlleva otras responsabilidades, desde preparar la mochila con todo lo necesario para realizar las actividades habituales, sin olvidarse de también llevar en ella todos los elementos necesarios para realizarse los controles, caramelos por si hay un desbalance en el azúcar; hasta comenzar a aprender a preparar los alimentos saludables para mantener una buena calidad de vida.

Bruno tiene 17 años y conoció hace tres años su patología: “Estaba adelgazando mucho y tenía mucha sed, comía lo que quería y no engordaba; mis papás pensaban que era solamente parte de la adolescencia; igual me llevaron al médico y con unos análisis de sangre descubrieron que soy diabético”.

“El primer tiempo estaba muy enojado por los controles, las mediciones de azúcar y la medicación, porque esto te cambia la vida, tenés que estar pendiente todo el día de lo que te pasa”. Pero con el tiempo, “aprendí a convivir, presto atención a si mi azúcar está muy baja o muy alta. Además, mi mamá me prepara comidas saludables y me está enseñando a prepararlas para cuando sea más grande y viva solo; juego al básquet, pero si no me siento bien aviso al entrenador o a mis amigos”, manifestó el joven a esta Agencia.

Por su parte, Micaela tiene 15 años y es diabética desde los cinco, “mi miedo siempre es tener una hipoglucemia”, condición que se caracteriza por niveles bajos de glucosa en sangre. “Cuando sufro estos picos transpiro mucho o me siento sin fuerzas, a veces me desmayo y termino internada. Por el miedo a la hipoglucemia me siento generalmente ansiosa”.

“A veces les cuento a mis amigos que tengo diabetes para que me puedan ayudar si lo necesito, aunque me da vergüenza que me den picos de hipoglucemia frente a ellos o en lugares donde no me conocen”. Ante esta situación, Micaela ha encontrado mecanismos para tratar de evitar que le ocurran estos episodios, “antes de ir a la escuela o de hacer alguna actividad, reviso mi nivel de glucosa en sangre. Siempre tengo en la mochila dulces, cuando lo necesito como uno, espero quince minutos y vuelvo a medir mi nivel de glucosa y, si sigue bajo, como otro caramelo; también, siempre llevo mi medicación conmigo por si se presenta una situación más grave, junto a una especie de carnet donde dice que soy diabética, mis datos y a qué personas llamar”, explicó la adolescente a esta Agencia.

Fuente: De la Redacción de AIM
LUCHA CONTRA LA DIABETES

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