Visiblemente emocionado, el Presidente saludó a la familia del astro. Estuvo acompañado por su esposa, referentes de Argentinos Juniors y funcionarios de su administración.
Alberto Fernández llegó a las 10:57 a la Casa Rosada en helicóptero, acompañado por Fabióla Yáñez, vestida de luto estricto. En la aeronave viajó, además, con el secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello, el secretario de Prensa y Comunicación, Juan Pablo Biondi, y el intendente de la Residencia de Olivos, Daniel Rodríguez.
Recién ingresó a la capilla ardiente a las 11:20, depositó con toda prolijidad sobre el féretro, tomándose todo el tiempo necesario, una camiseta de Argentinos Juniors y pañuelos de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Fue su ceremonia y homenaje personal. Se lo vio rodeado por el presidente del club de La Paternal, Cristian Malaspina, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, el ministro de Salud, Ginés González García, y María, la histórica secretaria del Presidente.
Visiblemente emocionado, incluso llorando, el Presidente se colocó frente al féretro cerrado, junto a la Primera Dama, que ingresó al recinto con un ramo de flores rojas. Ambos se quedaron frente al féretro, en silencio, acompañando a la familia durante 20 minutos.
A las 12, aproximadamente, ingresó el presidente del bloque Frente de Todos, Máximo Kirchner. Ya estaba en el recinto el ministro de Desarrollo Social bonaerense, Andrés Larroque. Para las 12.30 se espera la llegada del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof
Después, los organizadores dejaron ingresar al personal de la Casa Rosada. Se pudo ver a los mozos, los asistentes y los encargados y las encargadas de los ingresos. Un grupo de personas con barbijos con los colores de Argentinos Juniors también se acercaron a saludar a la familia. Eran parte del equipo de inferiores del club, donde se inició Maradona.
Al llegar a la Rosada, Fernández saludó a gran cantidad de personas que esperaban su ingreso por la explanada de la avenida Rivadavia, se sacó selfies y agradeció la presencia de personal de la Casa que estaba trabajando, a pesar del asueto por el duelo que decretó por tres días.
Se esperaba que pase directamente a la capilla ardiente donde están velando a Diego Armando Maradona, pero decidió dirigirse a su despacho, ubicado en el primer piso de la sede de Gobierno. En ese momento se cortó la transmisión.
Junto al cajón, Dalma abrazaba a una Giannina profundamente desconsolada. Mientras, Claudia Villafañe que estaba medio metro atrás, le avisaban que el Presidente había llegado y juntas, las tres, se dirigieron al despacho presidencial, acompañadas por el subsecretario General, Miguel Cuberos.
Por entonces, el gran debate en el equipo presidencial es cómo resolver la ansiedad de la gente que quiere despedir a su ídolo. La familia dijo que la ceremonia fúnebre tenía que terminar a las 16, ya que están en la Casa Rosada desde las 23 y quieren partir al cementerio cuanto antes. Pero en Casa Militar presentaron una alternativa, como es extender el velorio hasta las 20, cerrando el ingreso y la transmisión a las 19.
La preocupación de quienes se encargan de proteger la seguridad del Presidente es que se produzcan presiones sobre la fila de ingreso como las que ya vieron por la mañana, y que la despedida del más grande se transforme en una pesadilla, con gases lacrimógenos y heridos.
Argumentaban que la fila de personas que quiere despedir al Diego cruza la avenida de Mayo hasta la 9 de Julio, y desde ahí hasta la avenida Belgrano. Sin embargo, los periodistas pudieron observar desde el primer piso que Claudia le hizo al Presidente por lo menos tres veces un gesto de cruzarse las manos como dicéndole: “no más” de las cuatro de la tarde. Antes, lo intentaron Cafiero y Cuberos. Todo indicaría que todos los esfuerzos por extender el velorio fueron infructuosos.