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Política
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Educación y neoliberalismo

Por Beatriz Chisleanschi, de Revista PPV, especial para AIM. La decisión del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y su ministra de Educación, Soledad Acuña, de volver a la presencialidad completa en todas las escuelas y niveles (excepto el superior o universitario) en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, vuelve a poner a la escuela en un campo de batalla.

Ante esta situación, los docentes, a través de sus organizaciones gremiales, alumnos y familias se oponen a lo establecido en el nuevo protocolo, el cual indica que la burbuja pasa a ser el curso o grado completo y el aislamiento de 1,5 metros sólo es entre burbujas, no al interior de ellas. Incluso, las conducciones de muchas escuelas elevaron pedidos para continuar con la presencialidad parcial y, hasta en algunos casos, docentes y familias solicitaron la redacción de protocolos que se adapten a las realidades de las diferentes escuelas.

Cuando la variable Delta se ha constituido en una amenaza y, tal como señaló el propio ministro de Salud de Caba, Fernán Quirós “la circulación comunitaria de la variante delta va a ocurrir en el corto plazo”, con muchos docentes con una sola dosis y alumnos sin ninguna, la presencialidad completa es una clara amenaza para el cuidado de la salud colectiva.

En medio de la movilización de la comunidad educativa toda que reclama, y denuncia, que no se ha invertido dinero en infraestructura, en tecnología ni siquiera en adquirir medidores de CO2 Covid para garantizar el tránsito por las escuelas con ciertos márgenes de seguridad, el periodista Martín Suárez dio a conocer, en una nota del 5 de agosto en el diario Tiempo Argentino “la importante suma de dinero que el jefe de gobierno porteño destinará a la educación privada bajo el título: Programa de “Apoyo Económico a la Primera Infancia” (la que) consiste básicamente en financiar a los jardines maternales privados, que contienen a bebés desde los 45 días de vida hasta niños y niñas de tres años de edad. Según le transmitieron a este medio fuentes de la cartera educativa que dirige Soledad Acuña “el objetivo de esta medida es `inyectar dinero en estas instituciones que se vieron muy afectadas por el confinamiento”.

“Para llevar adelante este Programa, el gobierno porteño gastará en el sector privado alrededor de 53 millones de pesos lo que permitirá bonificar, total o parcialmente, la cuota mensual en 125 jardines maternales privados que no reciben asistencia gubernamental.”

Más allá del pedido de informes que han elevado legisladores de la oposición al partido gobernante en Caba, cabe preguntarse si esta medida llama la atención. Si buceamos, o no tanto, en la raigambre del partido al que adhiere Horacio Rodríguez Larreta y la alianza de la que forma parte, que se intente beneficiar a la educación privada sin haber invertido nada en la pública y tener el presupuesto en educación más bajo del país, no debería sorprender.

El neoliberalismo y la destrucción de la escuela pública

La escuela pública, tal como hoy la conocemos, no nació de la nada, fue producto de muchas luchas que desembocaron en la conformación de un Estado Moderno que entendió la importancia de sistematizar y legalizar el acceso a la educación y darle el carácter de universal como factor imprescindible para el desarrollo de los pueblos.

Sin embargo, el neoliberalismo, hoy extendido en todo el mundo, nace y se desarrolla como un modelo económico-financiero-cultural que se opone a cualquier proyecto emancipador. Con el eje puesto en la reducción de los gastos de los estados, el modelo creado e ideado por Milton Fridman, no sólo busca ajustar los presupuestos destinados a la educación, sino, intervenir en las currículas educativas y en las políticas pedagógicas. Para ello, las pruebas Pisa o Aprender se han constituido en un instrumento excelente para denostar a los docentes y desprestigiar a la escuela pública, pruebas éstas recomendadas por el Banco Mundial.

En este sentido, es bueno recordar lo dicho por el ex presidente, Mauricio Macri en marzo del 2017 cuando se refirió a los resultados que arrojaron las Pruebas Aprender “La mitad de los chicos que hoy comienza la escuela pública en algún lugar de la Argentina, no termina (…) Cuatro de cada 10 del primario -sexto grado en escuela pública- no comprende textos y en la escuela privada son dos de cada 10. Marca otro problema de fondo, la terrible inequidad entre los que pueden ir a escuela privada y aquel que tiene que caer en la escuela pública”.

El neoliberalismo busca privatizar y, para ello no hay mejor argumento que todo lo privado es mejor. Su osadía es tal que, basándose en valores como la meritocracia, el emprendedurismo y el esfuerzo individual, dan vuelta la ecuación al punto de sostener que es precisamente la educación privada la garante de la igualdad y la equidad, cuando en realidad lo que busca es romper con los lazos solidarios y mantener una elite alejada de las clases populares para quien les espera una formación más ligada a la multifuncionalidad que a la especialización calificada.

“Para muestra basta un botón” dice un viejo dicho. Y el botón es el pensamiento de la actual candidata a diputada nacional por Caba en las internas de Juntos por el Cambio y ex gobernadora, María Eugenia Vidal cuando en un almuerzo organizado por el Rotary Club en el Hotel Sheraton en el año 2018, se refirió a la “prioridades equivocadas” del gobierno kirchnerista y se preguntó, casi a modo de sentencia “¿es de equidad que durante años hayamos poblado la provincia de Buenos Aires de universidades públicas cuando todos los que estamos acá sabemos que nadie que nace en la pobreza en la Argentina hoy llega a la universidad?”.

Volviendo a la pregunta que nos hacíamos inicialmente ¿llama la atención que el Jefe de Gobierno porteño destine dinero a los jardines de infantes privados cuando no ha hecho nada por la educación pública, ni siquiera para poder llevar adelante su objetivo de demostrar, en año electoral, que le importa la educación? ¿Sorprende que sea CABA la jurisdicción con el presupuesto educativo más bajo del país, el cual se redujo sistemáticamente desde que asumió Mauricio Macri al frente de este distrito a la fecha? De representar el 27,8 por ciento en el 2011 cayó al 22,2 por ciento en el 2015, al 18,5 por ciento en el 2017 y el histórico 17,3 por ciento en el 2021.

La respuesta es clara y contundente: no sorprende, ni llama la atención. Se trata sí, una vez más, de saber a qué intereses representan las distintas fuerzas políticas y donde harán eje cuando asuman la representación como gobernantes. Se trata de saber que “la mona, aunque se vista de seda, mona queda.”

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