Diego Maradona será operado en las próximas horas tras detectarse que tiene un hematoma subdural. Es a partir de un golpe que generó un coágulo en una región del cerebro. El diagnóstico es el mismo que recibió la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y por el que tuvo también que someterse a una operación en 2013. Según pudo averiguar Infobae, la intervención la llevará a cabo su médico personal y neurocirujano Leopoldo Luque en horas de la tarde-noche en la Clínica Olivos.
Desde el círculo íntimo advierten que el hematoma podría deberse a un golpe en la cabeza que pudo haber sufrido boxeando –actividad deportiva que practicaba–, a un pelotazo o al golpe ocurrideo cuando se cayó para atrás en el banco de Gimnasia el torneo pasado. “A partir del traumatismo se generó un derramamiento de líquido que se acumuló”, le indicaron a este medio desde el círculo íntimo del astro.
Horas antes de conocerse esta noticia, y antes de tener en sus manos el resultado de los últimos estudios, el doctor Luque había asegurado que el entrenador de Gimnasia de La Plata estaba con buen estado de ánimo. “La noche la pasó bien. Está bien de ánimo. Estuvimos bromeando, estuvimos caminando dentro de la clínica. La situación está evolucionando como queríamos. Él está absolutamente consciente. Y cuando se pone tan consciente se quiere ir. Es conocido que no quiere a los médicos”, había advertido el especialista durante la mañana del martes.
Pero, ¿qué es y cómo se trata el hematoma subdural? “El hematoma subdural es una acumulación de sangre en el espacio que está entre las dos membranas que cubren el cerebro”, explicó a Infobae Alejandro Andersson (MN 65.836), neurólogo y director médico del Instituto de Neurología Buenos Aires. “En general ocurre después de un golpe de traumatismo de cráneo. Por supuesto que hay personas más predispuestas, por ejemplo los que se tratan con medicamentos anticoagulantes”.
“Lo primero que hay que decir sobre el hematoma subdural es que puede ser agudo o crónico, este último fue el caso de la doctora de Kirchner: a partir de que se le presentó un cuadro de cefalea, se le realizaron estudios neurológicos, resultando el diagnóstico de colección subdural crónica. Un punto importante para evaluar el cuadro es el tipo de síntomas, si se trata de cefaleas, de convulsiones, de trastornos de movilidad. Estos determinarán en algún punto también la gravedad del cuadro”, dijo a Infobae el doctor Cristian Fuster (MN 99838), destacado neurocirujano argentino y además quien operó con éxito a la doctora CFK del hematoma craneal que la aquejara.
Y añadió: “No todos los hematomas subdurales son quirúrgicos. Los crónicos están más asociados a los adultos mayores. Es indispensable evaluar el estado clínico del paciente en su totalidad: un hematoma subdural menor de 1 centímetro requiere de una conducta expectante. Si da muchos síntomas, en general se toma la conducta de operar. Hay que saber que de los hematomas subdurales que se operan, en el 30% ocurre un resangrado; además de saber que siempre una cirugía de cerebro conlleva un riesgo. Sepamos que el hematoma subdural es una vena que se aloja entre el cerebro y la duramadre, y una intervención quirúrgica para extraerla requiere una internación en terapia intensiva, que en este tiempo de pandemia es una complicación adicional”.
También consultado por este medio, Claudio Waisburg, neurocientífico, director del Instituto Neuropediátrico Soma, indicó: “El procedimiento en una persona sin factores de riesgo es bastante sencillo dentro de lo que es una cirugía y no es un procedimiento largo. Las complicaciones tienen que ver con la ubicación y el tamaño del hematoma. Un hematoma grande puede ser peligroso, pero uno pequeño puede permanecer sin generar problemas durante tiempo. Se hacen dos pequeños orificios en dos lugares donde se pueda localizar el hematoma, se abre la meninge y se extrae la sangre que esté en ese espacio. Se hace un pequeño lavado y se observa si hay algún área que activamente esté causando sangrado para cauterizarla. La hipertensión, el sobrepeso, antecedentes cardíacos son factores que aumentan los riesgos del hematoma y de la intervención”.
Para el médico neurólogo y especialista en enfermedad cerebrovascular Conrado Estol (MN 65005), “no hay que buscar un traumatismo como causa. Después de los 60 años se trata de un cuadro que puede ocurrir en forma espontánea y se da cuando venas muy pequeñas dentro del cráneo se rompen y lo producen sin ningún estímulo específico”.
Por su lado, Estol advirtió: “Se debe averiguar si la persona está anticoagulada por una arritmia o toma aspirina para prevenir enfermedad cardiovascular, ya que eso lo pone en más riesgo de tener hematoma subdural. Aunque se vean pequeños en una tomografía o resonancia tienen potencial de crecer rápidamente. Las opciones son dos: observar y seguirlo en el tiempo (por tamaño, características del paciente, etc.) o bien en otros casos hay que operarlo. La cirugía es relativamente simple porque es fuera del cerebro (el hematoma se presenta entre el cerebro y el cráneo). Si es agudo, esto es, que ocurrió en las últimas 24 horas, se hace una craneotomía y con un aspirador se succiona la sangre líquida; en tanto si es crónico y lleva muchos días y dio síntoma hoy, hay que hacer una craniectomía (incisión más grande) para sacarlo todo”.
La operación es corta, y suele durar aproximadamente una hora. Y según Pedro Lylyk, director general del Equipo de Neurocirugía Endovascular y Radiología Intervencionista (Eneri) y director del Departamento de Neurociencias de la Clínica La Sagrada Familia, “en general, la cirugía es una cirugía bien controlada y relativamente sencilla. En neurocirugía no hay nada sencillo, pero es relativamente sencilla y se puede solucionar bien”.
Con respecto a la recuperación, el doctor Alejandro Andersson, médico neurólogo, director médico del Instituto de Neurología Buenos Aires, aclaró: “Existen personas que se recuperan en un 100 por ciento pero también puede haber algunos casos en los que se presenten secuelas neurológicas como trastornos motores o epilepsia. En la medida en que el hematoma haya crecido, puede aplastar el área visual, la motora, la sensitiva o del lenguaje. Si comprimió o generó algún grado de daño, provocará un déficit neurológico y también existe la posibilidad de que genere epilepsias".