La presidenta de la Asociación de Funcionarios y Abogados por los Derechos de los Animales (Afada), Juliana D'Arrigo, dijo a AIM que “debemos entender que somos una sociedad mixta (de animales humanos y no humanos) y a partir de allí tomar un nuevo rumbo y concretar un nuevo pacto social”.
En el marco del Día de la Tierra “es oportuno reflexionar, ya que no hay nada que festejar”, dijo a esta Agencia D'Arrigo, quien señaló que “los seres humanos, inmersos en un sistema occidental cristiano, creyendo ser el centro del universo y que todo le es puesto en este mundo a ‘disposición’ convirtió la tierra en un infierno para la naturaleza y los animales no humanos”.
En ese sentido, apuntó que en estos días “hay mucho pensar, enfrentándonos al Covid-19, una pandemia que azota al mundo, y que nadie quiere hablar de dónde proviene”. Además, indicó que ya nadie “habla del ébola, la gripe aviar, la gripe por el virus H1n1, el síndrome respiratorio del Medio Oriente (Mers), la fiebre del Valle del Rift, el síndrome respiratorio agudo severo (Sars), el virus del Nilo Occidental, el virus del Zika (que dejan miles de muertes) sino que se insiste en hablar sobre las grandes pérdidas económicas”.
De acuerdo con Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), una nueva enfermedad infecciosa emerge en los humanos cada cuatro meses. De estas enfermedades, el 75 por ciento provienen de animales. La explotación abusiva, que a decir verdad, siempre la explotaciones son abusivas, ha resultado en una alteración en el ambiente. Precisamente, “al cambiar el uso del suelo para la tala o las industrias ganaderas y sus infraestructuras asociadas se invadió el hábitat de los animales, es decir, se destruyeron zonas de amortiguamiento naturales (que normalmente separan a los humanos de la vida silvestre) y se crearon puentes para que los patógenos pasen de los animales a las personas”.
En ese marco, subrayó que las consecuencias del cambio climático “afectan de forma desproporcionada a las personas con menos recursos, lo que aumenta su vulnerabilidad y amplifica las posibilidades de propagación de las enfermedades zoonóticas”.
“¿Solo afecta al humano, el único ser pensante…Será que pensamos? ¿Será que somos tan racionales como creemos? A la vista y repuesta de la realidad es que no hemos sido tan inteligente”, aseveró y propuso “repensar un nuevo pacto social donde se incluya a la naturaleza y a los animales”.
“Debemos entender que somos una sociedad mixta (de animales humanos y no humanos) y a partir de allí tomar un nuevo rumbo y concretar un nuevo pacto social. Regulando las conductas de todos y para con todos. Ahora bien, quién se atreverá a dejar de lado sus privilegios, su estatus, sus gustos y plantearse la posibilidad de hacer un cambio radical donde implique respetar no solo al par sino, también, a quien creímos hasta hoy que era inferior”, dijo la abogada.
“Cuando investigo que el Covid-19 proviene de los murciélagos y que entonces surgen las posiciones de que dicen que ‘se debería eliminar a estos animales’, no puedo dejar de pensar en la tuberculosis, que aterrizó en América Latina por la llegada de los españoles, y no por eso se pensó en la necesidad de extinguir a los españoles, siendo que nadie comprobó la necesidad de su existencia para mantener el equilibrio ecológico, como sí, está comprobado la necesidad del murciélago para el equilibrio del ecosistema y ésto claramente visibiliza el desprecio hacia los animales no humanos”, ejemplificó.
Ante este escenario, D’Arrigo remarcó que “hay que repensar nuestra creencia del antropocentrismo, del humano como centro del universo porque el resultado está en nuestros ojos y es comprobable por y para todos: encerrados con respiradores, y ellos, los ANH libres…y bienvenido que así sea”.