En el año 1901, Elisa Sánchez y Marcela Gracia contrajeron matrimonio en la iglesia de San Jorge, en la ciudad gallega de A Coruña.
Elisa y Marcela se amaban a escondidas. Para normalizar la situación, con boda, sacerdote, acta y foto, hubo que inventar un marido: Elisa se convirtió en Mario, vistió ropa de caballero, se recortó el pelo y habló con otra voz.
Después, cuando se supo, los periódicos de toda España pusieron el grito en el cielo ante este escándalo asquerosísimo, esta inmoralidad desvergonzada, y aprovecharon tan lamentable ocasión para vender como nunca, mientras la Iglesia, engañada en su buena fe, denunciaba a la policía el sacrilegio cometido.
Y la cacería se desató. Elisa y Marcela huyeron a Portugal.
En Oporto las metieron presas. Cuando escaparon de la cárcel, cambiaron sus nombres y se echaron a la mar.
En la ciudad de Buenos Aires se perdió la pista de las fugitivas.
Bibliografía: Eduardo Galeano, del libro Los Hijos de los Días, Capítulo: “Junio 9″.-
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