El Ártico es una de las áreas en las que se están registrando mayores incrementos de las temperaturas como consecuencia del cambio climático. El calentamiento de las aguas y la superficie terrestre en esta área alrededor del Polo Norte altera los hábitats, derrite el permafrost y provoca desplazamientos y desaparición de especies.
Uno de los fenómenos observados es la extensión de los bosques de especies como el alerce siberiano (Larix sibirica), cuyo dominio avanza constantemente hacia el norte, reemplazando gradualmente las amplias extensiones de tundra que albergan una mezcla única de flora y fauna.
Los investigadores Stefan Kruse y Ulrike Herzschuh, del Instituto Alfred Wegener, Centro Helmholtz de Investigación Polar y Marina, en Bremerhaven (Alemania), y la Universidad de Potsdam (Alemania) han preparado una simulación informática de cómo estos bosques podrían expandirse en el futuro y cómo se reduciría la tundra y sus especies.
Cambios dramáticos
La conclusión de este estudio es ciertamente preocupante. Si se aplican medidas drásticas para hacer frente al cambio climático se puede esperar que a mediados de este siglo se mantenga la integridad del 30 por ciento de la tundra siberiana, en caso contrario -con los diversos modelos analizados- "el actual hábitat de la tundra siberiana desaparecerá por completo", señala este estudio, según una nota divulgativa publicada por por el Instituto Alfred Wagener. Los resultados de esta investigación han sido publicados en la revista eLife .
La crisis climática se puede sentir especialmente en el Ártico: en el Alto Norte, la temperatura promedio del aire ha aumentado más de dos grados centígrados en los últimos 50 años, mucho más que en cualquier otro lugar. Y esta tendencia continuará en las próximas décadas, recuerda el instituto Wagener. Si se toman medidas ambiciosas de reducción de gases de efecto invernadero (Escenario de emisiones RCP 2.6), el calentamiento adicional del Ártico hasta finales de siglo podría limitarse a poco menos de dos grados. Según los pronósticos basados en modelos, si las emisiones siguen siendo altas (Escenario RCP 8.5), podríamos ver un aumento dramático en las temperaturas promedio de verano en el Ártico, hasta 14 grados centígrados por encima de la norma actual para 2100, recuerdan los autores del nuevo estudio, basándose en datos reconocidos por el Ipcc.
"Para el océano Ártico y el hielo marino, el calentamiento actual y futuro tendrá graves consecuencias", dice la profesora Ulrike Herzschuh, jefa de la División de Sistemas Ambientales Terrestres Polares del Instituto Alfred Wegener, Centro Helmholtz para la Investigación Polar y Marina (AWI). “Pero el medio ambiente en tierra también cambiará drásticamente. Las amplias extensiones de tundra en Siberia y América del Norte se reducirán enormemente, ya que la línea de árboles, que ya está cambiando lentamente, avanza rápidamente hacia el norte en un futuro próximo. En el peor de los casos, prácticamente no quedará tundra a mediados del milenio", detalla la investigadora.
El nuevo estudio hace una simulación de este proceso para la tundra en el noreste de Rusia. Los autores recuerdan que la tundra alberga una comunidad única de plantas, aproximadamente el cinco por ciento de las cuales son endémicas, es decir, solo se pueden encontrar en el Ártico.Las especies típicas incluyen plantas como la Dryas octopetala, Papaver radicatum y numerosos arbustos, que están adaptados a las duras condiciones locales: breves veranos e inviernos largos y muy fríos. También ofrece un hogar para especies raras como renos, lemmings e insectos como el abejorro ártico.
El nuevo estudio hace una simulación de este proceso para la tundra en el noreste de Rusia. Los autores recuerdan que la tundra alberga una comunidad única de plantas, aproximadamente el cinco por ciento de las cuales son endémicas, es decir, solo se pueden encontrar en el Ártico.Las especies típicas incluyen plantas como la Dryas octopetala, Papaver radicatum y numerosos arbustos, que están adaptados a las duras condiciones locales: breves veranos e inviernos largos y muy fríos. También ofrece un hogar para especies raras como renos, lemmings e insectos como el abejorro ártico.
Fuente: La Vanguardia (España)