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Las asesoras de Milman entregaron sus celulares, uno nuevo y otro con los datos borrados

Las declaraciones se dieron en el marco de la denominada "Pista Milman", en la que se investiga si efectivamente el diputado de JxC tenía conocimiento de que el 1 de septiembre se produciría un ataque contra la vicepresidenta.

Dos asesoras del diputado nacional de Juntos por el Cambio (JxC) Gerardo Milman que estuvieron con él en el bar donde según un testigo se habría referido al intento de homicidio de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, dos días antes de que ocurriera, entregaron este jueves sus teléfonos celulares al fiscal federal Carlos Rívolo, al declarar por segunda vez como testigos en la causa.

Sin embargo, al hacerlo, una de ellas (Carolina Gómez Mónaco) declaró que había cambiado de aparato y la otra (Ivana Bohdziewicz) adelantó que borró información vinculada con su intimidad, según pudo reconstruir Télam de fuentes con acceso a la expediente judicial.

Las declaraciones se dieron en el marco de la denominada «Pista Milman», en la que se investiga si efectivamente el diputado de JxC tenía conocimiento de que el 1 de septiembre se produciría un ataque contra la dos veces expresidenta Fernández de Kirchner.

Gómez Mónaco y Bohdziewicz declararon por segunda vez en el marco de esta causa bajo juramento de decir la verdad, aunque ahora fue ante la fiscalía de Rívolo, que tiene delegada la investigación, mientras la primera había sido ante la jueza federal María Eugenia Capuchetti.

Ambas asesoras de Milman lo acompañaban el 30 de agosto en la confitería Casablanca, dos días antes del atentado sufrido por la vicepresidenta, cuando un testigo dijo haber escuchado decir al legislador «cuando la maten voy a estar camino a la costa».

Sin embargo, como habían hecho en la primera oportunidad, tanto Gómez Mónaco como Bohdziewicz negaron que su jefe les hubiera afirmado eso y aseguraron que tampoco hizo menciones a un eventual ataque contra Fernández de Kirchner, antes de que ocurriera.

A pesar de que ambas lo asesoran en la Cámara de Diputados, las dos testigos negaron haber participado de la elaboración o haber tenido contacto alguno con los proyecto legislativos en los que Milman se refirió a la custodia vicepresidencial y reclamó información sobre su composición.

El momento de mayor expectativa de cada una de las audiencias en las que declararon las testigos se produjo cuando les preguntaron si estaban dispuestas a entregar sus teléfonos celulares: ese fue, en rigor, el motivo por el cual se reactivó la pista Milman hasta el punto de que volvieran a ser convocadas por la justicia.

Las contradicciones en sus primeros testimonios en relación a sus respectivas presencias en la confitería Casablanca y al tema de conversación de aquel encuentro habían motivado que en su momento la querella reclamara que se les secuestren los teléfonos celulares.

Fue la negativa a realizar esa medida de prueba -el secuestro de los teléfonos celulares- la que generó las más fuertes criticas de los abogados de la querella, José Manuel Ubeira y Marcos Aldazabal, hacia el trabajo de la jueza Capuchetti, al punto de que reclamaron su apartamiento de la causa.

Los abogados de la querella llegaron con el reclamo del secuestro de los celulares hasta la Cámara Federal porteña que el viernes pasado emitió una resolución en la que señaló que era una medida procedente pero que antes debían llevarse a cabo otras, que tenían que ver con declaraciones testimoniales.

Cuando el fiscal Rivolo le preguntó Gómez Mónaco si estaba dispuesta a aportar su teléfono celular de modo voluntario, la asesora de Milman y exfuncionaria del Ministerio de Seguridad, respondió: «Estoy a disposición de la justicia. No considero que sea necesario frente a lo que un testigo dice que escuchó, que es absolutamente mentira, pero yo lo puedo poner a disposición».

A continuación se produjo la aclaración que generó sorpresa en quienes la escuchaban: «Quiero aclarar que yo cambié el teléfono la semana pasada, y el anterior lo tiene mi hermana actualmente. Cuando cambié el teléfono, -pero no el número- pasé al nuevo las cosas más importantes, pero en las aplicaciones como Whatsapp, están las conversaciones que yo tenia en el aparato anterior que utilizaba previamente».

Otra situación se produjo cuando, un rato más tarde, el fiscal le preguntó a Bohdziewicz si tenía conversaciones con Milman en su celular y ella respondió: «Si, de temas laborales. Pero quiero aclarar que las borré. Tanto los mensajes como las fotos, porque sentí que se podía violar mi intimidad si me pedían mi teléfono».

«Yo borré todo porque no había posibilidad de seleccionar solo algunas cosas y tenía fotos intimas mías comprometedoras. Para eso me asesoré. De todas formas, quiero aclarar que nunca hablé de nada relacionado con el atentado a la Vicepresidenta en cuanto a una participación criminal en el mismo. Si hemos hablado sobre el tema del atentado, desde el punto de vista de lo que se escuchaba por los medios», continuó.

Al final de cada una de las audiencias testimoniales, las asesoras de Milman entregaron sus teléfonos de modo voluntario y los dispositivos, con sus respectivos chip, fueron entregados a personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria para que se les realice la extracción de información que pudiera ser útil para la investigación.

Las colaboradoras de Milman llegaron al edificio de los tribunales de Comodoro Py poco después de las 9.30 a los tribunales federales de Retiro y esperaron en el quinto piso, sede de la fiscalía de Rívolo, hasta que fueron llamadas para comenzar una segunda declaración testimonial en la causa.

Al inicio de su declaración, Gómez Mónaco quiso aclarar por qué en su testimonial anterior primero desconoció la reunión con Milman y Bohdziewicz en la confitería Casablanca, y lo atribuyó a cierto desconcierto con haber tenido que presentarse ante la justicia de forma inesperada.

«Ratifico la declaración en términos generales. Yo no recordaba exactamente lo que había pasado el 30 de agosto porque me hicieron venir repentinamente a declarar, pero luego con mi compañera, atando cabos, recordé que había salido con mi Jefe de una oficina, paramos a tomar un café ahí y yo estaba planificando el viaje a Mar del Plata, que se efectuó en octubre. Estaba organizando la agenda, traslados, qué personas iban a ir, etcétera. En un momento Ivana cruza a esta confitería, porque ella tenía que consultar a él por otro viaje a Pinamar, del cual yo no sabía. Yo estaba con lo mío, con el viaje que yo estaba organizando. Quería aclarar eso», recordó.

En otro pasaje de su declaración Gómez Mónaco respondió que conocía a una persona de apellido Villares, a quien la querella señaló como un exfuncionario de Milman que habría compartido con Hernán Carrol, el referente de la Nueva Centro Derecha también mencionado en esta causa.

Carrol es la persona a la cual Fernando Saba Montiel, el hombre que quiso matar a la vicepresidenta el pasado 1 de septiembre, designó en una carta escrita desde la Cárcel al juzgado de Capuchetti para que le nombre un abogado que lo defienda en la causa.

A Gómez Mónaco le preguntaron si conocía a Carrol, Martín Ezequiel Grosso Almeida, Fernando Ángel Villares y contestó: «A los primeros dos no. Me suena el apellido Villares. Había una persona que trabajaba en el Ministerio de Seguridad con ese apellido. Le decíamos Teco, por eso no se exactamente el nombre. Era como el Jefe de Gabinete de Gerardo Milman, pero no lo veo desde el Ministerio, desde el 2019, pero sí lo he visto y hemos trabajado».

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