Mientras el tiempo empezaba a agotarse, los negociadores en las conversaciones climáticas anuales de Naciones Unidas retomaban el miércoles el desafío de encontrar un acuerdo para proporcionar mucho más dinero a las naciones vulnerables para adaptarse de lo que los países más ricos han demostrado estar dispuestos a pagar. Había una creciente presión para conseguir un acuerdo para cuando la COP29, como se conoce a la cumbre de este año, concluya esta semana.
El presidente de la COP29, Mukhtar Babayev, pidió a los negociadores que resolvieran la parte técnica de las conversaciones para el miércoles por la tarde para poder centrarse en la cuestión de fondo de la cumbre.
Ese fondo es desalentador. Las naciones vulnerables piden 1,3 billones de dólares para hacer frente a los daños del cambio climático y para adaptarse a ese cambio, lo que incluye desarrollar sus propios sistemas de energía limpia. Los expertos coinciden en que se necesita al menos un billón de dólares, pero ambas cifras son mucho más de lo que el mundo desarrollado ha ofrecido hasta ahora.
Los negociadores están enfrentados en tres grandes aspectos del problema: el tamaño de la suma total, cuánto irá en forma de subvenciones o préstamos, y quién paga. En una sesión donde los negociadores informaron sobre su progreso el miércoles, el ministro de clima de Australia, Chris Bowen, uno de los ministros que lidera las conversaciones sobre el objetivo monetario, mencionó que ha escuchado diferentes propuestas sobre cuánto dinero debería haber en el fondo. Además de los 1,3 billones de dólares propuestos por los países en desarrollo, se propusieron cifras de 900.000 millones, 600.000 millones y 440.000 millones de dólares.
Pero “también se hizo hincapié en que resolver la base de contribuyentes es importante para esa conversación sobre otros temas”, dijo Bowen. El presidente del grupo negociador de países con ideas afines, Diego Balanza, mencionó que en las negociaciones de pasillo se habla de una cifra de 200.000 millones de dólares. Eso no es suficiente, dijo.
“Los países desarrollados, cuya obligación legal es proporcionar financiamiento, siguen trasladando su responsabilidad a los países en desarrollo”, dijo Balanza. El ministro de clima de Sudáfrica, Dion George, uno de los dos ministros que lideran las conversaciones sobre cómo reducir los combustibles fósiles, mencionó que “todas las partes confirmaron su compromiso de cumplir con el consenso de Dubái alcanzado el año pasado” cuando los países se comprometieron a la transición de los combustibles fósiles.
El ministro de clima de Nueva Zelanda, Simon Watts, también se mostró “muy alentado” por el avance en el llamado Artículo 6, una propuesta para reducir las emisiones a través de, entre otras cosas, un sistema de créditos de dióxido de carbono que permite a las naciones contaminar si compensan las emisiones en otro lugar. Pero aún quedaba mucho por resolver.
Alden Meyer, del centro de estudios europeo E3G y analista veterano de negociaciones, resumió el estado de las negociaciones el miércoles diciendo que la palabra del día en las conversaciones es “círculo... como en dar vueltas en círculos”.
“Todas las presidencias deben en este punto demostrar que tienen lo que hace falta para pasar de la administración al liderazgo”, dijo la enviada climática alemana Jennifer Morgan. “Deben establecer la expectativa de resultados ambiciosos en todos los aspectos. (...) Ahora depende de la presidencia asegurar que avancemos a toda velocidad hacia un futuro verde”.
A medio mundo de distancia en Río, Brasil, donde la cumbre del Grupo de los 20 concluía el martes, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, dijo al grupo de las economías más grandes del mundo que “el éxito de la COP29 está en gran medida en sus manos”.
“Ese objetivo, el objetivo financiero, en sus diferentes capas, debe satisfacer las necesidades de los países en desarrollo, comenzando con un aumento significativo en las concesiones de fondos públicos”, dijo. Y el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo que las naciones desarrolladas deberían considerar adelantar sus objetivos de reducción de emisiones de 2050 a 2040 o 2045.
“El G20 es responsable del 80 por ciento de las emisiones de efecto invernadero”, dijo. “Aunque no avancemos a la misma velocidad, todos podemos dar un paso más”.
Fuente: Agencia AP