Hoy conmemoramos la importancia de los microbios para preservar la salud de los seres humanos, así como la sostenibilidad del planeta a largo plazo.
El 27 de junio se celebra el Día Mundial del Microbioma. Mediante esta fecha, creada en el año 2018 por la APC Microbiome Ireland, de la University College Cork, se pretende divulgar información a nivel mundial y crear conciencia acerca de la contribución de los microbios y bacterias como alternativa innovadora para alcanzar un futuro sostenible.
¿Qué es un microbioma?
Este término está referido a los microorganismos (virus, hongos y bacterias) y sus genomas que se encuentran en el ambiente y en los seres vivos, constituyéndose en su hábitat. Cada hábitat que alberga a comunidades de microorganismos se denomina microbioma. En griego significa micro (pequeño) bios (vida).
Por su parte, la microbiota comprende todos los organismos vivos que forman el microbioma. Mientras que el metagenoma comprende una colección de genomas y genes presentes en una microbiota.
En los microbiomas vegetales presentes en el suelo, las plantas y el aire tienen implicaciones favorables en los cultivos, optimizando la producción de alimentos, fibras agrícolas y piensos:
Los microbios en el suelo fijan el nitrógeno en el suelo, beneficiando el crecimiento de las plantas.
Algunos microbios pueden descomponer el gas metano, contribuyendo a detener el cambio climático.
El compostaje de microbios elaborado con desechos verdes (plantas, verduras, frutas) posee suficientes nutrientes para enriquecer el suelo.
Los microbiomas marinos presentes en mares y océanos influyen notablemente en la fisiología, comportamiento y ecología de los animales marinos. Las bacterias, arqueas y hongos contribuyen, por ejemplo, al ciclo de nutrientes y materia orgánica de los corales.
En cambio, los microbiomas de algunas especies de esponjas marinas contribuyen al ciclo de nitrógeno en los océanos, a través de la oxidación del amoníaco por parte de las arqueas y bacterias.
En el microbioma humano se ha determinado que la mitad de las células del cuerpo humano son humanas y el resto corresponden a microorganismos. Los ecosistemas microbianos presentes en el organismo se localizan en el tracto gastrointestinal, genitourinario y respiratorio, boca, nariz, faringe y en la piel.
Los factores que modifican la composición de la microbiota humana están relacionados con la genética, el género, el desarrollo hormonal y la edad, evolucionando con el crecimiento. En cuanto a los factores externos se destacan la ubicación geográfica, el clima, el estilo de vida, la higiene personal, así como el uso de antibióticos y fármacos.