Acicalado siempre bajo un terno de marca, el juez Sérgio Moro, quien condenó al expresidente brasileño Luis Inácio Lula da Silva, corrobora hoy con una impúdica decisión de que el engaño resulta una forma de talento.
Por lo visto Moro relegó sus explicativas aserciones de hace dos años, cuando dijo estar bien lejos de la política, y dio ahora el sí a la invitación del presidente electo, el ultraderechista Jair Bolsonaro, para que enero encabece el Ministerio de Justicia.
Muchos recuerdan que el magistrado de primera instancia en un tribunal de provincias en la sureña Curitiba declaró en noviembre de 2016 al diario O Estado de S. Paulo que 'jamás entraría en la política'.
Detalló en aquella ocasión que 'el mundo de la justicia y de la política no deben mezclarse'.
Con verbo firme, el graduado de Harvard reiteró que era un hombre de la justicia y no de la política.
'Soy un juez, estoy en otra realidad, otro tipo de trabajo, otro perfil. No existe jamás ese riesgo (de introducirme en la política)', acentuó al que muchos califican de oportunista y ahora desea ser ministro para 'implementar una fuerte agenda anticorrupción y anticrimen organizado'.
Al verse agredido por disimiles frentes, el juez, que parece ser actor y provoca reacciones de amor y odio entre los brasileños, respondió este martes a la prensa que 'no puedo decidir mi vida por una coartada falsa de persecución política'.
En este nuevo escenario, la defensa de Lula (2003-2011) presentó ante el Tribunal Supremo Federal un nuevo habeas corpus (recurso) en el que piden la puesta en libertad del exlíder obrero tras quedar en evidencia la parcialidad política de Moro.
Mediante un comunicado, los abogados del exmandatario explicaron que con esta acción buscan conseguir la nulidad del proceso y la libertad de su defendido, acusado de corrupción.
'Lula es víctima de una verdadera cacería judicial por parte de un agente togado que utilizó indebidamente expedientes jurídicos para perseguir políticamente a un ciudadano, buscando anular, una por una, sus libertades y derechos', indicaron los juristas defensores.
Recalcaron que 'el juez (Moro) actuó de forma política. Durante la campaña electoral mantuvo contacto con la cúpula del candidato Bolsonaro y durante ese período también estuvo frente al proceso contra Lula, quien hasta agosto lideraba las encuestas de intención de voto', rumbo a las presidenciales de octubre.
De manera inesperada y ante continuos reclamos, el Tribunal Supremo comunicó entonces que examinará una nueva solicitud de libertad, según determinó el juez instructor Edson Fachin.
Fachin, quien analiza los casos de la llamada Operación Lava Jato (investigación por corrupción llevada a cabo por la Policía Federal), rechazó anteriormente otros pedidos de los abogados del exjefe de Estado.
Sin embargo ahora requirió a la Fiscalía General del Estado que emita un fallo sobre el recurso de habeas corpus presentado por los defensores del exdirigente obrero.
El magistrado comunicó que llevará el caso a la segunda sala del tribunal, integrada por cinco magistrados.
Al quitarse Moro su careta, el reconocido periodista brasileño David Pontes resumió que su declarada abstinencia ya terminó y aceptó integrar la administración de Bolsonaro. 'Y así, lo que ayer era erotismo hoy es pornografía'.
Según Pontes, de manera simple, la diferencia entre el erotismo y la pornografía es que todo se trata de relaciones sexuales, pero mientras que en el primero ellas no son explícitas, antes sugeridas, en el segundo todo queda a la vista.
El comentarista político asegura que hace mucho que se sugería que la relación entre la conducción del proceso judicial Lava-Jato y el momento político 'tenía poco de inocente'.
Al final, insistió Pontes, fue Moro quien mandó a arrestar al candidato que lideraba los sondeos, Lula da Silva, lo cual facilitó, y mucho, la victoria de la extrema derecha.
Fue el mismo juez -prosigue el curtido analista-, que interrumpió vacaciones para evitar la liberación de Lula, el mismo que, en la última semana de la primera vuelta de las elecciones (7 de octubre), decidió autorizar la delación del exministro del Partido de los Trabajadores (PT) Antonio Palocci, la cual claramente afectaba la candidatura de Fernando Haddad.
Para los militantes del PT, puntualiza Pontes, 'hace mucho que esto era pornografía, pero para quienes todavía plantean esperanzas en el discernimiento de la justicia y en su papel positivo para desmontar el ciclo de la corrupción, esto podría ser una relación sin nexo, un flirtsem dolo (maquinación)'.
Bien lo definió Gleisi Lula Hoffmann, presidenta nacional del Partido de los Trabajadores: 'La estafa del siglo! Juez Sergio Moro será ministro de Justicia del gobierno de Jair Bolsonaro, quien solo consiguió elegirse porque Lula fue injustamente condenado y impedido de participar en las elecciones'.
Por Osvaldo Cardosa Samón, para Prensa Latina