Este año, será recordado en el Congreso como aquel en que se discutió por primera vez el aborto legal. Sin embargo, también fue uno de los que registraron la menor cantidad de sesiones desde 2003 en la Cámara de Diputados. El contraste entre cantidad y calidad es la clave para leer el tercer año parlamentario de Cambiemos en la piel de oficialismo.
La Cámara baja se reunió 15 veces en 2018. Fueron cinco sesiones especiales, apenas dos ordinarias, cuatro informativas del jefe de Gabinete y tres del período extraordinario. Se realizaron además cuatro sesiones en minoría, que la oposición convocó para tratar proyectos sobre los “tarifazos”, el acuerdo con el FMI, la paritaria nacional docente y dos decretos del Poder Ejecutivo.
Si bien la marca fue baja, no fue la peor: las peores cifras se dieron en turnos electorales. En 2011 -año que marcó la continuidad de Cristina Kirchner en el poder- hubo solo 10 sesiones. En 2015, que concluyó con el triunfo de Mauricio Macri, se realizaron 11 reuniones. Y en 2009, post enfrentamiento entre los Kirchner y el campo, se llevaron a cabo 14 sesiones.
El pico de sesiones se registró en 2006 (hubo 53) y el promedio anual fue de 22.
Además, 2011 marcó un quiebre: fue cuando las sesiones especiales comenzaron a superar en cantidad a las sesiones de tablas. Con este recurso, el oficialismo de turno intentó monopolizar la agenda. Dos claros ejemplos sirven para graficar este fenómeno: en 2016, las sesiones especiales duplicaron a las de tablas; y en 2017 directamente no hubo ninguna de este tipo.
Otro indicador tiene que ver con la cantidad de sesiones en minoría, en las que la oposición no logró reunir el quórum para tratar ciertos temas. El registro fue variando a lo largo de los años: en 2005 se produjo el récord, con 20, y en 2015 no se realizó ninguna.
En contraste con la baja marca de 2018, Diputados marcó un hito al dar por primera vez el debate sobre la interrupción voluntaria del embarazo. La discusión, verdaderamente ejemplar, demandó en total cuatro meses: arrancó el 10 de abril con las exposiciones en la Cámara baja, y culminó el 9 de agosto con la votación del Senado, que resultó con 38 votos negativos, 31 positivos y dos abstenciones.
La apertura del debate hizo mella en el interbloque Cambiemos, donde la división entre “verdes” y “celestes” resquebrajó las relaciones. A ello se sumaron las fuertes diferencias de la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, con algunas medidas de la gestión de Macri, como los primeros aumentos de tarifas, y más recientemente, el protocolo para las fuerzas de seguridad. La diputada también tuvo chispazos con la UCR, en particular con su titular, Alfredo Cornejo.
La de aborto fue una de las dos sesiones de tablas que hubo en Diputados. La otra fue el 21 de marzo, cuando se aprobaron los tres proyectos de simplificación y desburocratización del Estado, que reproducían el “mega DNU” 27/18. El debate terminó el escándalo, pues Cambiemos se retiró del recinto a la hora de votar el rechazo al polémico decreto.
Otro de los debates álgidos del año fue en torno a los “tarifazos” en los servicios públicos. Tras un intento fallido donde faltó apenas un diputado para el quórum -todos los dardos apuntaron al salteño Alfredo Olmedo-, la oposición venció a Cambiemos y consiguió aprobar una iniciativa consensuada para frenar los aumentos. El Senado también dio el visto bueno, pero Macri vetó la ley en un abrir y cerrar de ojos.
También conllevó una intensa discusión el Presupuesto 2019. Cambiemos encaró trabajosos acuerdos con el peronismo “dialoguista” y los gobernadores de ese espacio para alzarse con la ley y una serie de proyectos complementarios, entre ellos la ratificación de la adenda al Pacto Fiscal, clave para las provincias.
El año terminó con un llamado a extraordinarias que no tuvo el éxito esperado para el Gobierno. Es que el Congreso no sancionó ninguna de las dos leyes que habían justificado la reapertura de los recintos: la ley contra los barrabravas, y la que regula el financiamiento de los partidos políticos. La primera solo fue aprobada en general en Diputados, mientras que la segunda no reunió consensos en el Senado. Casualidad o no, ambos proyectos fueron objetados por Carrió.
Fuente: Parlamentario