Las autoridades del estado de Florida informaron que se están preparando para la distribución de 5 millones de dosis de vacunas contra el coronavirus para finales de octubre, aunque advierten que sigue habiendo dudas sobre la seguridad, la distribución, la confianza y el cronograma.
El jefe de la División de Manejo de Emergencias estatal, Jared Moskowitz, dijo que el estado compró los materiales hace dos meses en un esfuerzo por adelantarse a la demanda en lugar de verse obligado a competir con otros estados. En previsión de una vacuna, el estado compró 5 millones de jeringas y 5 millones de hisopos de alcohol.
Para distribuir la vacuna a tiempo, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) tendría que aprobar el uso de emergencia de una o más de vacunas que se están desarrollando y apresurar la tercera y última fase del ensayo estándar tradicionalmente invocado antes que se autorice el uso generalizado de una vacuna terapéutica. “Estamos avanzados. El material está esperando ya en un almacén listo para salir”, dijo Moskowitz.
Es necesario que las personas se pongan dos dosis, con entre tres y cuatro semanas de diferencia, por lo que incluso un proceso apresurado no se completaría para que muchos se vacunen antes de las elecciones del 3 de noviembre.
Los Centros de Prevención y Control Enfermedades indicaron la semana pasada que quiere que los estados estén listos para arrancar en octubre. La semana pasada envió una carta pidiendo a los gobernadores que aceleren los permisos y licencias para centros de distribución y pidió a los estados que presenten propuestas para el 1 de octubre.
La Florida es una de las cinco jurisdicciones —California, Dakota del Norte, Minnesota y Filadelfia son las otras— seleccionadas por un grupo de trabajo de los CDC para crear programas piloto de distribución destinados a servir como modelo para el resto del país.
Mientras la Florida puede estar preparándose para la vacunación, el principal asesor del tema en la Casa Blanca puso el jueves en duda la perspectiva de que la vacuna podría estar lista para finales de octubre. “Hay una probabilidad muy baja de que los ensayos que se están realizando tengan resultados antes de finales de octubre, es muy poco probable, aunque no imposible”, dijo Moncef Slaoui en una entrevista con National Public Radio.
Peter Pitts, presidente del Center for Medicine in the Public Interest dijo que uno de los mayores desafíos que enfrentarán los estados al distribuir una nueva vacuna es el escepticismo público. “Tener una vacuna que nadie usa es un fracaso”, dijo.
El gobierno también tiene que gestionar la logística de distribución de una vacuna a gran escala. Sólo dos de las seis vacunas en desarrollo respaldadas por el gobierno federal, las producidas por Moderna y Pfizer, están en ensayos clínicos activos de Fase III y requieren condiciones de envío y almacenamiento específicos a muy baja temperatura.
El estado debe decidir quién debe vacunarse primero dado el suministro limitado. El gobernador Ron DeSantis dijo esta semana que “si hay una vacuna segura y eficaz, creo que la población más vulnerable debería tener prioridad”, esas personas son los mayores de 65 años y con enfermedades crónicas.
Los ancianos, incluidos los que están en hogares de cuidados a largo plazo, residencias y centros de vida asistida, así como trabajadores de la salud, trabajadores esenciales de primera línea, empleados de seguridad nacional y comunidades de minorías están entre los grupos prioritarios para las primeras dosis.
Barry Bloom, inmunólogo y profesor de investigaciones de la Escuela T.H. Chan de Salud Pública de la Universidad de Harvard, dijo que la disponibilidad limitada de vacunas en las etapas iniciales creará presión “sobre cada grupo y muchas personas influyentes para tener acceso al medicamento”.