Al menos 23 personas murieron durante un intento de fuga de un centro penitenciario de Belen, en el Estado de Pará, al noreste de Brasil. Hay otros cuatro heridos, según la secretaría de Seguridad Pública del Estado, todos ellos guardias de seguridad.
Según esta institución, el Centro Penitenciario de Recuperación de Pará III fue invadido sobre la una de la tarde (seis de la tarde en la Península, once de la mañana en México) por un grupo de personas armadas; tanto que a las cinco y media de la tarde las autoridades ya habían requisado dos fusiles, tres pistolas y dos revólveres.
Los criminales entraron en la cárcel reventando uno de sus muros con explosivos y tomaron a unos guardias como rehenes para que los presos pudieran huir. Fuera, esperaban otros miembros del grupo.
La policía militar se desplazó hacia la cárcel para impedir la fuga, lo que provocó un motín que ya fue contenido. Según las primeras informaciones de la secretaría de Seguridad Pública, los presos ya tenían armas dentro del edificio. La institución describió el tiroteo entre ellos, quienes habían ido a buscarles y las fuerzas de seguridad como "intenso".
El Centro Penitenciario de Recuperación (tipo de prisión que recibe a los criminales más peligrosos) de Pará III tiene espacio para 432 reos. Pero alberga a 659, según un informe que el Consejo Nacional de Justicia publicó en marzo. Además de que el centro está saturado y sus guardias sobrepasados, la mayoría de los presos pertenece a alguno de los grupos criminales que domina la zona metropolitana de Belem, lo que explica este tipo de planes coordinados desde fuera para liberarlos.