Un destructor de misiles estadounidense navegó en aguas del mar de la China Meridional, en lo que las autoridades chinas consideraron una provocación.
El mar de la China meridional es una zona disputada por Filipinas, que es un aliado de los Estados Unidos. Varios islotes, algunos artificiales, han sido convertidos en bases para buques y aeropuertos para aviones militares chinos, una actitud que ha provocado objeciones norteamericanas.
Antes de asumir Trump, el que iba a ser su ministro de Defensa opinó que los Estados Unidos debían usar su poder naval para obstruir la navegación por el mar de la China Meridional, por el que pasa casi todo el comercio exterior chino.
Pero entonces un diario oficioso de la China contestó que en ese caso los Estados Unidos enfrentarían a una potencia nuclear con consecuencias previsibles.