Se llevará a cabo hoy en distintas localidades del Sudoeste Bonaerense. El plástico sigue siendo el principal material que se encuentra tirado en nuestras playas.
Cinco gramos de microplástico. De acuerdo con los informes que llevan a cabo entidades vinculadas a la protección del medio ambiente, esa es la cantidad que consume un habitante de nuestra zona por semana, debido a los residuos plásticos que se encuentran en las costas bonaerenses y argentinas que, posteriormente, terminarán siendo ingeridas por animales acuáticos antes de llegar al ser humano.
El estudio y estas cifras, que en su momento publicó la organización Vida Silvestre, terminan configurando una alerta sobre la necesidad de cuidar y respetar nuestros ambientes costeros, limitando y eliminando cualquier tipo de residuos que se pueda generar en su entorno.
Por esta razón, durante la jornada de hoy se llevará a cabo una nueva edición del Censo de Residuos Playeros, que se realizará en toda la costa bonaerense, en 21 localidades entre las que están comprendidas varios balnearios de nuestra zona.
El relevamiento, el sexto que se llevará a cabo en los últimos años, busca clasificar la basura que queda o se puede encontrar en las playas de nuestra región y, en algunos casos, también recogerla para disponerla posteriormente en un lugar más acorde.
“Nuestro objetivo es conocer el estado de las playas, qué cantidad de residuos hay en ellas, cómo están clasificados y qué materiales predominan. Históricamente, lo que más encontramos son plásticos”, cuenta Guadalupe Alvarez, de la ONG Hapic (Humedal Arroyo Pareja-Isla Cantarelli).
Los datos que se obtengan en toda la provincia serán analizados por la fundación Vida Silvestre, que luego los divulgará y realizará las estadísticas comparativas.
“El conteo lo hacemos en una hora aproximadamente y los resultados tardarán un poco en aparecer; normalmente el censo se lleva a cabo entre septiembre y octubre, y estimamos que para noviembre o diciembre ya deberían estar los números finales”, aclara.
Durante el censo que se llevó a cabo el año pasado, el material predominante encontrado fue el plástico, con un 85 por ciento de presencia en toda la costa. En nuestra zona, como por ejemplo Coronel Rosales, ese porcentaje trepó al 96 por ciento.
“Dentro de ese porcentaje se incluyen las colillas de cigarrillo, porque el filtro está hecho de celulosa. Si bien no las podemos contabilizar porque no las vemos, ya que en la costa hay unos residuos vegetales que impide que las observemos, sí contamos a montones botellas tipo pet, bolsas y residuos de pesca”, advierte.
En ese sentido, un informe presentado en los últimos meses indicó que en las costas de la provincia de Buenos Aires, los contaminantes más comunes en las playas bonaerenses son las colillas de cigarrillo (27,3 por ciento), fragmentos plásticos (20,6 por ciento), telgopor (8,6 por ciento), envoltorios plásticos (8,1 por ciento), botellas y otros envases (6,9 por ciento), bolsas plásticas (6,2 por ciento) y tapitas (6,2 por ciento).
“A nivel local vemos que hay mucho plástico y seguimos encontrando un montón, sobre todo botellas pets. Por esto es que debe darse un cambio de mentalidad, ya que como consumidores tenemos poder de decisión y eso terminaría repercutiendo en el ambiente”, señala.
Sin embargo, lamenta, la cantidad de basura que se encuentra en la costa y en las playas bonaerenses no disminuye.
“Todavía hay un montón de residuos y cada vez aparecen más. Además, con el paso del tiempo el plástico se va acumulando, fragmentando y quedando en el ambiente.
Hoy tenemos un montón de microplásticos en la playa -NdR: se trata de fragmentos menores a cinco milímetros, que se clasifican como micro-. La costa está llena, los animales los ingieren y por las redes tróficas llegan hasta nosotros”, explica.
Alvarez reconoce que esos cinco gramos semanales de microplásticos que ingerimos en forma semanal es prácticamente lo mismo que comer una lapicera o una tarjeta de crédito.
“Este tema es muy grave. La mortandad de animales está asociada a la ingestión y al entrampamiento, ya sea con redes de pesca y anzuelos que quedan en la playa. Hemos encontrado individuos atrapados”, explica.
En cuanto a la ingestión, detalla que es un proceso interno que le provoca al animal un debilitamiento progresivo en el tiempo, en que deja de cazar porque tiene el estómago lleno de plástico.
“Se mueren porque comen tanto plástico que se inmunodeprimen, dejan de incorporar la cantidad de calorías que deben y después no pueden cazar”, sostiene.
Fuente: La Nueva