En Europa hubo olas de calor insoportables, inundaciones y cientos de muertos, mientras la sequía sigue azotando partes de EE.UU. y Brasil, como antes lo hizo en Argentina. Hasta nieva en el Sahara. ¿Qué más para convencer a los negacionistas del cambio climático?
En años recientes, la agricultura y la ganadería, especialmente, fueron sentadas por el lobby petrolero en el banquillo de los acusados: ahora le apuntan a las emisiones de las vacas. Pero a juzgar por lo que acaba de pasar en Bakú, en la última cumbre del Clima, ese sector logró defenderse.
Cuando la delegación del gobierno de Milei se batía en retirada, se exhibió un nuevo paradigma productivo, del que Argentina es pionera, con la siembra directa, la agricultura regenerativa y los avances en genética animal y vegetal, por citar algunos hitos.
Por cierto, el sector agropecuario de América latina se hizo escuchar mostrando su rol en la seguridad alimentaria y ambiental global, y dejó en claro que los agricultores son víctimas y no responsables de las variaciones abruptas del clima y fenómenos cada vez más intensos.
Casi todo pasó en la Casa de la Agricultura que montó el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (Iica) junto a sus socios del sector privado y público, en el estadio olímpico de Bakú. Con un verdadero desfile de ministros, académicos y CEO de empresas, alzaron la voz para demostrar que la agricultura es parte de la solución.
“La transformación del sector agropecuario de nuestra región ya está en marcha y la estamos haciendo lo más rápido posible. Pero necesitamos que nuestros agricultores tengan mejor acceso a la financiación y a las nuevas tecnologías para que el proceso cobre aún mayor velocidad”, advirtió el Director General del Iica, el argentino Manuel Otero.
El profesor Rattan Lal, considerado la mayor autoridad mundial en ciencias del suelo, afirmó que se debe pagar a los agricultores por el secuestro de carbono a partir de la siembra y recuperación de los bosques, tarea que contribuye con la conservación de los ecosistemas planetarios. “Los agricultores son los principales actores de la producción y el cuidado ambiental, por lo que se deben impulsar políticas públicas que los recompensen”, sostuvo Lal.
El Premio Nobel de Economía, Michael Kremer, contó acerca de innovaciones sencillas para la mitigación del cambio climático.
En su disertación en el pabellón del Iica, el ministro de Agricultura uruguayo, Fernando Mattos, advirtió que las dimensiones económica y social de la agricultura son tan importantes como la ambiental y relató que en la región hay agricultores abandonando las zonas rurales, debido a que la producción es víctima de la variabilidad climática.
Y al compás de la decisión global de aumentar el financiamiento contra el cambio climático, el IICA lanzó el Fondo Hemisférico para la Resiliencia y la Sostenibilidad de la Agricultura, un mecanismo inédito.
Los principales actores de la cadena de valor de la producción animal de EE.UU. nucleados en el Protein Pact, detallaron su esquema basado en pasturas y el bienestar animal. CropLife Internacional, el Consejo de Exportadores Lácteos de EE.UU, la alemana Bayer y la líder mundial en carnes, la brasileña BRF/Marfrig explicaron sus programas de “descarbonización”. Esto es energía limpia y prácticas de cuidado ambiental.
El mismo camino mostró Carbon Asset Solutions, líder global en soluciones climáticas, el Consejo de Exportadores de Soja de EE.UU., el Consejo de Granos de EE.UU. y los gigantes Elanco, la brasileña JBS y PepsiCo. Se expuso sobre sistemas agroalimentarios con soluciones basadas en la naturaleza y los biocombustibles.
Las agujas del reloj ya se acercan a otra cita anual clave. La próxima cumbre o Conferencia entre las partes (COP) de la lucha contra el cambio climático se desarrollará en Belem do Pará, Brasil. Desde que volvió al Planalto es uno de los ejes del gobierno de Lula, listo para recibir multimillonarias inversiones al compás de bonos de carbono que premian la reforestación del Amazonas y el uso de los biocombustible. Lula intenta que el mundo vuelva a considerar a Brasil como el pulmón del planeta.
Fuente: Clarín