Muy recientemente se volvió a difundir en algunos medios de comunicación acerca del Síndrome de Alienación Parental (SAP), lo que produciría severas afectaciones a los derechos consagrados de niños, niñas y adolescentes, advirtieron desde la secretaría nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, del ministerio de Desarrollo Social. “Junto a un conjunto de funcionarios y especialistas del campo de las infancias entendemos necesario hacer algunas aclaraciones y puntualizaciones para difundirlas a la opinión pública”, indicó a AIM el referente José Machaín.
El denominado SAP (promovido por una corriente de la psiquiatría norteamericana a partir de mediados de los años 80’) postula que el incremento de las denuncias de niños por violencia y abuso es el resultado de un adoctrinamiento por parte de un adulto vengativo que manipula a un niño o niña.
Mediante el Síndrome se pretende colocar un manto de sospecha sobre los dichos de niños o niñas que declaran ser víctimas de violencias, alegando falsamente que los mismos no hacen más que repetir discursos inculcados por otra persona adulta –generalmente la madre- que le habría “metido en la cabeza” que tiene que acusar falsamente al otro adulto. Desde este argumento, todos, o la inmensa mayoría, de las niñas y niños actuarían manipulados, y las mamás serían manipuladoras inescrupulosas.
Sin embargo, “ningún organismo especializado, ni a nivel local ni a nivel internacional, reconoce valor científico al SAP y muchas asociaciones profesionales -la Federación de Psicólogos de la República Argentina o el Colegio de Trabajadores Sociales de la Provincia de Buenos Aires, por ejemplo- así como especialistas y referentes del campo de las infancias, han denunciado las graves violaciones a los derechos de niños y niñas que conllevan la decisiones administrativas y judiciales que se inspiran en el citado Síndrome”, advirtieron desde la secretaría nacional de Niñez, en un informe al que tuvo acceso AIM.
Cuando el SAP inspira las pericias técnicas o las decisiones de los funcionarios o jueces, “se violenta ostensiblemente el derecho de chicos y chicas a ser escuchados, como lo prescribe la Convención y la Ley N°26.061; se los estigmatiza como “fabuladores”, y se niega su condición de sujetos de derecho. Pero, además, se los y las priva de medidas de protección contra el abuso y las violencias, se los expone a ser revictimizados, y se los fuerza a revinculaciones forzosas”, agrega el documento.
Consecuentemente, “la recurrencia al SAP amplía las posibilidades de que los autores de graves delitos aseguren su impunidad. Y las madres de esos chicos y chicas son inescrupulosamente demonizadas. No hay motivo, causa o fundamento para dejar de escuchar atenta y cuidadamente el decir de niños, niñas y adolescentes. No pueden menospreciarse, descalificarse sus expresiones atendiendo a rotulaciones (SAP) que patologizan y que, además, no cuentan con sustento teórico”.
El SAP –acuñado por Richard Gardner- “atenta entonces contra los derechos de las infancias, no solo en su descripción conceptual, sino también en el tratamiento que el supuesto síndrome propone”.
Los funcionarios y especialistas alertan sobre lo perjudicial que resulta para los derechos de niños y niñas víctimas de graves atropellos que se presente al “Síndrome de Alienación Parental” como “una teoría seria, científica, validada por expertos. Este argumento, sin sustento académico o de especialistas, es aún más preocupante si se lo hace desde ámbitos con capacidad de influir en la opinión pública. Las y los abajo firmantes solicitamos, en consecuencia, se aborde la cuestión con seriedad, rigor y profundidad”.
Desde la aprobación y progresiva implementación de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) se produjo un importante cambio en las relaciones jurídicas entre los niños y niñas y el mundo adulto, que tuvo trascendencia en diferentes dimensiones de la vida social.
Esos principios de la CDN –presentes en la Ley 26.061- junto a nuevos avances en otras disciplinas sociales, fueron incidiendo en una progresiva mayor apertura de investigaciones, de aplicación de medidas de protección a niños y niñas víctimas de abusos y otras violencias, y de imposición de sanciones a los autores.
“La escucha a los niños y niñas víctimas y la decisión de no tolerar violaciones graves de derechos en los ámbitos familiares fueron determinantes en ese proceso”, dice el informe al que accedió AIM.
El llamado Síndrome, que se difundió en algunos medios recientemente- “es una falacia carente de rigor científico a la que se recurre para limitar, obturar o deslegitimar el avance en la protección de derechos de niños y niñas víctimas. Generalmente invocan el SAP, en especial en ámbitos judiciales, varones adultos acusados de violencias graves y/o abusos sexuales en perjuicio de sus hijos o hijas menores de edad”.
La referencia es al programa “Fantino a la tarde”, que se emite por el canal América TV, donde se habló del aumento de los casos de este supuesto síndrome como un efecto colateral de las medidas de aislamiento por la pandemia de Covid-19, dando crédito a una figura inexistente que suelen invocar los acusados de abuso intrafamiliar, para invalidar los relatos del niño, en casos de abuso sexual y otro tipo de abusos sufridos en la infancia/adolescencia.