En este artículo de opinión, Eduardo Mariano Lualdi, coordinador del Foro Patriótico y Popular, reseñó a AIM diferentes conflictos que enfrentan a naciones en el planeta; los incumplimientos de resoluciones de Naciones Unidas para sus posibles soluciones; y el derecho a la autodeterminación de los pueblos, la integridad territorial, y el ejercicio pleno de la soberanía como ejes para la paz.
El sábado 7 de octubre, desde la Franja de Gaza gobernada por Hamas, donde viven apiñados casi dos millones de palestinas y palestinos en extremas condiciones de pobreza y sometimiento, se lanzó una ofensiva por aire, tierra y mar que penetró en suelo israelí, produciendo muertos y heridos y llevando un centenar de prisioneros israelíes a la Franja. En respuesta, Israel cortó los suministros de agua, electricidad, combustibles y alimentos, y arrasó con sus bombardeos la Franja de Gaza.
Recomiendo, para la comprensión de estos sucesos, la lectura de “Ocho claves para entender el conflicto palestino-israelí”, publicado por Amnistía Internacional (a la que estoy asociado hace largos años).
Este nuevo estallido del largo conflicto en Medio Oriente (de imprevisibles consecuencias), se suma a las guerras que en otras latitudes vienen ocurriendo. Desde la brutal invasión rusa a Ucrania, la descarada intervención de Estados Unidos – Otan en ese país usando al pueblo de Ucrania como carne de cañón de la disputa imperial, hasta el estallido del pasado 7 de octubre en Medio Oriente, son numerosos los conflictos armados que van abriendo camino a una posible Tercera Guerra Mundial, como ya ha advertido en numerosas oportunidades el Papa Francisco.
A la guerra ruso-ucraniana se suman los conflictos de Rusia con los países bálticos y Finlandia, Kaliningrado (Rusia) con Polonia; Polonia con Bielorrusia. También el peligro de una guerra general en el Mar Negro que involucra a Ucrania, Rusia, Turquía, Rumanía, Bulgaria, Georgia y Abjasia (reconocida por Rusia) y la Otan.
En Medio Oriente y Medio Oriente ampliado, sigue la guerra en Siria, Azerbaiyán entró en Nagorno-Karabaj, conflicto que se desarrolla en “la panza” de Rusia y que involucra a Armenia.
Hay peligro de guerra entre Serbia y Kosovo en la península de los Balcanes, y de Grecia con Turquía por el control del Mar Egeo.
En África, entre Níger, República Centro Africana, Burkina Faso, Mali y Gabón, late un conflicto con las potencias coloniales europeas, en especial Francia. Debe sumarse a este, la larga disputa entre Marruecos y Argelia por el Sahara Occidental, que involucra a España, Francia e Italia, y la situación inestable en Libia, devastada luego de la invasión aliada de Europa y Estados Unidos. Un enfrentamiento con estos protagonistas implicaría una guerra en todo el Mediterráneo.
Incuba el gran conflicto en el oriente entre China y Estados Unidos por dirimir cuál será la superpotencia que emergerá en el siglo XXI. El enfrentamiento se da alrededor de Taiwán. Este arrastraría a Japón, Corea del Sur, Coreo del Norte, Filipinas, Australia, Nueva Zelanda y toda la región del Mar de la China y la confluencia Índico-Pacífico.
Debe considerarse también la disputa entre Argentina y Reino Unido por la cuestión Malvinas, donde Inglaterra instaló la más grande base militar en territorio suramericano y en el hemisferio sur para controlar el paso interoceánico Atlántico Sur-Pacífico Sur y Atlántico Sur-Índico. No menos peligros se comprueban en toda Centroamérica. Una senadora republicana en Estados Unidos, propuso invadir México por el litigio alrededor de la introducción del mortal fentanilo (producido en China), en Estados Unidos.
Muchos de estos conflictos tienen propuestas de solución. En el caso de Palestina e Israel es el cumplimiento de las resoluciones de las Naciones Unidas sobre la existencia de dos Estados y el fin del apartheid contra el pueblo palestino. En Ucrania, con el inmediato retiro de las tropas rusas del territorio ucraniano y el fin de la injerencia de Estados Unidos y la Otan en ese país. En el caso de Argentina y Reino Unido, con el fin de la ocupación colonial inglesa, respetando las resoluciones de Naciones Unidas Nº 1.514 y 2.065.
El derecho a la autodeterminación de los pueblos, la integridad territorial de sus naciones, y el ejercicio pleno de la soberanía, son tres pilares fundamentales para evitar conflictos que someten a los pueblos del mundo a los horrores de guerras locales y/o regionales, y, peor aún, conflagraciones mundiales que ya conocieron en el siglo pasado, con las dos guerras mundiales que devastaron naciones enteras y masacraron millones de seres humanos.
*Eduardo Mariano Lualdi es director de Cuadernos, revista especializada en la Cuestión Malvinas y otros temas de soberanía nacional y coordinador del Foro Patriótico y Popular).
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