‘El Sembrador’, de Van Gogh, expuesto temporalmente en el museo del Palacio Bonaparte en Roma, no ha sufrido daños porque estaba protegido con un cristal
Cuatro activistas ecologistas han lanzado este viernes sopa de guisantes sobre el cuadro El Sembrador (1988) de Vincent Van Gogh y se han pegado con pegamento al muro donde estaba expuesto, en el museo del Palacio Bonaparte en Roma. La obra, que forma parte de una exposición temporal dedicada al pintor neerlandés en la capital italiana, no ha sufrido daños porque estaba protegida con un cristal, según ha explicado Camila Talfani, portavoz de los organizadores de la muestra. Los asaltantes forman parte de Última Generación, una organización ambientalista que ha subrayado en un comunicado que su objetivo no era dañar la pintura, sino concienciar a la sociedad sobre el cambio climático y sus consecuencias, como la falta de acceso a alimentos que sufren algunos países y poblaciones que se ven obligadas a migrar de sus hogares por esta razón.
El ataque intenta simbolizar que, al igual que los elementos más destacados del cuadro —el campo, el agricultor y su casa— se ven desvanecidos por el puré de guisantes vertido sobre la pintura, los recursos naturales están desapareciendo. No es el primer ataque de estas características contra una obra de arte. El mes pasado otros activistas de grupos como Just Stop Oil han arrojado pintura, salsa de tomate, pure de patatas o incluso han pegado partes de su cuerpo con pegamento a otras pinturas de Van Gogh, como Los Girasoles o de otros artistas, como La joven de la perla de Johannes Vermmer o “Los Almirantes” de Claude Monet, también sin causar daños.
“Es un grito desesperado, y científicamente fundado, que no puede entenderse como un simple vandalismo, sino como la manifestación de un amor visceral por la vida y por el arte, que solo se puede proteger con una intervención seria y oportuna de los gobiernos”, han añadido Última Generación en el comunicado, donde también subraya la necesidad de apostar por la transición hacia la energía sostenible. El ministro de Cultura italiano, Gennaro Sangiuliano, ha condenado el ataque. “La cultura, que es parte fundamental de nuestra identidad, debe ser defendida y protegida y no utilizada como megáfono para otras formas de protesta”, ha dicho Sangiuliano en un comunicado. Por su parte, uno de los atacantes ha declarado durante la protesta: ”No deberíamos enfadarnos por un cuadro que está protegido por un cristal y que estará limpio mañana. Pero no nos enojamos porque no sabemos que estamos perdiendo comida y agua”.
Los activistas han sido detenidos por las autoridades romanas para ser identificados, según señalan varios medios italianos que añaden: “si la pintura hubiese sido dañada, los activistas se enfrentan a una pena de dos a cinco años de prisión por deterioro, ensuciamiento o uso ilícito de bienes culturales o paisajísticos”. En su página web, la organización remarca que se limita a realizar “acciones de desobediencia civil no violenta para pedir acciones urgentes y concretas contra el colapso ecoclimático”. El pasado mes, miembros de esta asociación bloquearon pacíficamente las carreteras que cruzan la Porta Ardeatina —una de las puertas de las Murallas Aurelianas de Roma— con el fin de “llamar la atención de los políticos y ciudadanos sobre la solicitud de detener las inversiones en combustibles fósiles”.