Lo que la política llama “izquierda” por herencia de la revolución francesa tiene muchos residuos mal digeridos de la Ilustración, por ejemplo la rentable tozudez de dominar la naturaleza, que parece consustancial con el capitalismo y fue un lastre del llamado "socialismo real".
El racismo suele ser en el origen una justificación de la explotación del trabajo ajeno, de dominio sobre el otro declarado inferior. Si hay alguna señal externa, como el color de la piel, la estatura, el idioma, la extracción social o cultural, el resultado de una guerra, mejor; pero si no hay ninguna, también: los espartanos entraron en un callejón sin salida de militarismo para mantener esclavos a los mesenios, que eran vecinos tan griegos como ellos.
Los maníacos del Norte
La drapetomanía fue una “enfermedad” ideológica inventada por un psiquiatra estadounidense puritano y esclavista en el siglo XIX.
En la historia de la medicina hay aberraciones sin número, como las que hoy pululan en "especialistas cama adentro" en la televisión con motivo de la peste en curso. Algunas son meros errores, pero otras se asientan en intereses inconfesados y responden a cálculos de manipuladores del miedo, de desinformadores que gustan llamarse "formadores de opinión".
Donde hay un interés habrá una intención de probar la racionalidad y pertinencia del racismo, sobre todo si es nuestro propio interés: personal, de clase, de corporación, de etnia o de nación.
Un caso es el de la drapetomanía, terminacho prestigiado por derivar del griego (de δραπετης (drapetes, "fugitivo [esclavo]") + μανια (manía, "locura"). La drapetomanía era según la medicina negrera de su tiempo una "enfermedad mental" que padecían los esclavos del siglo XIX en los Estados Unidos, país cuya historia en materia de esclavitud es tanto o más ejemplar que en el terreno de la libertad.
Está de Dios
La enfermedad consistía en que un negro -un ser destinado por las Sagradas Escrituras, Aristóteles y varios filósofos europeos a la esclavitud- sintiera "ansias de libertad" o expresara sentimientos contrarios a la esclavitud.
El inventor fue el psiquiatra Samuel Cartwright, que la dio a conocer como contribución suya a la ciencia de la época en 1851 en la Louisiana Medical Association. Con el mal venía la terapia: la drapetomanía tenía cura, y Cartwright ofrecía un tratamiento sencillo, basado en la Biblia y en Galeno.
Es un caso claro de racismo científico, que no queda relegado al pasado porque en el presente tiene a los Estados Unidos al borde de la guerra civil y aparecen otros que lo reemplazan.
Cartwright publicó en el "New Orleans Medical and Surgical Journal" un artículo titulado "Enfermedades y peculiaridades de la raza negra". Acá aparece la drapetomanía como la tendencia de los esclavos a escapar de sus captores; pero no como la búsqueda de libertad que nos parece hoy, sino como un trastorno mental que debía ser tipificado.
El ansia de libertad de los esclavos era enfermiza para Cartwright porque era contraria a la manera de interpretar las escrituras propia de los puritanos. El médico aceptaba sin chistar el punto de vista que había aprendido de los pastores de niño; no lo cuestionaba porque eso lo hubiera ubicado fuera de su comunidad, como un exiliado o un maldito. Tampoco sentía en él un ansia de libertad similar a la de los negros porque él no era esclavo ni podía padecer un mal exclusivo de otra raza.
Diagnóstico y pronóstico
Dice Cartwrigt que la drapetomanía "es desconocida para nuestras autoridades médicas, aunque nuestros hacendados y capataces conocen bien su síntoma diagnóstico: el absentismo del trabajo. Para observar esta enfermedad, que hasta hoy en día no ha sido clasificada en la larga lista de males a los que está sometido el hombre, se hace necesario un nuevo término que la describa. En la mayoría de los casos, la causa que induce al negro a evadirse del servicio es tanto una enfermedad de la mente como otras especies de alienación mental, y mucho más curable por regla general. Con las ventajas de un consejo médico adecuado, si se sigue estrictamente, este comportamiento problemático de escaparse que presentan muchos negros puede prevenirse por completo, aunque los esclavos se hallen en las fronteras de un estado libre, a un tiro de piedra de los abolicionistas..."
Luego, entretejiendo los argumentos médicos con otros ideológicos, Cartwright explica: "Si el hombre blanco trata de oponerse a la voluntad de Dios, intentando hacer del negro algo más que un ser sumiso con la rodilla hincada (lo que el Todopoderoso declaró que debía ser) intentando elevarlo al mismo nivel que él; o si abusa del poder que Dios le ha dado sobre otro hombre siendo cruel o castigándolo presa de la ira, o descuidando su protección frente a los abusos arbitrarios de los demás sirvientes y todos los demás, o negándole las necesidades y comodidades comunes de la vida, el negro se escapará; pero si [el propietario]mantiene [a su esclavo]en la posición que hemos aprendido por las Escrituras que debe ocupar, esto es, en posición de sumisión; y si su dueño o capataz es bondadoso y misericordioso al escucharle, aunque sin condescendencia, y al mismo tiempo le suministra sus necesidades físicas y lo protege de los abusos, el negro queda cautivado y no puede escapar". Este es en resumen el tratamiento, o más bien la prevención del mal.
De la Redacción de AIM.
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