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Caleidoscopio
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Luciani fue papa sólo por 33 días.
Luciani fue papa sólo por 33 días.

Albino Luciani, papa por 33 días

Se cumple hoy, 28 de setiembre, otro aniversario de la extraña y sospechosa muerte de Albino Luciani, que 34 días antes había sido consagrado Papa Juan Pablo I, un hecho que dio lugar a numerosas conjeturas acerca de que en realidad fue asesinado. La familia de Luciani, de origen humilde, pasó penurias durante la Primera Guerra Mundial.

A los diez años, su madre murió y su padre contrajo nuevas nupcias con una mujer de gran devoción; fue entonces cuando nació su vocación sacerdotal, según él declaró, gracias a la predicación de un fraile capuchino.

En 1923, ingresó en el seminario menor de Feltre, En 1928 se cambió al Seminario Gregoriano de Belluno, donde fue ordenado subdiacono en 1934, diacóno en febrero de 1935, y finalmente presbítero el 7 de julio del mismo año.

Cursó estudios teológicos en la Universidad Gregoriana, donde se graduó como doctor en teología con la tesis El origen del alma humana de acuerdo con Antonio Rosmini.

El 15 de diciembre de 1958 fue nombrado obispo de la diócesis de Vittorio-Veneto, por el Papa Juan XXIII; fue consagrado obispo en la Basílica de San Pedro, por el Papa, el 27 de diciembre del mismo año.

"En una homilía pronunciada entonces, en que aparece implícita su valoración de las gentes de origen humilde, dijo: "Estoy pensando en estos días que conmigo el Señor actúa un viejo sistema suyo : toma a los pequeños del fango de la calle y los pone en alto; toma a la gente de los campos, de las redes del mar, del lago, y hace de ellos apóstoles. Es su viejo sistema. Ciertas cosas el Señor no quiere escribirlas ni en el bronce, ni en el mármol, sino hasta en el polvo, de modo que, si queda la escritura sin descompaginarse, sin dispersarse por el viento, esté bien claro que todo es obra y todo es mérito solamente del Señor .

Fue elegido como el 263º Papa de la Iglesia Católica, el 26 de agosto de 1978. Fue el primer Papa con dos nombres, gesto con el que pretendía honrar a sus dos predecesores: Juan XXIII y Pablo VI.

Juan Pablo I eligió como lema de su papado la expresión latina "Humilitas" (humildad), y como anuncio de lo que vendría y que posiblemente anticipó su muerte rechazó de la coronación y la tiara papal en la ceremonia de entronización

Como Papa, Juan Pablo I estableció un ambiente de optimismo y reformas, que nunca llegaría a avanzar más allá de las propuestas. Murió, según las fuentes oficiales de un infarto, 33 días después, el 28 de septiembre de 1978.

La familia del Papa reveló en 1991 que la muerte no le sobrevino en la cama, sino en su escritorio, contra la versión oficial.

Juan Pablo I pretendía ahondar en las reformas iniciadas por Juan XXIII. La clarificación de las cuentas vaticanas era una de sus prioridades. Mientras fue Patriarca de Venecia, en 1972, la Banca Vaticana vendió al Banco Ambrosiano (Propiedad de Roberto Calvi) la Banca Cattolica del Veneto, sin consultar al obispado metropolitano de Venecia, del cual monseñor Albino Luciani era jerarca. El responsable de esta acción fue el arzobispo Marcinkus, lo cual llevó a ciertas desavenencias entre Luciani (aún no nombrado Papa), y el norteamericano responsable de la dudosa administración Vaticana de entonces.

La Banca Cattolica de Veneto estaba especializada en préstamos con bajos tipos de interés hacia los más necesitados; quizá por esto el Papa Luciani toma cartas en el asunto. Benelli, sustituto del Secretario de Estado Vaticano le cuenta que existe un plan entre Roberto Calvi, Michele Sindona y Marcinkus para aprovechar el amplio margen de maniobra que tiene el Vaticano: “evasión de impuestos, movimiento legal de acciones”. La reacción de Luciani, recogida en el libro “Con el corazón puesto en Dios: intuiciones proféticas de Juan Pablo I”, es de una enorme decepción.

El 9 de mayo de ese mismo año de la muerte de Juan Pablo I 1978, había sido asesinado el Primer Ministro de la República Italiana, Aldo Moro, líder del Partido Demócrata Cristiano. Las extrañas circunstancias del deceso de Albino Luciani (un ataque cardíaco, para alguien que gozaba de buena salud), y otros sucesos misteriosos, como que la defunción no fuese certificada por el forense vaticano, sino por otro, y lo precipitado de su embalsamamiento, dispararon la teoría de que en realidad Juan Pablo I fue asesinado. La doble confesión de la monja, sor Vicenza, que encontró el cadáver del pontífice (en una primera versión: vestido aún, en su baño, posiblemente en el piso, donde vomitó; y la otra: en su cama, con documentos desordenados y las gafas caídas de su rostro, ya despojado del habito papal) inducen a pensar que fue envenenado.

Algunas obras de investigación abundan en la teoría del envenenamiento. El libro El día de la cuenta del sacerdote español Jesús López Sáez, presume que el sumo pontífice fue envenenado con una fuerte dosis de un vasodilatador. El libro In God's Name ("En el nombre de Dios") del investigador inglés, David Yallop, sostiene que fue envenenado por altos jerarcas de la Iglesia Católica en complicidad con mafiosos vinculados con el Banco Ambrosiano y las hermandades secretas masónicas.

El cura español Jesús López Sáez acepta en su libro sobre la muerte de Luciani que el Vaticano practicó una campaña de desinformación; dijo una mentira tras otra: "mentiras acerca de pequeñas cosas, mentiras acerca de grandes cosas. Todas estas mentiras tenían un único propósito: disfrazar el hecho que Albino Luciani, el Papa Juan Pablo I, había sido asesinado."

Según López la Hermana Vicenza encontró a Juan Pablo I muerto aproximadamente a las 4:45 de la mañana del 29 de Septiembre de 1978 y el Secretario de Estado, Cardenal Villot, la obligó a mantenerse silente, imponiéndole un juramento de silencio sobre ella para encubrir todo el asunto. Sin embargo, la monja habría dicho: pero el mundo entero tiene que saber la verdad."

Si se determinara que la hermana Vicenza encontró al Papa muerto en el baño, todavía en sus vestimentas papales, esto indicaría que murió poco tiempo después de su "brindis" con el Cardenal Villot la noche del 28 de Septiembre de 1978.

David Yallop reconstruye las acciones del Cardenal Villot y pinta un cuadro muy sospechoso. Se informa que a las 5 de la mañana el Cardenal Villot confirmó la muerte del Papa. Los anteojos del Papa, sus pantuflas y testamento desaparecieron, “ninguno de estos objetos jamás fueron vistos de nuevo." Hay especulación que pudiese haber habido vómito sobre las pantuflas, lo cual al ser examinado hubiese identificado que un veneno fue la causa de su muerte.

El Cardenal Villot telefoneó a los embalsamadores y se envió un carro del Vaticano a traerlos. ¡Increíblemente, el carro estaba a la puerta de los embalsamadores a las 5 de la mañana. Lo que sucedió en la siguiente hora es aún un misterio.

A las 6 el médico Buzzonati (no el Profesor Fontana, jefe del servicio medico del Vaticano), llegó y confirmó la muerte, sin escribir un acta de defunción. Buzzonati atribuyó la muerte a un infarto agudo del miocardio.

Cerca de las 6:30 Villot comenzó a informar la noticia a los cardenales, una hora y media después que los embalsamadores habían llegado. Yallop nota que, para el Cardenal Villot, los embasalmadores tuvieron prioridad ante los cardenales y el jefe del servicio médico del Vaticano.

Ya para las 6 de la tarde los Apartamentos Papales se habían lavado, limpiado y pulido totalmente. Yallop escribe que los secretarios empacaron y se llevaron toda la ropa del Papa, "incluyendo sus cartas, notas, libros y un pequeño puño de recuerdos personales... A las 6 de la tarde los 19 cuartos de los Apartamentos Papales habían sido completamente vaciados de cualquier cosa remotamente asociada al Papado de Luciani.

Villot hizo los arreglos para que el embasalamiento se hiciera esa noche, un procedimiento tan inusual como ilegal. ¿Por qué el apuro? También es informó que durante el embasalamiento se insistió que nada de sangre fuese drenado del cuerpo, y ninguno de los órganos tampoco debían ser removidos. Yallop nota que "una pequeña cantidad de sangre hubiese sido más que suficiente para que un científico forense estableciera la presencia de cualquier sustancia venenosa."

El libro "En el Nombre de Dios" atrajo la atención mundial, pero surgió una campaña de desinformación en 1984 para desacreditar las conclusiones de Yallop. En un artículo noticioso que cita al Padre Giovanni Gennari que declaró: "El predecesor de Juan Pablo II equivocadamente tomó una sobredosis de tranquilizantes... Después de su conversación con el Cardenal Villot, el Juan Pablo I se equivocó con la dosis que debía haber tomado.

Para Villot se trató de "un trágico accidente". El Papa inadvertidamente se había tomado una sobredosis de su medicina. Si se hubiese hecho una autopsia, obviamente hubiese indicado esta fatal sobredosis. Nadie hubiese creído que Su Santidad lo había hecho accidentalmente. Algunos alegarían suicidio, otros, asesinato. Se acordó que no habría una autopsia."

Así la coartada del Cardenal Villot fue que el Papa Pablo I se tomó una sobredosis de su propio medicamento para presión arterial baja (Effortil). Esta coartada intencionalmente dio lugar para la especulación de suicidio, quitando la atención de la verdadera causa de la muerte de Juan Pablo I: haber sido envenenado por un miembro de la Secretaría de Estado (oficina del Cardenal Villot).

El médico Buzzonati certificó que la causa de muerte del Papa fue un ataque al corazón. Pero una sobrina del Papa no lo creyó: "En mi familia casi nadie cree que fue un ataque al corazón lo que mató a mi tío. Él nunca tuvo problemas cardiacos ni una enfermedad de ese tipo".

El hermano Eduardo informó que el Papa había recibido un informe de Buena Salud hacía tres semanas. De niño y de sacerdote joven él tuvo salud frágil, pero no había informe alguno sobre problemas cardiacos.

Para el cura López Sáenz "la información y la evidencia que ya poseemos justificaría una seria indagación en cualquier estado que respeta las leyes. Ahora, no solo el Vaticano rehúsa llevar a cabo tal indagación, sino que hace exactamente lo contrario: obstruye y reprime cualquier investigación que trata de llegar al fondo de este enigma que rodea la muerte de Juan Pablo I. Este asunto se manifiesta en el rechazo del Vaticano en llevar a cabo una autopsia (si es que, de hecho, no se hizo una) o en la naturaleza clandestina de esta operación (si en realidad sucedió). También hay oscuridad en torno del embalsamiento, en la manera que la información concerniente a las circunstancias de la muerte y descubrimiento del cuerpo fue manipulada, en el silencio impuesto a la hermana Vicenza, en la presión impuesta sobre los individuos e instituciones, y en el gran temor de hablar abiertamente sobre todo el asunto. Este temor, sea consciente o inconsciente, especial y profundamente existe en los círculos eclesiásticos".

¿Asesinato? Albino Luciani papa

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