El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, ordenó ayer un "toque de queda y militarización" en la ciudad de Quito, una controvertida medida que se da cuando se empezaba a abrir un espacio de diálogo entre los manifestantes indígenas y el Ejecutivo. El expresidente Rafael Correa publicó duros videos sobre la represión. "Ya no más muerte ni destrucción", pidió al reclamar la renuncia del mandatario.
A pesar de que en las últimas horas el movimiento indígena aceptó el diálogo directo que había rechazado en principio con el gobierno de Ecuador, presidente Lenín Moreno ordenó el "toque de queda y la militarización" de Quito.
Se trata de una medida más dura que el “estado de excepción” impuesto el 3 de octubre -y por el cual se había movilizado a las Fuerzas Armadas- y choca de frente con la voluntad de las organizaciones para negociar una eventual salida a la crisis política, social y económica.
En tanto, el ex presidente Rafael Correa volvió a denunciar los graves hechos de violencia contra los manifestantes. En su cuenta de Twitter publicó un video en el que las fuerzas de seguridad emboscaron una multitud que avanzaba pacíficamente por uno de los accesos de la capital.
La justificación de Moreno para endurecer la represión fue la de siempre: la violencia en las manifestaciones iniciadas hace once días, que en rigor tuvieron origen por las reformas económicas inconsultas pactadas entre su gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
"Esto facilitará la actuación de la fuerza pública frente a los intolerables desmanes de violencia", expresó en Twitter el mandatario, quien se ampara en facultades especiales, que en principio permiten restringir algunos derechos por 30 días.