“En un enero con un calor bien presente es importante reflexionar acerca del arbolado urbano y cómo se ha convertido en un actor central frente al cambio climático y el aumento de la temperatura global”, dijo a AIM el director ejecutivo de Eco Urbano, Horacio Enríquez.
Señaló que: “Es un tema central para pensar las ciudades que vienen, para pensar estrategias y políticas públicas que pongan al arbolado, como decía María Lourdes Cura, un ser vivo que se convierte en un servidor público, de la salud pública, por el que no pagamos impuestos. Valorarlo es un desafío de época, lograr que la comunidad valorice y entienda las funciones y la contribución que tiene para nuestra calidad de vida es fundamental”.
Enríquez analizó que: “Frente a este calor tan presente que nos interpela, entender que los árboles nos ayudan a regulan la temperatura del microclima en el espacio local, reducen con su sombra el calor, nos permiten hacer un ahorro del consumo de energía cuando queremos tener el espacio fresco, mitigan el efecto en las ciudades de las islas de calor que se producen en calles como Urquiza y Buenos Aires, pleno centro, con toda la emisión de gases, además del cemento que absorbe durante todo el día el calor solar”.
Resaltó el ambientalista: “El arbolado hoy es considerado parte fundamental de la infraestructura pública en materia de salud. Las contribuciones que hacen los árboles en la ciudad son enormes para nuestra calidad de vida, donde hay un arbolado de alineación reducen el ruido del transporte urbano, de las obras en construcción, de la música cuando está demasiado fuerte”.
Sobre la reinauguración del Paseo Jardín en Paraná destacó: “Nos parece una muy buena decisión, que fortalece y habilita un espacio hoy que las grandes ciudades del mundo hablan de baños de bosques, de gente que va a esos espacios públicos a descansar, relajarse, estar en armonía. Es una de las contribuciones que nos dan los espacios verdes y el hábitat de biodiversidad que muchas veces no entendemos la importancia de todo lo que hace a los pájaros, insectos, que habitan los árboles y que interactúan con otros seres vivos generando diversidad”.
Los árboles cumplen un triple desafío, explicó Enríquez, “mitigan los gases porque absorben en su crecimiento; nos permiten adaptarnos a los cambios de clima; como así también ayudan a minimizar el impacto de lluvias torrenciales, logrando con sus copas, hojas y ramas relentizar el escurrimiento, reduciendo los riesgos que tienen este tipo de lluvias”.
“En nuestro recorrido como organización ambientalista de más de 30 años, acompañamos y asesoramos a municipios como en el caso de Cerrito, con programas innovadores que generan cultura del cuidado del arbolado, como puede ser el árbol del niño recién nacido, por el cual las familias que reciben un hijo se comprometen plantando para ese gurí un árbol; el trabajo que viene haciendo San Benito en articulación con la Uader para el fortalecimiento del arbolado y espacios verdes de la comunidad; la experiencia de los bosques comestibles, saludables, que viene llevando adelante el municipio de Ramírez en alianza y con apoyo de organizaciones de la comunidad como Eco Ramírez; la inclusión que están haciendo los municipios de producción y viveros para fortalecer y reforestar el arbolado urbano”, señaló.
En el caso particular de Paraná, “nos caracteriza un arbolado hermoso, con un Parque Urquiza que nos distingue; también tenemos los humedales del oeste, las mismas islas del Paraná. Es fundamental que las políticas incluyan sobre todo la sensibilización de la comunidad; por un lado la capacitación fuerte y transversal de todas las áreas para entenderlo como tema cultural, de salud, ambiental, y avanzar en este desafío de época para entender que también el árbol es un sujeto de derecho que se ha convertido en un actor fundamental para encarar los escenarios de la crisis climática, de las olas de calor”.
Desde Eco Urbano, “si bien hace muchos años trabajamos en la promoción del cuidado y la valorización del arbolado, en estos últimos años hemos podido sistematizar esos saberes y estamos poniendo a consideración un curso sobre arbolado urbano; es un trabajo que lideró el técnico en Jardinería de la Uner Joaquín Ramallo, estudiante avanzado de biodiversidad en la UNL. Hemos ido sistematizando todas las experiencias que hemos tenido en todo el recorrido de nuestra organización porque estamos convencidos que más que nunca, así como hay otros temas en la ciudad que son desafíos para pensar la salud ambiental, el cuidado y políticas de Estado de mediano y largo plazo que valoricen y fortalezcan el arbolado urbano nos parecen centrales. Este año vamos a trabajar fuertemente esta propuesta de capacitación y formación en gestión del arbolado urbano”, concluyó Enríquez.